|  Por Fausto Triana* Santiago
 de Chile (PL) Las rosas fueron el regreso de Michelle Bachelet al 
Palacio de La Moneda, y la ascensión por primera vez en la historia de 
una mujer al frente del Senado en Chile, Isabel Allende Bussi.
 
 Curiosamente dos víctimas en carne propia de las atrocidades cometidas 
por la dictadura de Augusto Pinochet. Bachelet perdió a su padre, 
militar que se rebeló contra el golpe de Estado, y Salvador Allende 
prefirió quitarse la vida antes que entregarse.
 
 Espinas 
aparecieron en el camino como consecuencia de la crisis económica que 
azota al mundo. Los expertos hablan de una desaceleración en marcha 
desde mediados de 2013, y Michelle Bachelet asumió la presidencia de la 
República en marzo de 2014.
 
 Sin embargo, envalentonada a partir 
de la relativa aceptación que tuvo Sebastián Piñera al término de su 
mandato, la derecha dominada por la Alianza (Unión Demócrata 
Independiente, UDI; y Renovación Nacional, RN), no perdió un minuto para
 lanzar dardos.
 
 Fueron más bien envenenados desde el mismo 
comienzo de Bachelet y la coalición Nueva Mayoría, que ostenta el poder.
 Los emplazamientos al Gobierno se focalizaron especialmente en el tema 
económico, pero el boicot superó las expectativas.
 
 La ética no 
parece a priori algo muy común en un sector de los políticos chilenos. 
La jefa de Estado fue clara en sus promesas electorales: reformar el 
sistema educacional y transformar el aparato tributario.
 
 Igualmente, legalizar el aborto terapéutico y trabajar para cambiar la 
Constitución, además de eliminar todos los reductos de la junta militar 
pinochetista, y poner fin al silencio y la impunidad de las 
trasgresiones de los derechos humanos.
 
 Frente a este panorama, 
la Alianza atacó en todas las direcciones. Apeló a los sentimientos de 
una sociedad bastante conservadora y devota para poner en entredicho las
 buenas intenciones del aborto terapéutico.
 
 Chile es uno de los 
países del mundo más atrasados en este terreno. De lo que se trata es de
 permitir la interrupción del embarazo a menores de edad, casos de fetos
 con malformaciones, y mujeres víctimas de violaciones sexuales.
 
 El debate fue mucho más ácido de lo esperado y las autoridades 
religiosas tampoco contribuyeron a enriquecer el asunto. Por el 
contrario, fustigaron la iniciativa.
 
 En cuanto a la reforma 
tributaria, pasó el tamiz parlamentario y ahora busca su aplicación. No 
obstante, observadores consideran que no es ni la mitad del propósito 
inicial de la mandataria.
 
 Los más poderosos empresarios chilenos
 saltan al menor intento de cambio de la actual administración. El país 
austral tiene 33 grupos económicos registrados con patrimonios e 
ingresos que superan el PIB de dos tercios del tercer mundo.
 
 Problemas de comunicación y un ministro de Educación poco carismático 
crearon más problemas de los esperados en los cambios propuestos en un 
sector vital para el desarrollo de la nación.
 
 El lucro, copago y
 segregación constituyen críticas permanentes al sistema educativo de 
Chile, pero queda por ver si Bachelet logra finalmente impulsar una 
reforma profunda.
 
 Para colmo de tensiones, una serie de bombas 
caseras explotaron en diversos puntos de Santiago entre agosto y 
septiembre, con un saldo de 14 heridos sin peligro mortal, cerca de una 
estación del Metro.
 
 Suficiente para que se enarbolaran desde la 
oposición las banderas de las críticas contra el Gobierno, pese a que en
 poco tiempo este logró neutralizar la tendencia, además de capturar a 
varios sospechosos.
 
 DEMONIOS
 
 Las buenas notas que a 
priori obtuvo Bachelet en las Cumbres de la Apec en China, Unasur en 
Ecuador, así como en Veracruz, México, en la Iberoamericana y en la 
COP20 de Lima, Perú, reforzaron la imagen internacional de la 
dignataria.
 
 De todos modos, para las cuitas internas chilenas, 
nada de eso pareció importar. El punto focal, las encuestas, ciertamente
 otorgaron reducción de la popularidad de la jefa de Estado.
 
 Algunos medios y analistas locales siguieron obnubilados con los 
sondeos, sin lograr percatarse de que Evelyn Mattei, la ex candidata 
presidencial y perdedora ante Bachelet, recibió el repudio del 67 por 
ciento.
 
 Los encuestados tampoco compraron el video circulado en 
las redes sociales por la UDI, bajo el título de Yo me rebeló, una 
suerte de arenga que a todas luces se antoja como maniobra 
desestabilizadora.
 
 Igualmente, la Alianza tampoco quedó bien 
parada en las encuestas, pero el diálogo de sordos fue la nota colorida 
del momento: la derecha está "preocupada" por el accionar del actual 
Gobierno.
 
 Marco Enríquez-Ominami, líder del Partido Progresista 
(PRO), el político mejor evaluado en las consultadas con el 50 por 
ciento de aprobación, adoptó una postura que de cierto modo le ofrece 
oxígeno a la mandataria.
 
 "Decir que son muchas las reformas, 
todo lo contrario: faltan reformas. El sistema de jubilación de AFP 
fracasó. Sólo en educación faltan 30 reformas (...), educación superior,
 primaria. La estrategia será empujar a que avancemos más", dijo.
 
 El hijo de Miguel Enríquez, este asesinado por la dictadura de Augusto 
Pinochet, expresó además que pone su capital político para Bachelet.
 
 Otro asunto delicado son las heridas del pasado. Las cifras de los 
informes de las comisiones Rettig y Valech coinciden en fijar en más de 
40 mil las víctimas de la dictadura; de estas, 38 mil fueron torturadas,
 y más de tres mil, asesinadas.
 
 Además, se consideran alrededor de mil 200 personas desaparecidas entre las detenidas.
 
 Con estadísticas de tal magnitud pareciera un contrasentido y hasta una
 miopía política que la Alianza pidiera un minuto de silencio en el 
Parlamento para recordar a Pinochet el 8 de diciembre. Pero sucedió en 
Chile.
 
 El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, anunció el 
envío de dos proyectos de ley al Parlamento que declaran 
imprescriptibles los delitos de lesa humanidad, para poner fin a la 
legislación de Amnistía, otra muestra del compromiso de Bachelet.
 
 ESTATURA INTERNACIONAL
 
 A pesar de los pesares, esta mujer de baja estatura y sonrisa 
permanente, goza no sólo de simpatías a nivel mundial, sino de enorme 
prestigio que inspira a gigantes como China, Brasil, Canadá, Estados 
Unidos y Europa, en general, a confiar en Chile.
 
 Son cuatro años
 de mandato, poco tiempo para tantas iniciativas. De todos modos, es 
evidente que Michelle Bachelet sabe como nadar en aguas turbulentas.
 
 Chile tiene un horizonte ligeramente mejor en 2015 en el terreno 
económico, una noticia para las distensiones y con la mirada más 
reposada en la necesidad de las reformas.
 
 Las notas casi siempre
 alentadoras de la industria del cobre, la celulosa y la exportación de 
frutas y salmón, se suman a las excelencias de su vino y los avances 
sólidos del turismo, como fuentes de ingresos relevantes de la nación 
suramericana.
 
 La Copa de las Américas y el Mundial Juvenil Sub 
17 de Fútbol, serán dos buenas noticias para los chilenos y una nueva 
oportunidad para el esparcimiento.
 
 * Corresponsal de Prensa Latina en Chile.
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