|  Por Stella Calloni* 
 Buenos
 Aires (PL) En el marco de una embestida imperial contra los países que 
han cometido la "osadía" de desafiar la dependencia y la sumisión 
neocolonial en América Latina, con un proceso de integración 
emancipatoria nunca vivido antes en nuestra región, Estados Unidos 
redobló su guerra contrainsurgente contra el presidente Evo Morales y su
 equipo de gobierno, intensificando el terrorismo mediático y 
desarrollando acciones violentas, que han dejado varias víctimas en las 
últimas horas.
 Desde que Morales era dirigente sindical estuvo en la mira de la CIA y 
de la DEA estadounidense, como se comprobó cuando le impidieron ocupar 
su lugar en el Congreso, como diputado elegido en 1997 con más del 70 
por cieno de los votos.
 
 También antes de llegar a la presidencia
 se intentó asesinarlo en varios momentos y luego como presidente, todo 
lo cual está documentado incluso en Wikileaks.
 
 El 'pasado 11 de 
enero Evo Morales, denunció que "el sueño de la Patria Grande, 
integración y complementariedad comercial que abanderan los gobiernos 
progresistas, ha sido blanco de agresiones políticas, económicas e 
inclusive militares por potencias hegemónicas neoliberales".
 
 Pero también advirtió sobre la construcción política que hizo posible la
 unidad regional a pesar de la diversidad, lo que hará difícil el camino
 de los depredadores imperiales, que se han lanzado a "reconquistar" su 
"patio trasero" como lobos hambrientos.
 
 La nueva situación 
creada por el ataque simultáneo de Estados Unidos contra varios 
gobiernos latinoamericanos, valiéndose de su poderosa red de Fundaciones
 y organizaciones No gubernamentales (ONG), va encontrando respuestas 
diferentes.
 
 En todos los casos se advierte que durante estos 
últimos años los pueblos han acumulado experiencias-sin olvidar que 
fueron los artífices de los cambios producidos, mediante la rebelión 
antineoliberal que se tomó las calles y carreteras de América Latina, en
 el final de los años 90 y principios de este siglo XXI.
 
 Pero 
también la movilización popular en defensa de cada derecho recuperado 
fue la tónica que marcó a fuego estos años y se hizo evidente en la 
cantidad de golpes -como Venezuela 2002 y otros- que EE.UU no pudo 
concretar..
 
 Lo que podría ser un giro "normal" en el proceso 
electoral, como el triunfo del derechista Mauricio Macri en Argentina, 
que terminó con 12 años de gobierno, comenzado en 2003 por el (ya 
fallecido) presidente Néstor Kirchner y continuado por su esposa, 
Cristina Fernández de Kirchner en 2007, reelegida con un porcentaje de 
más del 54 por ciento en 2011, no lo es cuando la injerencia de la 
potencia hegemónica del mundo incide sobre la voluntad popular en 
combinación perfecta con los medios masivos de desinformación.
 
 En Venezuela el pasado 6 de diciembre de 2015 la oposición cohesionada, 
sostenida y, financiada por Estados Unidos ganó las elecciones 
legislativas después de perder en 16 consultas electorales (en 17 años)a
 manos del fallecido presidente Hugo Chávez Frías (1999-2013), y de sus 
seguidores y continuadores.
 
 En Venezuela desde el fracaso del 
golpe contra Chávez en 2002 Estados Unidos intentó una serie de acciones
 golpistas recrudecidas en violencia y guerra sucia, con 
desabastecimiento incluido, atentados, sabotajes, asesinatos a manos de 
paramilitares colombianos, en los tres últimos años.
 
 En el marco
 de esa guerra que afectó parte de las grandes conquistas logradas por 
Venezuela y reconocidas en el mundo. es que se dio esta derrota 
legislativa, que intenta asestar un golpe "congresional" al presidente 
Nicolás Maduro.
 
 Lo cierto es que hay distinguir entre una lucha 
electoral contra una derecha local, como sucedía en otros tiempos a lo 
que sucede hoy: un enfrentamiento directo entre los proyectos de 
Washington y nuestros gobiernos. En cada elección en América Latina, el 
opositor real es Estados Unidos y su proyecto de recolonización.
 
 Esto no se puede ignorar, No es ni siquiera contra la "oligarquía local" de otros tiempos, que se está luchando hoy.
 
 Lo que se enfrenta es la derecha más mediocre, atrasada, burda, y 
amoral que haya existido, ya que todo su andamiaje está creado desde 
afuera, las coaliciones son preparadas por EE.UU y financiadas y 
manipuladas hasta extremos inconcebibles.
 
