Silvia Ribeiro *
 El glifosato fue diseñado  
 para matar plantas, pero como es un veneno afecta también insectos, 
animales y humanos. Al igual que otros agrotóxicos, para hacer más
El glifosato fue diseñado  
 para matar plantas, pero como es un veneno afecta también insectos, 
animales y humanos. Al igual que otros agrotóxicos, para hacer más digeriblesu misión biocida, la industria le llama
herbicida. El glifosato es el más usado en el mundo, principalmente porque más de 85 por ciento de cultivos transgénicos sembrados fueron diseñados para ser tolerantes a éste, lo que permitió usar grandes volúmenes.
Monsanto lo patentó en 1974 y desde entonces sostuvo que no es 
muytóxico y que solamente afecta las hierbas. Pero la empresa sabía desde hace décadas, advertida por sus propios investigadores, que tiene efectos dañinos en humanos y animales, incluso cancerígenos.
Tomó 41 años para que la Organización Mundial de la Salud declarara, a
 partir del trabajo de un equipo interdisciplinario de 17 expertos en 
cáncer de 11 países, que efectivamente el glifosato es cancerígeno en 
animales y 
probable cancerígenoen humanos. El equipo analizó cientos de estudios científicos y llamó el glifosato
probablecancerígeno en humanos porque no es posible hacer pruebas de laboratorio con humanos para confirmar la hipótesis. Se hicieron en células humanas, in vitro. Revisaron gran cantidad de evidencias en países escandinavos, que muestran una relación entre exposición a glifosato y surgimiento de cáncer linfoma no Hodgkin.
Que Monsanto, ahora propiedad de Bayer, sabía de la alta peligrosidad
 del glifosato se demostró en cortes de Estados Unidos, donde a la fecha
 hay más de 100 mil juicios contra la compañía iniciados por personas 
afectadas por cáncer debido al uso de glifosato. Tres cortes 
sentenciaron cifras multimillonarias a favor de cuatro demandantes 
–antes de las apelaciones, más de 2 mil millones de dólares. La Corte 
reconoció una cantidad 
abrumadorade evidencias de que Monsanto sabía de los daños y lo ocultó intencionalmente para seguir vendiendo el tóxico. Según la primera sentencia a favor de Dewayne Johnson, Monsanto actuó
con maliciay
negligencia. Todo para seguir obteniendo ganancias a expensas de la salud de la gente y la contaminación de agua, alimentos y naturaleza (https://tinyurl.com/juicio-Monsanto).
Es la misma lógica que defiende el Consejo Nacional Agropecuario 
(CNA) en México cuando reclama que se debe seguir usando este tóxico, 
así como defiende también el uso de otros agrotóxicos altamente 
peligrosos y prohibidos en otros países, como paraquat. Los afectados 
por glifosato, en particular los agricultores que lo usan y sus 
familias, deberían guardar las evidencias de estas declaraciones y las 
de Bayer-Monsanto y otras compañías que siguen vendiendo el glifosato 
sin advertir sobre sus altos riesgos. Podrían ser útiles si deciden 
seguir el camino de más de 100 mil agricultores estadunidenses afectados
 por cáncer y otras enfermedades causadas por el uso de glifosato bajo 
falsas advertencias de baja toxicidad.
No es extraño que el CNA defienda el glifosato y el uso de venenos 
pese a las muchas evidencias que existen sobre sus riesgos y a despecho 
de la salud de los trabajadores agrícolas y los consumidores. Muchos de 
sus socios, hacendados y empresarios, rara vez pisan el campo: los 
fumigados con glifosato y otros agrotóxicos son sus peones y jornaleros,
 a quienes consideran materia descartable, abundante y remplazable. 
Además, en su directiva, a través de la Asociación 
Mexicanade Semilleros, están representadas Bayer-Monsanto y otras trasnacionales de agrotóxicos y semillas transgénicas, que son las que más ganan con la venta de agrotóxicos, controlan casi la totalidad de ese mercado en México y el mundo.
El argumento de que sin glifosato se afectará 
la autosuficiencia de Méxicoes falaz en muchos sentidos. Para empezar, lamentablemente hay muchos otros agrotóxicos en el mercado, también de alta peligrosidad, como documenta Rapam, que también deberían ser prohibidos (https://tinyurl.com/rapam-pap).
Con la prohibición de agrotóxicos y cambio de forma de producción 
agrícola, lo que más se afectará no son las necesidades alimentarias de 
la población en México, que sobre todo se atienden desde la producción 
campesina y en menor escala, sino las ganancias de las trasnacionales 
que dominan la venta de agrotóxicos y semillas, la producción de 
forrajes para la gran industria pecuaria y unos pocos productos más de 
exportación. Como explica Ana de Ita, estas actividades se han 
convertido en jugoso negocio de unas cuantas empresas que producen para 
sus propias ganancias y cínicamente le llaman 
autosuficiencia de México(https://tinyurl.com/autosufi-AnadeIta).
También hay campesinos y agricultores chicos que usan glifosato para 
desyerbar, en parte por no conocer el alto riesgo en que ponen su vida, 
familia y comunidad. El cambio en estas parcelas es viable, posible y 
juega en su favor. Requiere información y apoyo sólido a las formas de 
agricultura campesina, sin químicos y desde sus propios conocimientos y 
formas de organización.
Está en juego la salud de todas y todos con modelos de 
agrolimentación contrapuestos: sistemas campesinos y locales de 
alimentación sana, que afirman la diversidad cultural, dan trabajo a 
muchos y cuidan la naturaleza o sistemas industriales para seguir 
engordando las ganancias de las trasnacionales, a costa de la salud de 
la gente y el ambiente.
* Investigadora del Grupo ETC
 
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