12 de febrero de 2013, 14:33Lima,
12 feb (PL) Las resistencias sociales a la construcción de una base
contrainsurgente en el municipio centroandino de Pichari, ponen sobre
el tapete el tema de la influencia de Estados Unidos en Perú.
El
rechazo fue planteado hoy en una conferencia con la prensa extranjera
por la teniente gobernadora de la comunidad Otari Colonos, Ruth
Rodríguez, quien señaló que el proyecto cuestionado cuenta con apoyo de
Washington.
La dirigente condenó el anuncio de que 470 hectáreas de esa comunidad
campesina serán expropiadas a fin de construir la base y un aeródromo
para operaciones contra los remanentes alzados y el narcotráfico.
La instalación estará dirigida contra esos elementos que operan en el
Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), pero no en Pichari,
según Rodríguez y la concejal de este distrito Nery Cuadros.
Las dirigentes señalaron que la construcción de una instalación militar
cerca de zonas pobladas conlleva peligro para los civiles, en caso de
ataque de los alzados a la base y al aeródromo.
Además, el
proyecto prevé el traslado de un centenar de familias que conforman la
comunidad Otari Colonos a otras tierras, lo que significará la pérdida
de la inversión y el trabajo realizado en el área que ocupa.
Se
trata, indicó Rodríguez, de plantaciones de cacao y cítricos, la cría
de ganado y la piscicultura, así como la actividad turística.
Para Cuadros, la base y el aeródromo son nefastos porque significan
mayor militarización, la que afecta sobre todo a los civiles
desarmados, en lugar del desarrollo agropecuario y otras acciones
sociales de largo aliento como solución del problema.
Según
Cuadros, las autoridades militares han apelado a mentiras y
subterfugios para comunicar el proyecto a autoridades y dirigentes
sociales de Pichari. Exigió en cambio que hablen con la verdad y que
consulten y concerten con los civiles el proyecto y sus derivaciones.
El representante del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos,
Ricardo Soberón, sostuvo que el proyecto compromete de alguna manera la
soberanía nacional.
Precisó que la construcción de la base y el
aeródromo se inscriben en lo que llamó sometimiento de las políticas
contrainsurgente y antinarcóticos de Perú al Pentágono y el Comando Sur
de Estados Unidos.
Soberón, exjefe del organismo antidrogas en
la etapa inicial del actual gobierno, subrayó que el proyecto cuenta
con apoyo y asesoramiento de Washington, que tiene al narcotráfico como
instrumento al servicio de sus intereses geopolíticos de dominación.
Indicó que la militarización en este terreno es impuesta a países como
Perú pese a que durante décadas se ha aplicado sin éxito en la región,
siendo por tanto un rotundo fracaso.
En ese contexto, señaló
que el polémico proyecto fue activado tras la visita a Perú, en octubre
pasado, del secretario de Defensa de Estados Unidos, León Panetta, y de
sus reuniones con miembros del gobierno peruano.
Para Soberón,
la obra anunciada y la militarización no constituyen un hecho aislado,
sino que corresponden a un patrón aplicado en todo América Latina. |
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