Fuentes: Rebelión        
Parece
 que cierta parte de la izquierda mexicana ignora que la historia sigue 
su curso y que los sucesos históricos acontecen, la mayor parte de las 
veces, sin considerar si sus organizaciones políticas están o no de 
acuerdo o si tienen algo que aportar. Es indudable que México vive un 
proceso de transformación desde que el proyecto liderado por Andrés 
Manuel López Obrador, la Cuarta Transformación (comúnmente conocida como
 4T), se hizo con el control del aparato gubernamental a finales del 
2018. No obstante, para cierto sector de la izquierda, el hecho de que 
sus aspiraciones, objetivos y deseos políticos no se vean reflejados en 
el programa político de dicha transformación los conduce a la cerrazón 
intransigente, producto de un enojo irracional, que deviene en 
obnubilación y, cuya persistencia en el tiempo, los incapacita para 
interpretar adecuadamente la realidad, no digamos ya, para transformarla
 en términos prácticos.
Pandemia, sistemas públicos de salud e intereses
La
 pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 (Covid-19) azota al mundo 
entero y en los países del continente americano se registra día con día 
un aumento significativo en el número de contagios y defunciones. Gran 
parte de esos países, además, guardan una característica 
político-económica en común: ser productos y resabios del patrón de 
acumulación neoliberal que se estrenó con el golpe de estado en Chile en
 1973. Uno
 de los resultados, por si quedara alguna duda del carácter criminal y 
asesino de esta forma violenta de acumulación, se expresa de manera 
nítida y macabra en las condiciones deplorables en las que dejaron todos
 estos gobiernos al sistema de salud público.
Desde
 Estados Unidos a México y de Canadá hasta Argentina, aunque también en 
países del sur de Europa como Italia y España, ha quedado en evidencia 
que el sistema de salud público, objeto de constantes recortes en 
beneficio de la iniciativa privada, es tan deficiente que condena, muy a
 pesar de los trabajadores de salud que hacen muchas veces lo imposible,
 a sus pacientes a la muerte.
Durante el periodo neoliberal en México, no solamente se redujo el presupuesto[2] destinado
 a este rubro, sino que además, dada la red de corrupción que anida aún 
hoy en los diferentes institutos (IMSS, ISSSTE, etcétera), desvíos de 
dinero, malversación de fondos[3] y
 la voluntad política de saquear los recursos públicos en beneficio de 
empresas privadas o de personajes ruines, se condujo al sistema de salud
 público a un nivel de crisis estructural que, de no ser por la 
inyección de recursos, equipo médico y fuerza de trabajo que, con motivo
 de la pandemia, el gobierno de la 4T ha procurado, las consecuencias 
derivadas por la pandemia podrían ser aún más graves de las que se han 
visto en Italia o en España.
Los momentos de crisis son momentos en los que se exigen definiciones, pero aún más, son momentos que permiten observar con claridad el lugar ocupado por cada actor político en la defensa de sus intereses.
En
 el caso de la derecha y la ultraderecha mexicana, aquella representada 
por los partidos PRI, PAN, PRD y sus pequeños satélites oportunistas 
como lo Movimiento Ciudadano  o lo que queda del PVEM, es fácil observar
 qué posturas políticas y qué intereses económicos específicos 
representan y defienden. Estos partidos, al ser representantes de una 
facción de la burguesía, articulan en el espacio político una estrategia
 de golpeteo mediático con la intención de ir resquebrajando, a partir 
de noticias falsas, rumores y mentiras, la legitimidad de AMLO y la 4T 
por las supuestas erradas e insuficientes medidas frente a la pandemia[4].
No
 obstante, este intento de golpe de estado, a cuyo llamado se han 
posicionado a favor los gobernadores de Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco,
 Coahuila, Michoacán y Baja California, lleva preparándose desde hace 
más de un año bajo la figura de distintos esfuerzos que llaman a 
derrocar al gobierno, ya sea por la vía partidista, como el intento de 
Felipe Calderón y su esposa con el risible partido México Libre, tanto 
por iniciativas de personajes pro fascistas como Gilberto Lozano y Jorge
 Goñi, líderes de la organización de extrema derecha Congreso Nacional 
Ciudadano, quienes llaman a usar los métodos del finado agente de la CIA
 Gene Sharp[5] con
 el fin de generar una situación de caos y violencia que decante en la 
instrumentalización de los mismos por parte de una fracción de la clase 
política y económica que hoy ve cómo desaparecen progresivamente sus 
privilegios.