 Esto es evidente 
observando el gobierno de Mauricio Macri en Argentina, que ha colocado 
en cada ministerio a funcionarios que pertenecen a Fundaciones 
norteamericanas y por supuesto a empresas y bancos del poder.
 
 En
 estas condiciones los "presidentes" aparecen como un mascarón de proa, 
con la misión de cumplir los mandatos externos, como es evidente en 
Argentina. El propio Macri, es de la Fundación Pensar, ligada con sus 
similares en los nidos de la derecha internacional. Su dependencia de 
Fundaciones como la National Endowment Foundation (NED), la USAID, 
(Agencia Internacional para el Desarrollo) Los Institutos Republicano y 
Demócrata internacionales, Heritage y otras es abierta y definida.
 
 Los millones de dólares invertidos por Estados Unido en estos últimos 
tiempos para incidir en los procesos electorales, actúan con efecto 
"disuasorio" sobre una población, que a su vez está siendo bombardeada 
diariamente por entretenimientos vulgares, pero temiblemente efectivos 
en un proceso de desconcientización colectiva, de "recolonización 
cultural" que permite avanzar en las acciones injerencistas y 
devastadoras, que se nos aplica.
 
 Nuestras elecciones actuales se
 deciden en una mesa en las oficinas del Pentágono y la CIA. No 
necesitan candidatos presidenciales inteligentes, con ideas propias, 
sino presidentes de "paja", gerentes coloniales.
 
 No nos 
equivoquemos de adversario en lo electoral. Las elecciones actuales 
están ya en el mapa de "la guerra de Baja Intensidad". Desde hace dos 
siglos bajo el control de Washington se suceden gobiernos bajo su órbita
 en una supuesta fórmula de "acabada" democracia.
 
 Cuando algún 
presidente desafió, incluso mínimamente, ese poder fue sacado del medio,
 bajo los consabidos golpes o intervenciones militares. Así se escribió 
la historia de la dependencia. Pero en este siglo se logró avanzar en el
 mayor proyecto de unidad continental, incluyendo a Cuba, el faro de 
América.
 
 El imperio a su vez para no "tener tantas sorpresas" 
planificó y ejecutó la invasión de las famosas Fundaciones, que les ha 
permitido introducirse en cada hogar latinoamericano, en un plan 
predeterminado, que el ministro de Adolf Hitler, el inefable Joseph 
Goebbels, ni siquiera imaginó en el esplendor del nazismo en los años 
40.
 
 Esa es nuestra realidad. Washington no puede permitir que 
este proyecto emancipatorio del siglo XXI, se consolide, porque es el 
mayor desafío que se le ha presentado.
 
 Durante los últimos 200 
años nos confinaron a las "democracias" ficticias y falsas, democracias 
de la dependencia en las que se sucedían presidentes, en el marco de un 
"bipartidismo" necesario para sus objetivos. Ahora gobiernos y pueblos 
desafiantes intentan rescatar el abusado término de la "democraciaâ�ó" 
para convertirlo en realidad, lo que significa una enorme transformación
 política, social, económica y cultural, liberadora, Ante esto , 
Washington ha decidido tomar en sus manos la revancha, para demoler las 
resistencias posibles.
 
 De eso se trata. Y de aplicar a fondo los
 esquemas de contrainsurgencia que van acumulando experiencias desde los
 años 60. Dialécticamente los van modificando y modernizando, si es que 
se puede modernizar el terrorismo que nos aplican en diversas formas.
 
 SOMBRAS SOBRE BOLIVIA
 
 Lo
 estamos viendo ahora en Bolivia, y no se trata de un fin de ciclo, como
 se apresuran a marcar unos cuantos intelectuales. Estamos ante otro 
trazado de dominación neocolonial y hasta colonial a secas.
 
 No 
es una restauración conservadora ni neoliberal. Es duramente colonial. 
Es decir nosotros somos los que debemos sorprender al enemigo, 
anticipándonos o al menos procurando no dar respuestas tardías.
 
 Estamos viendo más de lo mismo pero con otros formatos y en el marco de 
una acción simultánea que impide la solidaridad del resto de nuestros 
países bajo ataque sostenido y demoledor.
 
 El hecho de que el 
presidente Evo Morales llegara al gobierno en 2005, fue una revolución 
en América Latina. El primer presidente indígena, el hombre aparecido 
desde un mundo soterrado, ocultado durante 500 años y más. Hasta ese 
momento en Bolivia, existió un apartheid que nadie quería ver.
 
