Al elogiarse, asegura que la barrera frenó hasta el Covid-19
Define a AMLO como
un buen tipoy espera verlo pronto en la Casa Blanca
▲ Manifestantes escribieron la palabra
asesinoen la estatua del presidente Andrew Jackson, en Lafayette Park, justo enfrente de la Casa Blanca. Donald Trump ratificó este martes, de gira por Arizona, que castigará con 10 años de cárcel a quienes dañen o derriben monumentos históricos federales.
Nueva York. Donald Trump se fue a esconder detrás de su
muro después de una semana políticamente desastrosa para él, de nuevo
puso en riesgo a miles al convocar otro mitin de campaña para su
relección justo donde brotes de contagio del Covid-19 están marcando
récord, sembró dudas sobre la legitimidad de los comicios de noviembre y
elogió a su homólogo en México, a quien espera ver pronto en
Washington.
Trump viajó a Arizona, donde se reportan incrementos récord de 20 por
ciento en nuevos casos de Covid-19 –la tasa más alta del país– para
realizar su segundo mitin masivo –esta vez con estudiantes en Phoenix–
después de una interrupción de tres meses en ese tipo de actos por la
pandemia.
Pasó por alto las advertencias de la alcaldesa de Phoenix, Kate
Gallego, sobre el riesgo a la salud pública de tal acto, mientras su
contrincante demócrata, Joe Biden, declaró que la decisión de realizarlo
fue
irresponsable.
Semana marcada por las derrotas
Pero Trump tenía prisa en buscar cómo dejar atrás una
semana marcada por derrotas –su fracaso en la Suprema Corte para
cancelar la protección a dreamers, frenar la publicación del
libro de su ex asesor John Bolton y ser colocado a la defensiva ante la
masiva ola de protesta por la violencia del racismo institucional–, la
cual culminó con el desastre público de su mitin electoral en Tulsa,
Oklahoma, el sábado pasado, adonde Trump llegó a una arena que sólo
mostró ocupado un tercio de su capacidad de 19 mil personas. La imagen
que circula por el mundo fue de miles de asientos vacíos y una estampa
de un Trump derrotado regresando a la Casa Blanca.
Ante todo ello, volvió a su muro fronterizo, retomando uno de los
temas claves con el que lanzó su primera campaña: cerrar la frontera a
las
amenazasque provienen del sur. Cerca de Yuma se fotografió junto a un tramo de su muro, el cual firmó, supuestamente marcando la milla 200 de las 450 (más de 700 kilómetros) que prometió este año y para lo que se ha otorgado contratos por más de 6 mil millones de dólares. En realidad sólo ha construido no más de 15 (y tal vez como tres) millas de barreras nuevas, los otros tramos son renovaciones de barreras anteriores.
Declaró que su muro había frenado no sólo la migración
ilegal, sino hasta el coronavirus, aparentemente acusando que la pandemia llegó desde el otro lado.
Detuvo al Covid, detuvo todo, declaró, reportó, según un despacho de Ap.
Durante esa gira que incluyó una reunión con la Patrulla Fronteriza,
el presidente Trump comentó, al hablar de la cooperación para frenar el
flujo migratorio:
quiero agradecer al presidente de México, es un buen tipo. Creo que va a venir muy pronto a Washington, a la Casa Blanca.
Y el día culminó con un acto llamado Estudiantes por Trump en una
megaiglesia en Phoenix, donde ofreció otro discurso ante un mar de
cientos de jóvenes blancos con gorras rojas de su campaña sin
mascarillas y sin guardar la sana distancia.
Al igual que en Tulsa, Trump evitó referencias al asesinato de George
Floyd en Minneapolis a manos de un policía blanco y al movimiento de
protesta que detonó por todo el país.
Alabó a los jóvenes
patriotasque
rehúsan arrodillarse a la izquierda radicaly que
son los guerreroscontra aquellos, en aparente referencia a los manifestantes, que
odian nuestra historia, odian nuestros valores y odian todo lo que premiamos como estadunidenses.
Su discurso estaba repleto de todos los elementos ya conocidos, el autoelogio por su respuesta
sin precedenteal coronavirus con el cual
salvamos a decenas de miles de vidas(sigue siendo el país con más casos y muertes en el mundo), y acusó a la
izquierdademócrata que sólo obedece a la
ideologíade intentar entorpecer todo ese esfuerzo.
Acusó a los medios, a las fake news de distorsionar todos sus éxitos y a la
izquierda radical demócratade poner en riesgo a todo el país. Defendió a la policía y acusó que sus opositores “son motivados por el odio, nosotros por el amor… el amor a nuestra nación” y hasta se atrevió a citar al reverendo Martin Luther King.
Antes de partir a Arizona –un estado antes republicano que ahora está
en competencia en el mapa electoral– Trump continuó nutriendo a sus
bases más leales. Por un lado prometió una orden ejecutiva para
penalizar con condenas de 10 años a manifestantes que se atrevan a dañar
o derribar monumentos históricos federales.
No van a tumbar nuestros monumentos, afirmó a medios en la Casa Blanca y amenazó con el uso de fuerza contra
estos vándalos, rufianes y estos anarquistas y agitadores.
A la vez, amplió su congelamiento de visas para algunas categorías de trabajadores inmigrantes con el pretexto de la pandemia.
El lunes decidió intensificar su retórica y se atrevió a acusar a su antecesor, Barack Obama, de
traición, sin dar detalles.
Ante las encuestas que muestran ventaja de Biden en varios estados
claves, así como a escala nacional, y un desplome en la aprobación de su
presidencia, se continúa generando preocupación por las maniobras de
Trump y sus estrategas de sembrar dudas sobre la legitimidad de una
elección para la que aún no se ha emitido un solo voto.
Con cada vez más estados donde se contempla emplear y ampliar el uso
del voto por correo en el contexto de las condiciones de salud pública
que se supone persistirán en noviembre, Trump y sus voceros han
advertido que eso es un complot demócrata para promover fraude, sin
ninguna evidencia.
Este será el desastre electoral de nuestros tiempos. Las boletas por correo llevarán a una elección fraudulenta, tuiteó el lunes. Agregó que “millones de boletas para enviar por correo serán impresas en países extranjeros… Será el escándalo de nuestros tiempos”. En su discurso en Arizona este martes, reiteró el punto: “Será fraude por todas partes… Será la elección más corrupta de nuestra historia”.
Parte de la estrategia republicana es suprimir el voto de bases
demócratas a través de diversas maniobras incluyendo el obstaculizar el
ejercicio del voto al imponer nuevos requisitos, algo que hoy repitió el
presidente.
Pero el manejo inepto de la pandemia y sus consecuencias de salud por
todo el país, la recesión económica comparable en algunos rubros con la
Gran Depresión y las protestas apoyadas por una abrumadora mayoría
contra la violencia oficial racista que por ahora están poniendo en
jaque el futuro político de Trump –según las encuestas– no pueden ser
ocultadas detrás de un muro.
Foto Ap
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
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