La geopolítica de Obama del «pivote» chino
El
surgimiento de China como nueva potencia económica mundial con
intereses propios ha llevado a la administración Obama a adoptar, en
2011, una nueva estrategia “de defensa” en la región del Pacífico.
Desde ese momento, el Pentágono viene posicionando sus fuerzas
alrededor de la nueva potencia asiática, complementando esto con la
importante cooperación de Australia, un despliegue de instalaciones y
medios de combate que le permitiría cortar las rutas comerciales por
las que fluye hacia China el petróleo proveniente de África y del Medio
Oriente. William Engdahl explica a fondo los detalles del viraje
geopolítico estadounidense en el Pacífico, que puede dar lugar a un
nuevo conflicto militar de gran envergadura en un futuro no muy lejano.
Red Voltaire
| Fráncfort (Alemania)

- El presidente Obama y la primera ministro de Australia, Julia Gillard, en un encuentro con las tropas australianas y estadounidenses acantonadas en la base militar de Darwin, Australia, el 17 de noviembre de 2011.
Desde el colapso de la Unión Soviética y el fin nominal de la Guerra Fría hace unos 20 años, lejos de reducir el gigantesco gasto militar estadounidense, el Congreso de Estados Unidos y todos sus presidentes han expandido enormemente el gasto para nuevos sistemas de armamento. Han incrementado el número de bases militares permanentes en todo el mundo y ampliado la OTAN no solamente hacia países del antiguo Pacto de Varsovia en la periferia inmediata de Rusia, sino que también han expandido la presencia militar de la OTAN y Estados Unidos al interior de Asia, en los límites de China a través de su guerra en Afganistán y campañas relacionadas.Ver también el análisis del investigador italiano Giulietto Chiesa:
«Guerra y Mentira» el control político y militar de nuestras sociedades y especialmente el capítulo 3: «El enemigo chino» escrito ya en marzo del 2002.
Parte I: el Pentágono apunta a China
Sobre la base de simples desembolsos de dólares para gasto militar, el presupuesto combinado del Pentágono, y dejando de lado los enormes presupuestos para agencias relacionadas con la defensa y seguridad nacional del gobierno de Estados Unidos, como el Departamento de Energía y el Tesoro y otras agencias, el Departamento de Defensa estadounidense gastó alrededor de US $739 mil millones en 2011 para sus requisitos militares. El resto del gasto vinculado a la defensa y seguridad nacional de incluyó, de acuerdo con cálculos del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos con sede en Londres, un gasto militar anual de más de US $1 billón. Es una cantidad mayor que el gasto total destinado para defensa de los siguientes 42 países juntos, y más del Producto Interno Bruto de la mayoría de países.China oficialmente gastó apenas 10% en la inversión de EEUU en defensa, unos US $90 mil millones, o, si se incluyen algunas importaciones de armas relacionadas con defensa y otros costos, quizá US $111 mil millones al año. Incluso si las autoridades chinas no publican datos completos sobre tales áreas sensibles, es evidente que China gasta apenas una fracción de lo que gasta Estados Unidos y parte de una base tecnológica-militar bastante atrasada respecto a la estadounidense.
Hoy en día, debido a su dinámico crecimiento económico y a su determinación para proteger sus intereses nacionales, China se ha convertido con su mera existencia en la nueva “imagen del enemigo” del Pentágono, reemplazando ahora a la anterior “imagen del enemigo” del Islam utilizada después de septiembre de 2001 por la administración Bush-Cheney para justificar la búsqueda de poder mundial del Pentágono, o a la del comunismo soviético durante la Guerra Fría. La nueva postura militar de Estados Unidos contra China no tiene nada que ver con ninguna amenaza agresiva por parte del gran país asiático. El Pentágono ha decidido intensificar su agresiva postura militar hacia China solamente porque ésta se ha vuelto un sonoro polo independiente en la economía y geopolítica mundial. En el mundo globalizado de Washington sólo hay cabida para estados vasallos.
En la Doctrina Obama: China es la nueva «imagen del enemigo»
Después de casi dos décadas de descuidar sus intereses en Asia Oriental, en 2011, la administración Obama anunció que Estados Unidos realizaría “un giro estratégico” en su política exterior a fin de enfocar su atención política y militar a la región Asia-Pacífico, particularmente al sureste asiático, es decir, a China. El término “giro estratégico” es una página del libro de texto clásico del padre de la geopolítica británica, Sir Halford Mackinder, que habló varias veces de Rusia y posteriormente de China como “potencias pivote” cuya posición geográfica y geopolítica implicaba retos extraordinarios para los anglosajones, y después de 1945, para la hegemonía estadounidense.
Durante los meses finales de 2011, la administración Obama definió claramente una nueva doctrina pública de amenaza militar para la disponibilidad militar de Estados Unidos tras sus fracasos militares en Iraq y Afganistán. Durante un viaje presidencial a Lejano Oriente, mientras se encontraba en Australia, el presidente de Estados Unidos reveló lo que se define como la Doctrina Obama [1].
Obama dijo entonces a los australianos:
Con la mayoría del poder nuclear mundial y casi la mitad de la humanidad, Asia definirá en buena parte si el siglo venidero quedará marcado por el conflicto o la cooperación (…) Por lo tanto, como presidente he tomado una decisión deliberada y estratégica — como nación del Pacífico, Estados Unidos desempeñará un papel más amplio y a largo plazo en la conformación de esta región y su futuro (…) He instruido a mi equipo de seguridad nacional para hacer de nuestra presencia y misión en la región Asia-Pacífico una prioridad de alto nivel (…) Como planeamos y presupuestamos para el futuro, asignaremos los recursos necesarios para mantener nuestra fuerte presencia militar en esta región. Conservaremos nuestra capacidad extraordinaria para proyectar poder y disuadir amenazas a la paz. (…) Nuestros intereses duraderos en la región demandan nuestra presencia duradera en la región.
Estados Unidos es una potencia del Pacífico, y estamos aquí para quedarnos. De hecho, ya estamos modernizando la postura de defensa de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico. Se desplegará más ampliamente — manteniendo nuestra fuerte presencia en Japón y la península de Corea, reforzando simultáneamente nuestra presencia en el sureste asiático. Nuestra postura será más flexible — con nuevas capacidades para garantizar que nuestras fuerzas puedan operar libremente. Creo que podemos abordar retos compartidos, tales como la proliferación y la seguridad marítima, incluyendo la cooperación en el mar del Sur de China. [2]
El eje de la visita de Obama fue el anuncio de que al menos 2,500 marines estadounidenses serán emplazados en Darwin, en el Territorio del Norte de Australia. Además, en una serie de significativos acuerdos paralelos, hubo pláticas con Washington para usar aviones estadounidenses no tripulados de vigilancia de largo alcance provenientes de las remotas Islas Cocos — un territorio australiano en el Océano Índico. Estados Unidos tendrá también acceso a un mayor uso de las bases de la Fuerza Aérea Australiana y más visitas de embarcaciones y submarinos al Océano Índico a través de una base naval a las afueras de Perth, en la costa occidental de Australia.