 Por esto el hecho de que un representante directo de ese pueblo llegara 
al gobierno fue revolucionario, una revoltura cultural que rompió 
esquemas. Morales llegó en marejadas de brazos de aquellos hombres y 
mujeres, que surgieron desde las cenizas de los fuegos coloniales, 
después de protagonizar y ganar dos memorables guerras populares de este
 siglo : por el agua y por el gas. En realidad por la vida.
 
 Los 
logros magistrales obtenidos por ese gobierno desde 2005 hasta ahora, 
son unos de los más acabados modelos del SI SE PUEDE, pero -y lo sabe 
muy bien el enemigo- todo esto debe consolidarse, se necesita tiempo.
 
 Los que gobernaron estos países durante tantos años, saben que esta 
consolidación es en realidad la única posibilidad de liberación 
definitiva de nuestros pueblos.
 
 Si estamos renaciendo de más de 
700 años de dominación y control, eso sí, siempre con resistencias que 
en todos los casos han sido heroicas, necesitamos más tiempo para 
recuperar lo destruido en siglos.
 
 Saben que el tiempo ganado en 
estos creativos e imaginativos procesos, que como todo lo nuevo y 
desconocido, está sometido a altibajos, a errores en la marcha, juega en
 contra de sus proyectos de expansión y recolonización.
 
 Es por 
eso que ahora se desenmascaran o se ponen rostros de marionetas 
políticas que están destinadas a convertirse en desdibujados gerentes 
coloniales, Necesitan detener estos procesos, y para cada país, de 
acuerdo a sus características y a sus informes de "inteligencia" trazan 
un plan específico.
 
 En este caso, entre otros el "Plan 
Estratégico para Bolivia" con sus 23 artículos, a cuyo frente están los 
"conocidos de siempre " los eternos contrarrevolucionarios de origen 
cubano Carlos Alberto Montaner y Alberto Valladares, entre otros. 
Bolivia ya sabe de estas presencias. La cara boliviana del plan actual 
es la de Carlos Sánchez Berzaín, acusado de asesinato, cuando estaba en 
el gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada quien provocó una 
masacre en octubre de 2003. Poco tiempo después saldría huyendo de la 
casa gubernamental ante la furia de un pueblo que había dicho basta, con
 una vanguardia indígena esta vez.
 
 El documento revelado por la 
agencia Prensa Latina sostiene que de acuerdo a los argumentos de este 
plan "la democracia en nuestra América Latina(así dicen) está en peligro
 (�) secuestrada por gobiernos populistas, antisistema y caudillistas 
que prohíben, violan y amedrentan el pensamiento liberal".
 
 El 
acto primero a desarrollar por los viejos golpistas reclutados 
nuevamente como Samuel Doria , Rubén Costas, Manfred Reyes, Fernando 
Tuto Quiroga, que aparece siempre en las reuniones de de lo más granado 
de la derecha internacional: es intervenir con el aporte de millones de 
dólares, dividiendo a la población, comprando líderes populares , 
infiltrándose en diversos espacios y en el proceso electoral del 
referéndum convocado por el presidente Evo Morales este domingo 21 de 
febrero.
 
 Hubo acciones violentas pero el trabajo mayor fue la 
despiadada guerra de mentiras contra el mandatario boliviano, el 
vicepresidente Alvaro García Linera y otros funcionarios.
 
 Denuncias similares a las que hacen en todos los países de América 
Latina, en un esquema de terrorismo mediático, repetido hasta el 
hartazgo, ya que controlan el 95 por ciento de la información que 
circula por el mundo.
 
 El referéndum boliviano es una consulta 
que Morales hace al pueblo, cuando avanzan nuevas medidas que colocarán a
 Bolivia en un camino irreversible. Una consulta no es un "fin de 
ciclo", es una forma democrática verdadera de participación popular, que
 realiza un mandatario, que en el último proceso electoral fue reelegido
 con más del 60 por ciento de los votos.
 
 La injerencia externa 
es un fraude contra la voluntad popular y una forma solapada de guerra 
contrainsurgente que amenaza con extenderse en su intento de volver a 
controlar el viejo patio trasero. Lo que sucede es que los que lo 
habitan han comenzado el irreversible camino de la independencia, de la 
democracia, que en su verdadera dimensión no existe sin la liberación 
definitiva.
 
 * Prestigiosa periodista argentina colaboradora de Prensa Latina.
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