Es precisamente esta burguesía y sus respectivos representantes políticos los que movilizan todos sus esfuerzos en
 aprovechar esta situación de crisis epidemiológica para generar una 
imagen distorsionada de la realidad, en donde todo lo negativo que 
suceda bajo las actuales circunstancias se le atribuya a la gestión de 
AMLO, sin sopesar, como hacen algunos sectores de cierta izquierda,  que
 el presente es producto del pasado y, en nuestro caso, de un pasado 
oprobioso llamado entreguismo neoliberal. Es este pasado el que 
se intenta evadir constantemente por derechas e izquierdas; unos, por 
ser responsables directos, aunque con notables grados de Alzheimer y 
cinismo político y, otros, por haber callado durante la barbarie 
neoliberal o por insistir falazmente en que “todo es igual” y que la 
lucha de clases no llevó a MORENA al poder, pues, como ellos mismos 
insisten, son ellos los únicos que representan la verdad y la vanguardia
 del proletariado mexicano y los únicos dignos de representar dicha 
lucha de clases, aunque, a decir verdad, el proletariado mexicano no los considere como posibilidad real para transformar su realidad.
 Es, justamente, a este sector de la izquierda al que hay que recordarle
 día tras día qué sí es el proyecto de MORENA y qué no es.
La 4T y el cambio de patrón de acumulación de capital a escala planetaria
Así las cosas, se debe dejar claro, frente a los reproches y deseos infantiles de este sector de la izquierda mexicana que:
1.- MORENA y la 4T NO son socialistas ni
 buscan instaurar un proyecto socialista como tampoco buscan el 
derrocamiento de la burguesía ni instaurar un gobierno regido por 
consejos obreros u órganos de poder popular.
2.- MORENA y la 4T NO son un movimiento anticapitalista que
 busque abolir la relación capital/trabajo y, por tanto, las coordenadas
 económico-políticas en las que se mueven, y en las cuales despliegan su
 politicidad, son las que se han fraguado en un momento especial del 
capitalismo a escala mundial que es el cambio de patrón de acumulación 
neoliberal por otro postneoliberal.
3.- MORENA y la 4T NO son un proyecto antiimperialista que
 busque la ruptura con su mayor socio comercial norteamericano en aras 
de debilitarlo para forjar una alianza con el objetivo de acabar con su 
predominio geopolítico en el continente.[6]
Por ello, lo que MORENA y la 4T sí son:
1.- Un proyecto postneoliberal que busca y propugna la redistribución de la riqueza social, que había sido concentrada en muy pocas manos, hacia los sectores más desfavorecidos durante la larga noche neoliberal.
2.- Un proyecto postneoliberal, enmarcado en un transición global hacia otro patrón de acumulación de capital, que
 intenta recuperar una parte de la riqueza social y, con ello, el estado
 de derecho que garantice los derechos sociales básicos para una vida 
digna, misma que fue sistemáticamente robada mediante licitaciones y 
contratos leoninos, desvíos de dinero, fideicomisos opacos, corrupción, 
ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, etcétera[7], durante los últimos cinco sexenios.
3.- Un proyecto que lucha por construir los cimientos de soberanía en el ámbito energético[8] y agrícola[9],
 por medio de incentivar la producción nacional de granos y desarrollar 
proyectos de infraestructura para la extracción y procesamiento del 
petróleo.
4.- Un proyecto
 de saneamiento de las estructuras estatales de las prácticas corruptas o
 de nepotismo que definieron el capitalismo mexicano durante los últimos
 30 años, como de igual modo, el intento por recuperar la 
rectoría estatal en diferentes rubros como, por ejemplo, en la 
recaudación de impuestos, sobre todo de aquellas empresas que fueron las
 grandes beneficiadas de la condonación de impuestos mientras duró el 
paraíso fiscal y que hoy llega a su fin[10].
Querer
 ver más o querer ver menos de lo que efectivamente es MORENA y la 4T 
es, cuando menos, ingenuo y/o falta de compromiso con la verdad.
En
 resumen y para contextualizar, para entender el papel específico actual
 del estado mexicano y su proyecto, en términos políticos y económicos, se
 requiere comprender que desde hace años se está gestando un cambio de 
modelo o patrón de acumulación de capital a escala planetaria que 
potencia y fortalece la gestión nacional y estatal de la reproducción 
social. Cambia, entonces, el modo en que los capitalistas, en sus
 respectivas células nacionales y siempre bajo determinadas condiciones 
impuestas por el mercado mundial, organizan las relaciones de 
explotación en función de la obtención de una tasa media de ganancia 
basada en la nueva reconfiguración no sólo de la economía ficticia 
(inversiones financieras, especulaciones, bancos, etcétera), sino de  la
 economía real, esto es, el qué, el cómo y la cantidad de lo que se 
produce en la rama I (medios de producción) y en la rama II (bienes de 
consumo).