- La base estadounidense de Cocos Island (en el círculo rojo) debe garantizar el control del Océano Índico.
Para dejarles claras las cosas a los miembros europeos de la OTAN, en comentarios realizados en Washington en julio de 2012, Phillip Hammond, Secretario de Estado para la Defensa del Reino Unido declaró explícitamente que el nuevo rumbo de la defensa estadounidense hacia la región Asia-Pacífico apuntaba de lleno a China. Hammond dijo que, “la creciente importancia estratégica de la región Asia-Pacífico demanda que todos los países, pero sobre todo Estados Unidos, reflejen en su postura estratégica la emergencia de China como una potencia global. Lejos de preocuparse por la acometida hacia la región Asia-Pacífico, las potencias europeas de la OTAN deben darle la bienvenida al hecho de que Estados Unidos desea embarcarse en este nuevo reto estratégico en representación de la alianza.” [3]
Como con muchas de sus operaciones, el despliegue del Pentágono es mucho más profundo de lo que pudiese sugerir el número relativamente pequeño de 2,500 nuevos soldados estadounidenses.
En agosto de 2011 el Pentágono presentó su informe anual sobre el ejército chino. Se establece que China había cerrado brechas tecnológicas fundamentales. El Secretario Adjunto de Defensa para Asia Oriental, Michael Schiffer, dijo que el ritmo y alcance de las inversiones militares le habían “permitido a China luchar por capacidades que consideramos son potencialmente desestabilizadoras para los equilibrios militares regionales, incrementar el riesgo de malentendidos y errores de cálculo y puede contribuir a tensiones y preocupaciones “regionales” [4]. Citó la restauración por parte de China de un portaaviones de la era soviética y el desarrollo del avión furtivo chino de combate J20, como indicios de la nueva capacidad que demanda una respuesta militar más activa de Estados Unidos. Schiffer citó también las operaciones espaciales y cibernéticas de China, diciendo que estaba “desarrollando un programa multidimensional para mejorar sus capacidades para limitar o impedir el uso de activos espaciales por adversarios durante momentos de crisis o conflictos.” [5]

