Quito,
30 sep (PL) El expresidente de Honduras Manuel Zelaya atestiguó hoy en
Ecuador cómo Estados Unidos ejerce una injerencia sistemática en los
asuntos internos de su país, algo que constató personalmente mientras
fue jefe de Estado.
Durante las sesiones de trabajo del Encuentro Latinoamericano
Progresista, que concluye hoy en esta capital, el exmandatario explicó
que en su periodo presidencial los intentos de injerencia fueron muchos y
constantes, tras lo cual él concluyó que quien manda en esa nación es
el embajador de Washington.
En este sentido, recordó que tras
resultar electo, la primera llamada recibida fue la del representante
diplomático del gobierno norteamericano, quien le felicitó, lo invitó a
almorzar y tras compartir una comida le entregó un sobre para que lo
abriera más tarde en su oficina.
Dentro del paquete venía un
listado con los ministros que debía nombrar, agregó, quienes eran
personas cercanas a él durante la campaña electoral, pero además agentes
infiltrados de la Agencia Central de Inteligencia.
Otro de los
incidentes iniciales fue que a través del canciller el embajador
norteamericano le hizo llegar un pedido de asilo político para Luis
Posada Carriles, a quien Zelaya calificó de terrorisita internacional
autor de múltiples antentados, en tanto acceder a la solicitud sería
considerado un gesto favorable para el acercamiento.
De acuerdo
con el expresidente, a quien le dieron un golpe de Estado en 2009,
finalmente decidió no dar asilo a Posada Carriles, a lo cual seguió más
tarde la resolución de retirar las concesiones otorgadas a petroleras
estadounideses por administraciones anteriores.
"Y eso sí es grave porque es meterse con los intereses económicos de los imperialistas", aseveró.
Zelaya comentó que por no acceder a la injerencia comenzaron a acusarlo
de recibir recetas del exmandatario venezolano Hugo Chávez.
A
tal punto llegó la situación, continuó, que en un encuentro con el
entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, este le preguntó
airado qué le daba Chávez que no le daba Washington.
El político
hondureño manifestó que la cuestión decisiva para que en la nación del
norte sentenciaran su gobierno fue cuando le propusieron que la ciudad
de San Pedro Sula fuera sede de una cumbre de la Organización de Estados
Americanos.
En ese conyuntura, rememoró, yo acepté pero solo si
se derogaban los instrumentos aprobados décadas atrás para expulsar a
Cuba de esa entidad, lo cual se logró.
"Yo solo quería de esa
forma reparar un error histórico", dijo y agregó que eso ocurrió el 3 de
junio de 2009, mientras el golpe de Estado tuvo lugar el 28 de ese
mismo mes.
En la cita de la izquierda latinoamericana dedicada a
debatir los retos del futuro, Zelaya consideró necesario analizar no
solo cómo las fuerzas subversivas organizan un golpe de Estado para
derrocar a los gobiernos progresistas, sino también los efectos
posteriores a esos hechos.
Al respecto, mencionó los problemas
que vive Honduras tras el golpe, donde por ejemplo la violencia se ha
incrementado en niveles impresionantes.
Con la presencia de
representantes de 35 partidos y movimientos políticos de unos 20 países,
el foro regional se ha extendido por dos días para abordar diversas
cuestiones sobre las luchas progresistas en el área así como fortalecer
la unidada de cara a la restauración conservadora.
mgt/lmg |
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