Con
 motivo de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 los diferentes 
estados y sus respectivas burguesías han aprovechado la oportunidad para
 comenzar un proceso acelerado de reconfiguración de dicho patrón de 
acumulación, como puede verse, por ejemplo, en el aumento pavoroso del 
número de nuevos desempleados a escala mundial, es decir, en
 el acrecentamiento de la fuerza de trabajo excedente para el capital, 
que ya no puede explotarlos porque son superfluos para la misma 
acumulación, pero que les ofrece la posibilidad temporal de realizar la plusvalía en el espacio de consumo,
 como se observa en las medidas implementadas por la mayoría de los 
estados europeos, e incluso del norteamericano o mexicano, al inyectar 
grandes sumas de dinero al consumo; en la paralización de las cadenas 
productivas “esenciales” para el capitalismo neoliberal como son las 
automotrices[11] o
 la industria aeronáutica y sus industrias productoras de insumos 
vinculadas o subsidiarias; la disminución en la demanda de crudo y la 
consecuente guerra comercial por los precios, esto enmarcado en una 
pugna entre los capitales verdes (empresas productoras de 
aerogeneradores, paneles solares, baterías, autos eléctricos, etcétera) y
 los capitales petroleros y belicistas.
Sin
 embargo, no debe olvidarse que si bien esta novedosa situación abre la 
posibilidad de un control soberano y estatal sobre diferentes sectores 
que fueron esquilmados por el neoliberalismo, no
 significa que asistamos a un cambio de modo de producción, antes bien, 
lo que observamos es la lucha entre dos proyectos de gestión del 
capitalismo que se está jugando en el tablero geopolítico con nuevos 
actores, como son China y Rusia, que han empezado a definir sus 
propias reglas del juego, espacios de influencia, aliados estratégicos y
 formas de cooperación económica muy distintas a las neoliberales.
La pandemia del SARS-CoV-2 sintetiza una época e impele a otra, pero no como cree Žižek en su artículo publicado en el libro colectivo Sopa de Wuhan[12].
 La crisis del capitalismo en su forma neoliberal, acelerada por la 
pandemia, no es sinónimo de transformación del modo de producción y del 
tránsito automático al comunismo, antes bien, es la posibilidad de 
reconfigurar, como hemos apuntado líneas arriba, la forma en cómo el 
capital se reproduce. Esto, como es evidente, no conduce automáticamente
 a un capitalismo más “humano” o más fascista, opción que ve casi 
inexorable el ensayista surcoreano Byung-Chul Han en el libro antes 
referido, al imaginar la imposición de un estado de control 
tecno-político, a modo del “autoritarismo asiático”, más concretamente 
chino, a escala mundial que amenazaría los valores liberal-democráticos 
de occidente.[13]
La reconfiguración del modo en que se produzca y se reproduzca el capital, bajo el nuevo patrón de acumulación, dependerá
 de cómo cada estado-nación impulse su proyecto concreto de capitalismo,
 en función de sus condiciones particulares de explotación de la fuerza 
de trabajo y de los recursos naturales con los que cuenta, de su 
desarrollo tecnológico y de la alianza que tejan con los nuevos actores 
geopolíticos.
Es
 dentro de este contexto general en el que se inserta México y los 
actores políticos y económicos que pretenden, o seguir el curso de la 
historia mundial, o preservar las formas políticas y de acumulación de 
capital de la época neoliberal[14]. Para
 la izquierda mexicana, sin embargo, entender cabalmente esta diferencia
 es de suma importancia, porque o se alía, infantilmente, a la derecha 
neoliberal que lucha por sus intereses, cotos de poder y privilegios, 
intentando sacar partido de forma oportunista, o se alía al curso 
progresista que abre este momento histórico particular y aprovecha las 
condiciones para existir, crecer y desarrollarse políticamente dentro
 de las masas que dice guiar y de las que se encuentra escindida al no 
representar más que consignas panfletarias y deseos a futuro que no 
pueden, muy a su pesar, llevar a la práctica porque carecen de la 
materia llamada pueblo. No
 existe una tercera vía, los procesos históricos son dialécticos y son 
dentro de ellos donde se vislumbra y se hace posible una praxis política
 concreta. Los deseos y las fantasías impulsan y dan coraje, pero
 sólo existen en la voluntad, en tanto la realidad sigue su curso y 
transformarla, requiere, más allá del coraje y la voluntad, la capacidad
 de entenderla adecuadamente, y para ello no bastan arengas y 
fraseología revolucionaria.
