Katu Arkonada
Vivimos tiempos de crisis,y por tanto, tiemposinteresantes.
Crisis económica, pero   sobre todo, financiera. Lo dice el Fondo Monetario Internacional, que en su último informe Perspectivas de la economía mundial 2020 asegura que 
El crecimiento mundial registró su ritmo más débil desde la crisis financiera de hace una década.
El valor mundial de los mercados bursátiles, lo que Marx llamaba 
capital ficticio, se sitúa alrededor de 90 billones de dólares, 
superando el PIB mundial, y con una deuda pública que roza 70 billones 
de dólares y los bancos bajando las tasas de intereses y regalando 
dinero al capital financiero, no productivo, están construyendo las 
condiciones para una crisis dentro de la crisis.
Mientras tanto, en este interregno entre crisis, el mundo está en 
llamas. Arden las calles, arden los bosques, arden las fronteras, y 
arden diversas zonas del planeta debido a las guerras comerciales o por 
los recursos naturales, cada vez más escasos.
Vamos a analizar algunos de los focos rojos de este 2020 en clave geopolítica:
Estados Unidos. Las cosas se mueven rápido en la potencia imperial en
 declive, pero al mismo tiempo epicentro de la confrontación geopolítica
 mundial. Con una economía estable, en crecimiento, y un desempleo en 
decrecimiento, es el año de Trump.
Un Trump que se convierte en el tercer presidente de la historia de 
Estados Unidos sometido a un juicio político, tras Andrew Johnson (1868)
 y Bill Clinton (1998). Y al igual que sus dos predecesores, saldrá 
libre del mismo. Si bien los demócratas encabezados por Nancy Pelosi han
 manejado bien el proceso de impeachment en la Cámara de Representantes, es una batalla perdida en un Senado con mayoría republicana y puede tener un efecto boomerang
 para los demócratas, pues se verá afectada la agenda de las primarias, 
sobre todo la de los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, lo que
 puede dar un nuevo impulso a la candidatura de Joe Biden.
Varias regiones del planeta se verán afectas por lo que suceda de 
aquí al martes 3 de noviembre, día de las elecciones presidenciales 
estadunidenses.
Medio Oriente. El acto de inicio de campaña de Trump fue la reciente 
ejecución de Qasem Soleimani, general a cargo de las Fuerzas Qods, el 
cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria Islámica y principal 
responsable del combate al Estado Islámico en Irak. Esta operación y la 
respuesta de Irán mediante un ataque quirúrgico a una de las principales
 bases estadunidenses en Irak, con el objetivo de no dejar muertos, pero
 sí mostrar poderío tecnológico y de inteligencia, aumentan la 
temperatura de la ya de por sí región más caliente del planeta en 
términos geopolíticos. Los casi mil kilómetros de frontera que comparten
 Irán y Afganistán, con 13 mil soldados estadunidenses desplegados, 
amplían el campo de batalla entre la principal potencia de Medio 
Oriente, Irán, y el complejo industrial-militar estadunidense, actor 
clave para la reelección de Trump en 2020.
China. La potencia que cada vez acerca más el mundo multipolar a una 
disputa bipolar, y que en 2021 celebrará los 100 años del Partido 
Comunista de China (PCCh), entra el 25 de enero en su Año de la Rata con
 el objetivo de erradicar por completo la extrema pobreza. El objetivo 
en 2020, después de sacar a 800 millones de personas de la pobreza 
durante los pasados 35 años, es que ningún ciudadano se encuentre en 
situación de extrema pobreza.
Además, cambia de año firmando una tregua comercial con Estados 
Unidos. Una China que ya supera a EU en PIB medido en paridad del poder 
adquisitivo (PPA) y que si profundiza tanto su alianza con Rusia como la
 apuesta por la Nueva Ruta de la Seda, podría en un futuro no tan lejano
 superar a EU en PIB global. En el campo de batalla de la tecnología, el
 5G y la ciberguerra, China ya se ha colocado por delante del imperio.
Mundo en llamas. Los recientes incendios en la Amazonía o Australia, 
que aporta 5 por ciento del total mundial de contaminación climática 
mediante la minería de carbón o la explotación de gas, reafirman la idea
 de que no es el fuego, es el capitalismo. Un modo de producción 
insostenible para nuestra Madre Tierra que solo trae guerras por el 
coltán, el petróleo, el litio, el cobre, el agua y sobre todo, como 
rapean Los Chikos del Maíz y Kase.O, el enemigo interno, el pobre. 
Porque quienes salen perdiendo de las guerras imperialistas en todos los
 rincones del planeta son las y los desheredados de la tierra. Quienes 
no tienen siquiera la posibilidad de cuidar el planeta (porque ser 
ecologista es también una cuestión de clase) es quienes menos tienen. El
 equilibrio entre el derecho al desarrollo de una buena parte del 
(tercer) mundo y los derechos de la naturaleza es uno de los grandes 
debates y tareas pendientes.
Ultraderecha y evangelismo. Y mientras hace arder el mundo, el 
capitalismo fractura nuestros pueblos y fragmenta nuestras sociedades. 
Lo colectivo se debilita en favor de lo individual, y ahí es donde 
aparecen fenómenos como el auge de la ultraderecha o del evangelismo, 
allá donde la izquierda es incapaz de dar respuesta a las nuevas 
preguntas de este mundo en llamas.
Frente a la guerra contra el 
marxismo culturaly la
ideología de género, nuestra defensa de la humanidad frente al auge del fascismo y del evangelismo de ultraderecha debe ser la apuesta por una sociedad regida por los principios de la justicia social y el feminismo.
 * Politólogo especialista en América Latina 
 

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