
“Wanted. El
 gobierno ofrece un millón de dólares por Henry Kissinger y Elliott 
Abrams, entre otros, luego que un juez de ese país latinoamericano 
ordenara la captura internacional por crímenes contra la humanidad”.
Nunca nadie leerá este titular. Lo natural es lo contrario.
El
 21 de julio de 2020, el gobierno de Trump emitió una orden de captura y
 una recompensa de cinco millones de dólares por la captura del 
presidente del Tribunal Supremo de Venezuela, Maikel Moreno, acusado de 
corrupción. El secretario de Estado Mike Pompeo explicó la decisión: 
Moreno “aceptó sobornos para influir en los resultados de algunos 
casos criminales en Venezuela; con este anuncio estamos enviando un 
mensaje claro: Estados Unidos está en contra de la corrupción”.
Dos
 décadas atrás, por poner sólo un ejemplo de normalidad, en agosto de 
2001, como respuesta al requerimiento del juez español Baltasar Garzón 
para que el ex secretario de Estado Henry Kissinger declare ante los 
tribunales internacionales por su participación en la mafia de generales
 que asesinaba desde Tierra del Fuego hasta Estados Unidos, pasando por 
Europa, y de otras diversas formas en las sangrientas dictaduras 
latinoamericanas, el gobierno de George W. Bush emitió un comunicado 
protestando: “Es injusto y ridículo que un distinguido servidor de 
este país sea acosado por cortes extranjeras. El peligro de la Corte 
Penal Internacional es que un día los ciudadanos estadounidenses puedan 
ser arrestados en el extranjero por motivaciones políticas, como en este
 caso”.
jm, julio de 2020
- Jorge Majfud es escritor uruguayo estadounidense, autor de Crisis y otras novelas.
      https://www.alainet.org/es/articulo/208038    
 
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