A
 un año del golpe que encabezó contra Dilma Rousseff, Michel Temer se 
balancea sobre la tela de una araña tras la difusión del audio que lo 
compromete con pagos a otro de sus socios en el golpe y la decisión del 
Tribunal Supremo de investigarlo. Temer aseguró que no renunciará, pero 
miles de brasileños salieron a las calles a exigir que se vaya y a pedir
 elecciones directas ya. Hoy el problema no es su salida, sino quién y 
cómo se lo sustituye.
El Tribunal Supremo Federal (TSF) de Brasil 
abrió este jueves una investigación contra el presidente de facto por 
obstrucción de la justicia, con base en una grabación en la que el 
mandatario supuestamente da el aval para que un empresario compre el 
silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, 
operador de la destitución de la ex presidenta constitucional Dilma 
Rousseff.
La grabación fue difundida por el multimedia oligopólico Globo, mentor y, al mismo tiempo, gestor del golpe
En
 capitales estatales y localidades a lo largo de 23 de los 26 estados 
(además del Distrito Federal) del país, se llevaron a cabo 
movilizaciones para exigir que se convoque a elecciones presidenciales 
ya, horas después de que al estallar el escándalo se presentaron al 
menos cuatro solicitudes de impeachment (juicio político) contra Temer, 
quien asumió el gobierno el 12 de mayo de 2016, cuando comenzó el 
proceso contra Rousseff.
El expresidente Fernando Henrique Cardoso
 –considerado como el autor intelectual del golpe 
juidicial-policial-parlamentario contra Dilma-, la cadena Globo y 
legisladores conservadores manifestaron su respaldo a la realización de 
elecciones indirectas para elegir al sucesor del actual gobernante y 
concluir el mandato el 31 de diciembre de 2018. Si lograran ese objetivo
 no sería otra cosa la prolongación del golpe a través de la 
proscripción de más de unos 120 millones de brasileños empadronados en 
el colegio electoral.
Los analistas nacionales internacionales 
coinciden en que haya o no elecciones directas depende, en buena medida 
de las movilizaciones del próximo domingo, para exigir elecciones 
inmediatas y definir un plan de emergencia popular, que muy posiblemente
 serán masivas.
“El gobierno se acabó”, sintetizó Alberto Goldman,
 vicepresidente del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) que 
hasta el miércoles era una de las dos fuerzas centrales de la coalición 
encabezada por el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de 
Temer. Cardoso, líder del PSDB, recomendó la renuncia de Temer.
Hasta
 la semana pasada la banca privada nacional y extranjera, y los fondos 
buitres eran fiadores del gobierno de facto, luego que éste les aseguró 
desmontar el sistema previsional y la legislación laboral. Hoy, el 
senador socialdemócrata Ricardo Ferraco, a cargo de la reforma laboral, 
anunció que el proyecto dejó de ser prioridad, y otro tanto ocurrirá con
 el jubilatorio que ni siquiera fue aprobado en Diputados.
Haciendo
 equilibrio en su tela de araña, Temer, convertido en presidente tras la
 destitución de su antecesora el 31 de agosto pasado, dijo en un 
discurso televisado que no renunciará. Ahora, el poder fáctico se 
apresura en construir una alternativa a Temer. La forma en que va a 
salir se decidirá en las próximas horas o días: renuncia, si lo juzgan 
en el Supremo Tribunal Electoral o incluso si aceleran los pedidos de 
juicio político que entraron en el Congreso
“Remover a la 
presidenta elegida democráticamente en nombre del combate a la 
criminalidad era una farsa, precisamente porque encumbraría a las 
facciones más corruptas, a los criminales más ocultos y a los bandidos, y
 les daría el control sobre el país sin haber ganado elecciones”, señaló
 el estadounidense Glenn Greenwald en su portal The Intercept.
Pruebas
 materiales irrefutables comprueban la naturaleza corrupta de la 
coalición de fuerzas que se ha apoderado del gobierno e imponen una 
agenda de reformas antipopulares, antinacionales y antidemocráticas, 
afirmó el PT en un comunicado. Agregó que el gobierno de Temer recurrió a
 las más nefastas prácticas para implementar las reformas, como sobornos
 y malversación de recursos públicos.
¿A quién en lugar de Temer?
Según
 la Constitución, si el presidente es depuesto, quien lo sustituye es el
 presidente de la Cámara, después el del Senado y por último el 
presidente del Supremo Tribunal Federal (STF).
Pero el actual 
presidente de la Cámara, Rodrigo Maia (DEM), está siendo investigado por
 sobornos de 110 mil dólares en un proceso abierto por el magistrado del
 STF Edson Fachin a partir de la delación realizada por ejecutivos de la
 empresa Odebrecht en el ámbito de la operación Lava Jato.
Lo 
mismo ocurre con el actual presidente del Senado, Eunício Olivieira 
(PMDB), quién asumió el cargo el primero de febrero, y que aparece 
mencionado en tres delaciones de la operación Lava Jato.
Según el 
abogado y miembro de la Consulta Popular Ricardo Gebrim, si eso 
acontece, el Supremo Tribunal federal puede impedir que sean parte de la
 línea sucesoria, así como se hizo con el ex presidente del Senado Renan
 Calheiros (PMDB) el 7 de diciembre; lo mantuvo en la presidencia pero 
negándole la posibilidad de sustituir a Temer.
