Entre
 los aplausos del personal sanitario, un paciente es dado de alta en un 
centro hospitalario de Manaus, capital amazónica de Brasil, tras vencer a
 la covid-19. Foto: Semcom/Fotos Públicas
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 La covid-19 ha causado al 14 de julio casi 160 000 muertes confirmadas 
en América Latina y el Caribe aunque, desafortunadamente, es probable 
que este número corresponda a una subestimación del verdadero efecto de 
la pandemia. 
Como explican los investigadores de Our World in Data, hay varias razones por las cuales el número de muertes confirmadas debido a covid-19 puede diferir del número real de muertes.
Estas razones se deben, por un lado, a la forma en que se informan las muertes de covid-19-19 (por
 ejemplo, porque se informan solo aquellas muertes que ocurren en 
hospitales, o solo aquellas muertes para las que se realizó una prueba 
de covid-19, o a la baja calidad general de los registros civiles) y, 
por otro lado, a la forma en que covid-19 impactó en la cantidad de muertes que ocurrieron debido a otras razones (por ejemplo, por una disminución en los accidentes de tránsito como resultado de las cuarentenas).
Los datos sobre «exceso de mortalidad» proveen una forma de estimar la cifra real de muertes de la pandemia.
La OMS (Organización
 Mundial de la Salud) define el exceso de mortalidad como “mortalidad 
superior a la esperada en función de la tasa de mortalidad sin crisis en
 la población de interés”.
El exceso de mortalidad es, por lo tanto, “la mortalidad atribuible a las condiciones de crisis».
Con estos registros históricos se puede estimar el número de muertes 
que habríamos esperado que ocurrieran durante un período de tiempo 
determinado en un año normal, lo que proporciona un escenario 
contrafactual para comparar con el número de muertes reales que ocurren.
En el contexto de la covid-19, al comparar el número real de muertes 
(por todas las causas) registradas con el número de muertes que 
habríamos esperado ver en ausencia de la pandemia, podemos arrojar algo 
de luz sobre el verdadero número de muertes de la pandemia.
Este #GraphForThought utiliza los datos de exceso de mortalidad compilados por The Economist para
 cuatro países de ALC (América Latina y el Caribe: Brasil, Chile, México
 y Perú) y ve cómo el exceso de muertes (en gris) se compara con el 
número de muertes confirmadas por covid-19 (en rojo).
Dependiendo del país, los datos se muestran a nivel nacional (Chile, 
Perú) o subnacional (Brasil, México) y se informan en intervalos 
semanales (Chile, México) o mensuales (Brasil, Perú).
Si el número real de muertes se explicara por completo por el número 
de muertes confirmadas por covid-19, esperaríamos que la curva gris y la
 curva roja durante este período sean más o menos las mismas.
Sin embargo, lo que vemos es que en todos los lugares que se muestran
 aquí, el número de muertes confirmadas por covid-19 subestima 
enormemente el número real de muertes por la pandemia (la curva roja es 
constantemente mucho más baja que la curva gris).
Si calculamos la proporción de muertes en exceso que no se 
contabilizan por las muertes confirmadas por covid-19, esto nos da una 
estimación aproximada del posible grado de subregistro.
La siguiente figura muestra este indicador para cada país durante el 
período de referencia relevante. Como podemos ver, existe bastante 
heterogeneidad entre los países y dentro de ellos con respecto al grado 
de subregistro.
En Brasil, por ejemplo, las ciudades de Manaus, São Paulo y Río de 
Janeiro han sido zonas críticas del virus. Sin embargo, en Río de 
Janeiro, solo 32% de las muertes en exceso no se tienen en cuenta por 
las muertes confirmadas por covid-19 mientras que en Manaus esta 
proporción supera 80%.
Esto sugiere que en Manaus, la cifra real de muertes por la pandemia 
puede ser hasta cinco veces mayor que la reportada. En Perú y Ciudad de 
México se observa una tasa igualmente alta de subregistro.

Hay muchas razones por las cuales puede estar ocurriendo un subregistro. Una razón principal puede ser la limitada capacidad para realizar pruebas en muchos países de la región.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el subregistro no es 
solo el resultado de bajas tasas de prueba. Por ejemplo, a pesar de 
tener las tasas más altas de pruebas de covid-19 por persona en ALC, más
 de 60% del exceso de muertes siguen sin contabilizarse en Chile y Perú.
Podemos pensar que, en el caso de Chile, esto se debe a la 
metodología de notificación de muertes de covid-19, que durante el 
período indicado no tuvo en cuenta a las personas que murieron fuera del
 hospital (por ejemplo, las que murieron en su hogar) o aquellos que 
murieron sin una prueba confirmada (Chile anunció recientemente cambios en su metodología de presentación de informes).
En el caso de Perú, podemos pensar que la calidad de las pruebas es 
una barrera para la presentación de informes más precisos, ya que la 
expansión de las «pruebas rápidas» de menor calidad puede haber reducido
 la probabilidad de que las muertes debidas a covid-19 se diagnosticaran
 correctamente.
No obstante lo anterior, debemos ser cautelosos al interpretar estos 
números como el verdadero grado de subregistro, ya que el informe 
preciso de las muertes por covid-19 no es la única razón por la que las 
líneas grises y rojas pueden diferir.
Como se mencionó anteriormente, es posible que la covid-19 también 
haya afectado la línea gris al cambiar la velocidad a la que las 
personas mueren por otras causas.
De hecho, las medidas de contención de covid-19 pueden haber 
conducido a cambios en las tasas de mortalidad generales debido a 
impactos tales como la reducción de los accidentes de tráfico (si la 
movilidad disminuyó durante el cierre), el aumento del 
femicidio/feminicidio (si la violencia doméstica aumentó durante la 
cuarentena) o el aumento de las muertes debido a otros problemas de 
salud relacionados con el tema (por ejemplo si es que los hospitales se 
abrumaron y la demanda por servicios de salud cambió).
Para combatir eficazmente a la covid-19, es fundamental que conozcamos el verdadero alcance del desafío al que nos enfrentamos.
Las decisiones urgentes que toman los gobiernos se ven dificultadas 
por el acceso a información limitada e imperfecta y mejorar la calidad 
de esta información requiere pruebas exhaustivas, sistemas de informes 
sólidos y estadísticas transparentes.
Algunos gobiernos están más equipados que otros para invertir en un 
desarrollo y despliegue rápido de este tipo de enfoque, y dada la 
necesidad de actuar rápidamente, todos los gobiernos están aprendiendo 
mientras lo hacen.
Si bien los datos sobre el exceso de muertes no son una medida 
perfecta de la cifra real de muertes de covid-19, es un indicador que 
puede ayudarnos a mejorar nuestra comprensión de la grave situación que 
se desarrolla en terreno.
Puede ayudarnos a reflexionar sobre lo que las estadísticas oficiales
 pueden (o no) actualmente poder decirnos, y cómo podríamos mejorar los 
sistemas de información existentes en el futuro.
Este virus ha cobrado demasiadas vidas, muchas más de lo que sabemos,
 y debemos continuar haciendo todo lo posible para evitar mayores 
pérdidas.
 


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