
            Fuentes: CLAE        
William Barr, fiscal general de Estados Unidos anunció la
 presentación de cargos criminales por narcotráfico contra el presidente
 venezolano Nicolás Maduro y otras autoridades  y, al mejor estilo del 
lejano oeste, le puso precio a sus cabezas, bombardeando las 
negociaciones que se suceden en Venezuela entre gobierno y oposición.
Washington redobla el asalto en plena pandemia y conmoción global, 
cuando la Unión Europea y Naciones Unidas, por ejemplo, pide 
flexibilizar las sanciones contra Venezuela.
Los analistas estadounidenses señalan que las acusaciones equivalen a
 que el gobierno de Trump finalmente renuncia a cualquier estrategia que
 pueda conducir a negociaciones entre gobierno y oposición. Por razones 
puramente políticas y electorales, está abrazando la esperanza ilusa de 
la oposición extrema: que si simplemente sacuden lo suficiente, el 
régimen de Maduro colapsará bajo su propio peso.
Geoff Ramsey, director de WOLA, señala que este optimismo sin 
fundamento parece venderse en Washington, pero le ha fallado al pueblo 
venezolano. A menos que la Casa Blanca se comprometa a una solución 
negociada en Venezuela, el país no verá un “retorno a la democracia” en 
el corto plazo.
Los cargos de Barr incluyen al presidente del Tribunal Supremo de 
Justicia, Maikel Moreno, el ministro para la Defensa,Vladimir Padrino 
López, ministro de Interior, Justicia y paz, Néstor Reverol, Diosdado 
Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, entre otros.
El motivo: acusan a Venezuela de emprender junto a las Farc 
(organización guerrillera colombiana convertida hoy en partido político 
tras el proceso de paz en ese país) de emprender una conspiración 
narcoterrorista para inundar a EEUU de cocaína. Colombia, mayor 
productor y principal distribuidor de esa droga en el mundo, no tiene 
ningún señalamiento de este tipo. Venezuela no es productora de coca.
«No reconocemos a Maduro como presidente de Venezuela, pero 
esto ya pasó con (Manuel Antonio) Noriega ( Panamá 1989), a quien 
tampoco reconocíamos», señaló el gobierno estadounidense.  Tres décadas atrás, el no reconocimiento a Noriega derivó en la invasión a Panamá en 1989, el bombardeo al barrio El Chorrillo y un número aún indeterminado de muertes en el país centroamericano.
Las propias agencias estadounidense saben que la teoría del 
«narco-Estado» es pura ficción. Es simplemente algo más para justificar 
la agresión contra Venezuela. EEUU dice que Maduro es personalmente 
responsable por 250 toneladas de cocaína que salen anualmente de 
Venezuela.
Venezuela no es un país de tránsito importante para las drogas con 
destino a Estados Unidos. Un informe reciente de la dirección de 
Venezuela de The Washington Office on Latin America (WOLA), señala que 
datos del gobierno de EEUU no publicados anteriormente muestran que, si 
bien la cantidad de cocaína traficada desde Colombia a través de 
Venezuela es significativa, es solo una fracción de la cocaína que llega
 a través de otros países de tránsito.
De acuerdo con la Base de Datos Antidrogas Consolidada Interagencial 
(CCDB), 210 toneladas métricas de cocaína pasaron por Venezuela en 2018.
 Para comparar, en el mismo año pasó aproximadamente 10 veces más 
cocaína (2,370 toneladas métricas) por Colombia y siete veces más (1,400
 toneladas métricas) por Guatemala.
¿Por qué la administración Trump está ahora dando la alarma de que 
Venezuela “inunda” a este país de cocaína, especialmente cuando la Casa 
Blanca permitió que los esfuerzos anticorrupción murieran en países de 
tránsito más importantes como Honduras y Guatemala?, pregunta Geoff 
Ramsey, director de WOLA.
Señala que la respuesta está en la historia de la Guerra Fría. El 
Departamento de Justicia se ha visto sometido a una fuerte presión por 
parte de los duros de la oposición venezolana y la comunidad de 
exiliados para revelar estas acusaciones, usando el mismo libro de 
jugadas que el gobierno de George H.W. Bush usó en Panamá.
