
Bogotá, (PL) Cinco cubanos dedicados a impedir que se llevaran a cabo acciones terroristas en su patria, fueron condenados por jueces amañados en el imperio en la más injusta e inhumana sanción en cinco cárceles de diferentes ciudades de los Estados Unidos.
Dos de ellos, René González y Fernando González están de vuelta en su patria tras cumplir sus injustas condenas, pero Ramón L abañino, Antonio Guerrero y Gerardo Hernández siguen confinados en prisiones estadonidenses.
No es, desde luego, la primera vez que en ese país se cometen tamaños atropellos. Es más, a diario ocurren despropósitos judiciales que aterran a su propia sociedad, especialmente en el caso de ciudadanos de origen hispano, indio o de raza negra.
Los célebres episodios que aterraron al mundo cuando se llevó hasta la pena capital a Nicola Saco y Bartolomeo Vanzetti en 1927 y a los esposos Ethel y Julius Rosemberg en 1953, han sido la escandalosa pauta para pensar que la enfermiza conciencia de los dirigentes de la reacción norteamericana juega con las vidas, los sueños y las perspectivas sociales de los seres humanos bajo su poder.
El caso de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, René González, Antonio Guerrero y Fernando González (conocidos como los Cinco internacionalmente) es tan aberrante que la propia sociedad de ese país está reaccionando a favor de ellos en forma cada vez más ascendente, sumándose al repudio creciente en los cinco continentes ---uno por cada patriota---, por tan absurda medida judicial.
Las gentes sin distingos de raza, religión, clase o ideología se pregunta en qué clase de mundo vivimos cuando se condena a prisión perpetua a quienes luchan denodadamente contra el azote del terrorismo en una sociedad donde precisamente se gobierna en base a intimidar y aterrorizar a sus semejantes con métodos bárbaros que ya creíamos sepultados para siempre.
Los comites en pro de la inmediata liberación de estos tres héroes cubanos crece de manera incesante en cada rincón del planeta y no cederemos un ápice de nuestra lucha en todos los terrenos hasta verlos de nuevo libres y reintegrados a su país y a sus familias .
Para ellos he escrito mi homenaje personal, mi clamor, en homenaje a los Cinco:
Gerardo Hernández y Ramón Labañino,
René González y Antonio Guerrero,
con Fernando González, son acero
fundido en cinco rosas de platino.
Por defender su patria de un vecino
terrorista, agresivo, hostil y artero,
cada uno fue hecho prisionero,
pero ya se ha formado el remolino.
Un remolino de clamor, un río,
caudaloso y pujante vocerío
que encontrará en el mar eco profundo.
Y ese mar que a un imperio clama y reta
con cinco nombres lavará el planeta
e inundará con la verdad el mundo.
*Poeta colombiano
rc/jld/ag
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