Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
 El presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante una conferencia de 
prensa en el contexto de la reunión cumbre entre su país y la Asean, el 
viernes pasado en la ciudad rusa de Sochi, a orillas del mar Negro
Antecedentes: los 
intentos aislados, desordenados y descoordinados por cesar la 
dependencia global al control hegemónico comercial del crudo en las 
plazas de Nueva York y Londres, así como su unilateral cotización 
concomitante en dólares, han sido sofocados hasta ahora en forma exitosa
 por EU y su apéndice británico.
Por ahora quedó en el olvido –quizá como parte del arreglo exitoso 
entre EU e Irán– el proyectado lanzamiento de una bolsa iraní en la isla
 de Kish en el golfo Pérsico (ttp://goo.gl/8BhHmV) que se quedó en una inexplicable 
primera faseinoperante (http://goo.gl/jk6wVN).
La rebelión en la granja de las entidades medio orientales que osaron
 intentar desprenderse de la dependencia energética del control de EU ha
 sido sofocada con fuego y sangre, lo cual llevó al ahorcamiento del 
mandatario iraquí Saddam Hussein, quien tuvo la osadía de desear la 
cotización del petróleo en euros en lugar de dólares, y la sodomización 
(literal) del mandatario libio Muamar Khadafi, quien se atrevió a 
proyectar el lanzamiento del 
dinar-oro, sin contar el estruendoso fracaso del fallido lanzamiento del gulfo, la divisa común de las petromonarquías árabes (http://goo.gl/UZ6XUc).
Con un alto riesgo a su seguridad, Irán y Venezuela, miembros de la 
agónica OPEP, reclaman desde hace buen tiempo –en forma temeraria al 
confrontar el supremacismo energético anglosajón– cotizar la 
comercialización del petróleo en otras divisas ajenas al control del 
dólar estadunidense.
Hechos: desde hace 10 años ya había advertido que Rusia cocinaba la 
idea de lanzar su bolsa petrolera que ahora cobra un inusitado vigor 
mediante el San Petersburg International Mercantile Exchange (Spimex).
La novedad radica en que su sede será nada menos que San Petersburgo, la mirífica ciudad más 
occidentalde Rusia y sitio natal del grupo que gobierna hoy el Kremlin (Putin, Medvedev, Patrushev, Sechin, etcétera).
En forma interesante, el mandamás de Spimex es nada menos que Igor Sechin (http://goo.gl/NwFVIh), quien ha sentenciado la 
muerte de la OPEP, víctima sobre todo de la viciosa confrontación entre Irán y Arabia Saudita (http://goo.gl/VlT7EZ).
En su ya célebre entrevista a la agencia británica Reuters, Sechin, muy cercano al zar Vlady Putin, arguye el fin de la influencia de la OPEP en el mercado petrolero y exhorta que 
Rusia debe abandonar la esperanza que los precios puedan ser fijados por fuerzas diferentes al requilibrio del mercado, cuando “ahora los factores cruciales que influyen el mercado son las finanzas (¡supersic!), la tecnología y la regulación. Podemos ver esto con el ejemplo del petróleo de esquisto ( shale oil) que se volvió una poderosa herramienta de influencia en el mercado global (http://goo.gl/7SLozE)”.
Hoy, mediante la bolsa petrolera Spimex, Rusia pretende competir con 
el duopolio anglosajón del Nymex y el IPE, con sedes en Nueva York y 
Londres respectivamente: ambas sedes propiedades catastrales del binomio
 energético-bancario de las trasnacionales estadunidenses y británicas.
Eduard Gismatullin, de Bloomberg, comenta que 
Putin implementa su sueño de hace una década con la cotización del propio petróleo de Rusiaque
tiene la esperanza de acabar con la dependencia de la evaluación de las agencias occidentalescuando le
será otorgado a los mercaderes foráneos acceso directoa Spimex. El objetivo consiste cesar la cotización del oro negro en dólares estadunidenses, que se realzará en rublos, además de “incrementar los ingresos del crudo en la variedad de los Urales al desconectar el mecanismo de fijación de precios mediante el “punto de referencia ( benchmark)” del petróleo de la variedad Brent del mar del Norte, el más usado del mundo.