Pero en Venezuela, pese a lo que diga Trump y repitan los medios 
hegemónicos,  no hay apoyo para una intervención militar. Incluso los 
más tradicionalistas saben que la acción militar podría conducir a una 
insurgencia de décadas que podría desestabilizar la región. En cambio, 
la Casa Blanca cree que esta es una táctica de presión útil, la última 
en los intentos fallidos de la administración de crear fracturas dentro 
del régimen de Maduro.
Judicialización
La nueva dirección que tomó Washington desplazó la política de cambio
 de gobierno hacia las instancias judiciales estadounidenses. La vía 
judicial de cambio de gobierno de EEUU utiliza los cuerpos de seguridad 
como el FBI y la DEA, y posteriormente puede encontrar sostén en 
unidades militares, indica James Chicos en “Estudios de conflicto y 
terrorismo”, así como legaliza en EEUU la utilización de los llamados 
“contratistas privados de seguridad”.
El Fiscal General de EEUU, William Barr, está al frente de la nueva 
iniciativa. Cabe recordar que a Barr le correspondió redactar en 1989 la
 justificación legal para la invasión de Panamá y para que “el FBI 
pudiera ingresar a tierra extranjera sin el consentimiento del gobierno 
anfitrión”. Además, Barr fue quien gestionó el indulto de Elliott 
Abrams, inculpado por el caso Irangate.
Por otra parte, el exmayor general Clíver Alcalá organizó un grupo 
armado en Colombia con el plan de eliminar los vicios y la corrupción en
 Venezuela, a través de un convenio en el que participaron el 
autoproclamo (y hoy muy devaluado) presidente interino Juan Guaidó, el 
publicista J.J.Rendón, una empresa contratista privada de seguridad y 
asesores estadounidenses. Alcalá se entregó a la DEA, pese a que no 
había orden de captura en su contra.
Junto a otro exgeneral, Hugo Carvajal (exjefe de inteligencia, 
asilado en España), que desde hace varios años confrontan con Nicolás 
Maduro y la cúpula castrense, pasarán a ser piezas clave en la 
iniciativa judicial de cambio de gobierno. Al igual que Cristopher 
Figuera, mantienen lazos de cooperación con los servicios de 
inteligencia estadounidenses, luego de que les fueron detectadas 
actividades ilícitas. 
Pandemonium
 En Venezuela, para atender la pandemia, diversos sectores han 
propuesto un entendimiento entre Gobierno y oposición a lo que se opuso 
el sector de Juan Guaidó, quin afirmó que mientras Maduro siga en el 
poder no se conseguirá auxilio internacional.
Unicef anunció millones de mascarillas, trajes, termómetros y otros 
suministros para repartirlos en países necesitados. Venezuela acordó con
 Unicef y los otros órganos del sistema de la ONU el ingreso de la ayuda
 para contener la pandemia.
Sin embargo, señala el analista Leopoldo Puchi, la ayuda y las 
donaciones de las organizaciones internacionales es insuficiente para 
responder al problema y sostener la actividad productiva y se requiere 
de otras fuentes para atender la situación económica y las dotaciones 
médicas.
Las principales opciones disponibles son la venta de materias primas y
 el uso de los fondos bloqueados en el exterior, pero todo esto está 
sujeto a las sanciones económicas y financieras impuestas por Estados 
Unidos y la Unión Europea. La otra fuente es la de préstamos como el del
 FMI, pero Estados Unidos, con derecho a veto, está en desacuerdo.
Obviamente,  las sanciones son un grave escollo para que Venezuela 
pueda proteger a la población frente a la crisis epidemiológica mundial.
 Rusia “calificó las sanciones de EEUU contra Venezuela como una 
‘herramienta de genocidio’ en medio de una epidemia”.
Mientras, el sábado aterrizó en el aeropuerto de Maiquetía un avión 
proveniente de China con 50 toneladas de insumos médicos para combatir 
el Covid-19, y en las próximas horas llegará un grupo de expertos 
médicos y más insumos. Maduro señaló que en los próximos días también 
recibirán ayuda de Rusia, colaboración que llegará en un avión militar. 
Pese al bloqueo estadounidense, claro.
Marcos Salgado: Periodista argentino del equipo fundacional de 
Telesur. Corresponsal de HispanTv en Venezuela. Analista asociado al 
Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
 
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