- El avión de guerra chino J20, según The Jamestown Foundation, uno de los tanques pensantes de Washington, puede dejar obsoleto todo el sistema de defensa aérea instalado en la región.
Parte II: la «Batalla Aire-Mar» del Pentágono
La estrategia del Pentágono para derrotar a China en una guerra venidera, estraegia cuyos detalles se han filtrado a la prensa estadounidense, es llamada la “Batalla Aire-Mar.” Esto hace un llamado a un agresivo ataque coordinado de Estados Unidos. Los submarinos y bombarderos furtivos estadounidenses destruirían los radares de vigilancia de largo alcance y sistemas de misiles de precisión de China en el interior del país. Esta “campaña cegadora” inicial sería seguida por un asalto aéreo y naval más amplio sobre China misma [6]. Crucial para la estrategia avanzada del Pentágono, cuyo despliegue ya ha comenzado discretamente, es la presencia naval y aérea del ejército de Estados Unidos en Japón, Taiwán, Filipinas, Vietnam y en todo el Mar del Sur de China y el Océano Índico. El despliegue naval y de tropas australianas tiene como objetivo acceder al estratégico Mar del Sur de China así como también al Océano Índico. El motivo estipulado es “proteger la libertad de navegación” en el estrecho de Malaca y en el Mar del Sur de China. En realidad se pretende cortar las rutas petroleras estratégicas de China en caso de un conflicto total.El objetivo de la Batalla Aire-Mar es ayudar a las fuerzas estadounidenses a resistir un asalto inicial chino y a contraatacar para destruir los sofisticados sistemas de radar y misiles chinos construidos para mantener a las embarcaciones estadounidenses alejadas de la costa china. [7]
La ‘Batalla Aire-Mar’ EEUU vs China

- La “China Blinding” Air Sea Attack Strategy concebida por el Pentágono para eliminar los radares chinos.
El arquitecto de la estrategia anti-China del Pentágono de la batalla Aire-Mar es Andrew Marshall, el hombre que ha delineado la estrategia de guerra avanzada del Pentágono por más de 40 años y entre cuyos pupilos se cuentan Dick Cheney y Donald Rumsfeld [9]. Desde los años 1980, Marshall ha sido un promotor de una idea postulada primeramente, en 1982, por el mariscal Nikolai Ogarkov, el entonces jefe de los generales soviéticos, estrategia denominada RMA (por sus siglas en inglés ‘Revolution in Military Affairs’ – ‘Revolución en Asuntos Militares’). Marshall, actualmente con 91 años de edad, aún atiende su escritorio y evidentemente tiene mucha influencia dentro del Pentágono.
La mejor definición de la RMA fue la que proporcionó el propio Marshall: “Una Revolución en Asuntos Militares es un reto de envergadura en la naturaleza de la guerra provocada por la aplicación innovadora de nuevas tecnologías que, combinadas con cambios dramáticos en la doctrina militar y con conceptos operacionales y organizacionales, fundamentalmente altera el carácter y conducta de las operaciones militares.” [10]
También fue Andrew Marshall quien convenció al Secretario de Defensa Donald Rumsfeld y a su sucesor Robert Gates para desplegar el Escudo de “defensa” antimisiles en Polonia, la República Checa, Turquía y Japón como estrategia para reducir cualquier amenaza nuclear potencial proveniente de Rusia y, en el caso de la defensa de misiles balísticos, cualquier amenaza nuclear potencial proveniente de China.
Parte III: la estrategia del «collar de perlas» del Pentágono

- La “String of Pearls” Strategy, concebida por el Pentágono para bloquear el suministro de petróleo a China.
El informe interno del Pentágono afirmaba que “China está construyendo relaciones estratégicas a lo largo de las rutas marítimas desde Medio Oriente hasta el Mar del Sur de China de manera que sugieren un posicionamiento defensivo y ofensivo para proteger los intereses energéticos de China, pero también para atender vastos objetivos de seguridad.”

- Andrew Marshall (1921- ). Nombrado director del Office of Net Assessment desde la creación misma, bajo la administración Nixon, en 1973, de esa dependencia del Departamento de Defensa, Andrew Marshall sigue hoy en ese puesto, a los 91 años.
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El informe afirmaba que China estaba adoptando una estrategia del “collar de perlas” de bases y vínculos diplomáticos desde el Medio Oriente hasta el sur de China, estrategia que incluye una nueva base naval en construcción en el puerto paquistaní de Gwadar. Aseguraba que “Pekín ha establecido puestos de escuchas electrónicas ilegales en Gwadar, en el extremo suroccidental del país, la parte más cercana al Golfo Pérsico. El puesto monitorea el tráfico de embarcaciones a través del estrecho de Ormuz y el Mar Arábigo.” [12]
El informe interno Marshall continuaba advirtiendo sobre otras “perlas” en la estrategia de rutas marítimas de China:

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