Finalmente, cabe recordar lo que decía el Che Guevara, “el comunismo es una meta de la humanidad que se alcanza conscientemente”. Para
 que se de esa condición, entonces, se requiere que haya humanidad y que
 esa humanidad tenga conciencia. En México, por lo pronto, urge que el 
sujeto social esté vivo y tenga la posibilidad de desarrollar 
políticamente su conciencia y eso sólo ocurre, como ya se ha observado, 
en un clima en donde no impere la barbarie, el asesinato y la violencia 
neoliberal. La lucha socialista es de largo aliento y debe abrirse paso en los límites de la política real, no obliterarla ni denegarla.
Notas:
[3] Véase: https://politica.expansion.mx/mexico/2020/03/02/instituciones-de-salud-desviaron-4-179-mdp-en-cinco-anos-alerta-investigacion
[4] En
 realidad, lo que les incomoda y les enfurece de las medidas adoptadas 
es que éstas no les favorecen inmediatamente al no haber un rescate 
multimillonario con fondos públicos de las empresas privadas, como era 
costumbre en los sexenios anteriores.
[5] Otro
 de los eventos en donde la élite política mexicana intentó usar estos 
métodos, pero con el objetivo de controlar la protesta juvenil, que fue 
un movimiento potencialmente popular, fue en el movimiento #YoSoy132 en 
el 2012, al respecto véase: https://rebelion.org/gene-sharp-y-el-yosoy132-o-de-como-llevar-la-protesta-social-al-fracaso/
[6] Esto
 es tan evidente como observar la “buena disposición” de la 4T ante la 
firma del T-MEC. En este punto cabe señalar que la estructura 
dependiente de la economía mexicana ante los centros hegemónicos seguirá
 existiendo, aun cuando los países dependientes como México tengan una 
autonomía relativa en la gestión de su propia reproducción.
[7] Entre
 otro de los elementos de esta reconfiguración, no sin lucha de clases 
de por medio, se encuentra, también, la lucha por la regulación o 
desaparición del outsourcing,
 junto con el derecho a la libertad y democracia sindical. Elementos 
que, dicho sea de paso, reconfiguran la relación inmediata entre 
capital/trabajo.
[8] Véase: https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2020/04/15/soberania-energetica-es-un-asunto-de-seguridad-nacional-amlo/
[9] A
 diferencia de lo que ocurría en sexenios pasados, en donde sólo los 
grandes acaparadores y terratenientes salían beneficiados, en el 
presente se intenta fortalecer a los pequeños productores y avanzar 
hacia una relativa autosuficiencia alimentaria. Véase: https://www.animalpolitico.com/2019/12/pequenos-productores-campo-amlo/ y https://www.24-horas.mx/2020/03/25/agricultura-anuncia-apoyos-a-precio-de-garantia-para-productores-de-maiz/
[10] “En
 los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las 
prácticas monopólicas, los estancos, las condonaciones de impuestos y 
las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las 
leyes, así como las prohibiciones a título de protección de la 
industria.” Véase: https://www.eleconomista.com.mx/politica/Diputados-declaran-constitucional-prohibir-la-condonacion-de-impuestos-20200225-0107.html
[13] Si
 bien la postura de Han es exagerada y catastrofista, sobre todo si se 
piensa en la realidad alemana en donde él vive, y en donde la llamada Ausgangsbeschränkung (restricción
 en la movilidad) fue de las más relajadas en Europa, lo que sí ha ido 
en aumento, y esto desde hace ya varios años aunque de forma más 
pronunciada durante la pandemia, es el número de agresiones de carácter 
racista y la concomitante fascistización de los sectores más 
pauperizados por las políticas neoliberales en los países 
“primermundistas”, mismos que se han sumado a los partidos y movimientos
 neonazis que proliferan en toda Europa (AfD, PEGIDA, NPD, NSU en 
Alemania; FPÖ en Austria; VOX en España; FN en Francia; Liga Norte y 
Hermanos de Italia en Italia; Ley y Justicia en Polonia; Fidesz-Unión 
Cívica Húngara en Hungría; Partido Popular Suizo en Suiza, etc.) Por 
ello, el uso de la pandemia para implementar medidas de carácter 
retrogrado, incentivar los nacionalismos fascistas y reglamentar 
autoritariamente a la sociedad son una realidad que podría observarse en
 algunos países de forma más clara y acelerada.
[14] Esto
 es lo que se observa, de manera nítida desde que entró Trump a la 
presidencia, en la pugna al interior de la burguesía y de clase política
 norteamericana, que tiene su correlato en México, como puede observarse
 en las pugnas entre los diferentes grupos empresariales, entre los que 
se encuentra el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación
 Patronal de la República Mexicana (COPARMEX).
Artículo recientemente publicado en: http://revistamemoria.mx/?p=2731
 
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