Quien tiene buenas 
posibilidades de asumir interinamente la presidencia es la titular del 
STF, Carmen Lucia quien debería convoca a elecciones indirectas en un 
plazo de 30 días. O sea, quien elegiría el sustituto de Temer sería el 
Congreso Nacional, de acuerdo a lo previsto por el artículo 81 de la 
Constitución para casos en los que el presidente o el vice abandonan el 
cargo tras dos años de mandato.
La realidad es que hoy, el poder 
fáctico, el campo golpista aparece dividido. En el golpe de 1964, y en 
el período de gobierno de Cardoso de 1994, la burguesía estaba unida, 
tenía un comando único, un proyecto de país y una retaguardia importante
 en el capital estadounidense. Hoy carece de un proyecto de país y 
perdió la retaguardia estadounidense (se alineaban con Hilary Clinton), y
 pelean por salvaguardar, cada uno, sus intereses económicos y 
financieros particulares. Para Gebrim, la delación de O Globo es parte 
de un guion sospechoso. Recuerda que Cármen Lúcia se reunió a puertas 
cerradas el día 9 con un grupo de 13 empresarios, tres de ellos miembros
 del Consejo de Desarrollo Económico y Social, conocido como 
“Conselhão”, formado en noviembre del año pasado por Temer. Son 
empresarios de bancos, telecomunicaciones, hoteles, compañías aéreas, 
inmobiliarias, del papel y la celulosa. “Probablemente Cármen Lúcia ya 
sabía de esta grabación cuando se reunió con el PBI brasileño la semana 
pasada”, indicó Gebrim.
En el “Conselhão” participaron Chieko 
Aoki, presidente de la red Blue Tree Hotels; Luiza Trajano, dueña de la 
red Magazine Luiza; y Pedro Wongtschowski, presidente del Instituto de 
Estudios para el Desarrollo Industrial (Iedi). Los otros participantes 
fueron Betania Tanure, consultora de BTA; Candido Bracher, presidente 
del Itaú Unibanco; Carlos Schroder, director-general de la Red Globo; 
Décio da Silva, presidente del consejo de la WEG; Flavio Rocha, dueño de
 las tiendas Riachuelo; Jefferson de Paula, CEO de ArcelorMittal; Paulo 
Kakinoff, presidente de la empresa de aviación Gol; Rubens Menin, 
fundador y presidente del consejo de administración de la MRV 
Ingeniería; Walter Schalka, presidente de Suzano Papel y Celulosa; e 
Wilson Ferreira, presidente de la Eletrobras.
El poder fáctico y 
golpista insiste en elecciones indirectas, en las que cualquier partido 
puede presentar su candidato dentro del plazo legal establecido, para 
ser votado por los diputados y senadores federales. Simultáneamente, la 
oposición dentro del Congreso (PT, PC do B, PSOl, PDT, y PSB), tramita 
una propuesta de enmienda constitucional que propone elecciones directas
 inmediatamente.
La catedrática Carol Proner, de la Universidad 
Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), insiste en que “la transición para el 
Estado Democrático de Derecho debe ser hecha por los legítimos 
perjudicados, que son los trabajadores y los movimientos sociales, y no 
por un nuevo golpe. La población está atenta, con mucha cautela”, 
señaló.
Conscientes de las dificultades, la Central de Movimientos
 Populares, el Frente Brasil Popular y el Frente Pueblo sin Miedo, 
apuestan al crecimiento de la propuesta de “Directas ya”: “Defendemos 
que se cambie la Constitución con carácter de urgencia y que no se hagan
 elecciones indirectas”, afirmó Raimundo Bonfim, coordinador general de 
la CMP.
Joao Pedro Stedile, coordinador del Movimiento de 
Trabajadores sin Tierra señaló que el plan del Frente Brasil Popular es 
primero, bajar a los golpistas y suspender todas las medidas 
legislativas que vienen tomando contra el pueblo, para luego tener un 
gobierno de transición, que convoque a elecciones presidenciales para 
octubre de 2017, y que se discuta una forma de tener una reforma 
política inmediata, que garantice la voluntad del pueblo, y se elija un 
nuevo Congreso.
Otro punto, añade Stedile, es que el nuevo 
gobierno asuma el compromiso, ya en su campaña, de convocar una Asamblea
 Constituyente exclusiva para construir un nuevo modelo democrático de 
régimen político-electoral en el país.
De forma paralela, los 
movimientos populares están construyendo un “Plan Popular de 
Emergencia”, que incluye más de 70 medidas que el gobierno de transición
 y el nuevo gobierno deberían implementar para sacar al país de la 
crisis económica, social y política.
La última crisis confirma que
 los golpistas carecen de comando único, divididos entre el poder 
económico (representado por Meirelles, el ministro de Hacienda, los 
grandes empresarios como los Batistas de JBS); el grupo del PMDB que 
manejan las leyes (el líder del gobierno en el senado Romero Jucá, el 
ministro de la Casa Civil Eliseu Padilha, el jefe de la Secretaría 
General de la Presidencia, Moreira Franco), y un grupo ideológico 
compuesto por Globo, y el Poder Judicial, con muchas contradicciones 
entre ellos.
Es por eso que tampoco tienen claro ahora a quién 
colocar en lugar de Temer y darle credibilidad a un gobierno de 
transición, mientras tratan de que no se desborde la movilización 
popular en las calles (¿quizá con mayor represión?). Su primera labor 
parece ser invisibilizar al expresidente Lula da Silva, quien lidera 
todos los sondeos. Pero no logran “inventar” un nuevo Collor de Mello o 
un Fernando Henrique Cardoso mientras Temer se balancea en su tela de 
araña.
Juraima Almeida
Investigadora brasileña, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
 

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