Por cierto, el petróleo del mar del Norte se encuentra en franco declive frente a la pletórica variedad de los Urales.
Gismatullin rememora los 
esfuerzos previosde China –que con Rusia intenta cambiar la cotización global del crudo– quien compite con EU como el mayor importador de petróleo y quien
ha dilapidado dos décadas (sic) intentando introducir sus propios contratos futuros de petróleo, esperados para este año.
La cotización de los contratos de futuros de petróleo de China en la 
plaza de Shanghái sería en su ascendente divisa, el renminbi/yuan que se
 internacionaliza en forma gradual.
Rusia –que conste, una superpotencia nuclear– se queja del exagerado descuento que le asestan los 
mercadosanglosajones a la variedad del crudo ruso de los Urales frente a los mejores precios que descuelga la variedad del mar del Norte
evaluadapor la agencia Platts, con sede en Londres y filial de Mc-Graw Hill Financial, dueña de la sesgada
calificadoraStandard and Poor’s: ¡Todo queda en famiglia!
Los tentáculos de Platts/Mc-Graw Hill Financial/Standard and Poor’s 
son perturbadores: desde el griego-británico-estadunidense John 
Negroponte, zar del espionaje de EU, hasta el itamita Pedro Aspe, arquitecto de la entrega del petróleo mexicano. Mejor aquí me detengo.
Gismatullin aduce que la bolsa Spimex mejoraría la cotización del crudo ruso y 
ayudaría a las empresas domésticas a generar ingresos adicionales en su comercialización.
Conclusión: no faltan 
analistasinteresados, muy dependientes de los mercados anglosajones competidores en Nymex y el IPE (Londres), como Eugene Lindell, de JBC Energy Gmbh (con sede en Viena), quienes expresan su temor sobre el
alto grado de involucramiento del gobierno ruso en el sector petrolero, lo cual pondría en tela de juicio los alcances de Spimex para
un mejor marco de referencia comercialde parte de
algunos mercaderes bursátiles.
Hace 10 años, el Nymex ya había intentado colocar los contratos a 
futuros del crudo ruso, lo cual resultó infructuoso debido a su 
impopularidadentre los mercaderes bursátiles adiestrados operativa e ideológicamente en la plaza de Nueva York.
Con la poderosa cobertura militar y de su élite gubernamental, hoy el
 Kremlin intenta ponderar su suerte mercantil de su crudo (la variedad 
de los Urales) en la plaza de San Petersburgo para abrir una temeraria 
bolsa petrolera, que al parecer cuenta con la subrepticia bendición 
china de la plaza de Shanghái, y así competir con el mercado 
discrecional de Nueva York y Londres que cotizan el petróleo ajeno a su 
antojo geopolítico y geofinanciero, más que libremente 
comercial.
Su efecto, en caso de ser positivo, tendría profundas repercusiones 
también en las cotizaciones tanto del dólar estadunidense –que cesaría 
su legendaria cuan perniciosa hegemonía sobre el control 
mercantil/financiero del mercado petrolero global a los dos lados del 
Atlántico norte desde Nueva York hasta la City (Londres)– como del 
rublo, la alicaída divisa rusa tan vapuleada desde el reciente desplome 
artificial y anómalo del oro negro, que detendría su caída libre para 
empezar a gozar de mayor aceptación en los 
mercados.
La suerte del rublo está impregnada en el crudo ruso que también está
 correlativa y proporcionalmente vinculado a la fortaleza de la divisa 
rusa: ambos se retroalimentan en forma positiva y bidireccional frente a
 la asfixiante hegemonía del superdólar estadunidense.
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