Carolina Escobar Sarti
Por si asusta la palabra revolución, cabe tacharle la R. Por si se tiene
 la idea de que una revolución solo puede ser violenta, es posible 
tacharle la R. Por si se piensa que la revolución no está de moda o no 
corresponde a una prolija clase social, lo más cómodo será tacharle la 
R. De todas maneras, quedaría muy bien eso de Evolución en una Guatemala
 tan sometida a décadas de exclusiones y vejaciones sostenidas, como la 
nuestra.
A mí me gustan las dos palabras. Me gusta la palabra revolución, porque 
en su sentido profundo habla de una transformación radical respecto a un
 pasado inmediato. Y si somos impecables al hablar, eso es lo que está 
pasando ahora en nuestro país. Se ha dado una transformación radical, y 
nunca Guatemala volverá a ser la misma. Aunque nos quedáramos aquí, ya 
no seremos los mismos. Pero no nos quedaremos, ya que esto apenas 
comienza. Así, la revolución que vivimos es lo que está oxigenando este 
orden para transformarlo de raíz, mientras que la evolución es el paso 
adelante que habremos dado en nuestra historia y los que habremos de dar
 a partir de ahora.
República no es lo mismo que democracia, porque uno es el gobierno de la
 ley y el otro el gobierno del pueblo, pero en ambos el poder soberano 
está en la gente. Es buen momento para no olvidarlo, para que recordemos
 que las instituciones no están sobre las personas cuando ya las 
personas no son lo más importante para las instituciones. Las 
instituciones han sido creadas para ordenar la vida en sociedad, pero 
cuando funcionan en sentido contrario, hay que refundarlas, rehacerlas, 
renacerlas.
El caso de La Línea y ahora el del IGSS han destapado un estado de cosas
 que ya se sabían desde hace mucho. ¿Por qué hasta ahora se hizo algo? 
Precisamente porque las instituciones obligadas a hacer algo, estaban y 
aún están en manos de los grupos de poder que se benefician de la 
corrupción y la impunidad. Esto, más que callejón, parecería un 
laberinto del cual no se sabía cómo salir. Tuvo que venir una Cicig, con
 todos sus apoyos, para comenzar a desatar el nudo que ha seguido 
deshaciéndose a partir del ejercicio del poder soberano conferido al 
pueblo en nuestra constitución.
Insisto en decir que hay gente ética, honorable y proba entre la 
ciudadanía, capaz de liderar cambios radicales, paulatinos quizás, pero 
radicales. No tendríamos siquiera que tener un partido como tal, para 
que una agrupación ciudadana oxigenara este país. De las cuatro erres, 
pasamos a las 5 erres y a la E. Renuncia ya, Revela ya, Rescata ya, 
Reforma ya, (R)Evolución ya. Y repetimos: queremos que se vayan todos 
los corruptos, no uno, todos. Queremos que rindan cuentas y que revelen 
de dónde llega el dinero para financiar sus campañas. Queremos el 
rescate de la movilización social como factor fundamental de cambio y 
como atributo del país que deseamos: uno nuestro, de todas y todos. 
Queremos una reforma integral del Estado, porque nos merecemos otro 
país. Queremos pasar de la revolución a la evolución, del movimiento a 
un nuevo orden.
cescobarsarti@gmail.com
 

 
 
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