Charly Morales Valido
La
Habana, 24 jun (PL) El actor canadiense Brian Gordon Sinclair se parece
tanto físicamente al escritor Ernest Hemingway, que quienes lo han
visto actuar creen que el mismísimo Papa les cuenta su vida.
Ese
criterio perdura hoy en esta capital que el novelista hizo suya y amó
como tal, pasión que Sinclair recreó en su pieza teatral La Habana
Caliente de Hemingway, recién estrenada aquí.
El intérprete cumple así con lo que ha decidido sea su misión en la
vida: en esencia, ser un legado vivo de Hemingway y promover los
valores que el novelista no pudo por su temprana muerte.
"Y
entre todos sus valores positivos, me interesa mostrar lo mucho que amó
a Cuba y a los cubanos", aseguró Sinclair a Prensa Latina, poco antes
del estreno en el Hotel Palacio O'Farrill.
La idea comenzó hace
años, en una presentación más espontánea que elaborada que hizo en 2005
ante varios amigos en La Habana Vieja, con el Morro de fondo y el
deslumbramiento de estar aquí.
"He seguido su ruta por el
mundo, y La Habana es sitio obligado, con una magia especial, por eso
cuando gané el concurso de dobles de Hemingway en 2001, saque pasaje y
vine a conocerla", relató.
La obra exhibida aquí toma
fragmentos de la serie "Hemingway en Escena: el camino a la libertad",
que habla desde sus amoríos con Ava Gardner hasta como hacer "el
carburador", el diabólico trago personalizado del escritor.
Amen de su parecido físico, Sinclair se acercó a la figura de Hemingway
para desentrañar qué había más allá de las historias sobre cuánto
bebía, cuántas mujeres perseguía o cuántos animales cazaba.
"Los estereotipos sobre Hemingway dejan una visión negativa que le hace
poca justicia a su grandeza: en sus cartas personal hay un sentido de
compasión y sensibilidad más poderosas", aseguró.
Asegura que
aprendió mucho de las virtudes y defectos del autor, pero sobre todo
aprendió a nunca demorar dos cosas: besar a una chica bonita y abrir
una caja de whisky. |
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