Las hazañas 
económicas y sociales que ha realizado Evo Morales desde que accedió a 
la primera magistratura en enero de 2006 fueron las que le permitieron 
reelegirse en primera vuelta como presidente del Estado Plurinacional de
 Bolivia.
 Su victoria representa un fuerte golpe a las 
políticas neoliberales que han impuesto Estados Unidos y el Fondo 
Monetario Internacional (FMI) con la anuencia de las oligarquías 
nacionales en algunos países de la región y que han ocasionado nefastas 
consecuencias para sus habitantes. 
 En esta ocasión, con el 
95,23 % de las mesas escrutadas, Morales alcanzó el 46,86 % de los 
votos, mientras que su principal oponente, Carlos Mesa, obtuvo 36,73 %. 
Esto ocurrió pese a la fuerte campaña en su contra que realizaron los 
medios de comunicación occidentales que propiciaban una vuelta radical 
del sistema social establecido en el país desde 2006. 
 A eso se 
sumaron las presiones ejercidas por la Administración estadounidense 
para que los partidos de derecha se unieran al candidato Carlos Mesa en 
un esfuerzo por tratar de derrotar en la primera vuelta electoral a la 
formula Evo Morales-Álvaro García Linera. 
 Como era de esperar, Mesa no reconoció su derrota y llamó a protestar contra lo que denominó un fraude electoral. 
 Durante los últimos 14 años, el Gobierno del Movimiento Al Socialismo 
(MAS) ha logrado acertadas transformaciones políticas, gran protagonismo
 internacional y relevante crecimiento y estabilidad económica. 
 Antes de 2006, las características en Bolivia eran la inseguridad 
política ciudadana con una gran pobreza, falta de educación y de 
atención a la salud del pueblo, mientras la economía sufría un saqueo 
indiscriminado. 
 En su primer mandato, se acuerdan medidas para 
nacionalizar empresas y riquezas productivas, mineras y de servicios, y 
comienza una etapa para dejar atrás más de dos siglos de explotación por
 parte de gobiernos extranjeros y compañías transnacionales con la 
anuencia de las oligarquías criollas. 
 Con anterioridad, los 
principales productos energéticos y empresas públicas creadas por la 
revolución de 1952 habían sido privatizados o vendidos a precios de 
remate. Este proceso se acrecentó entre 1985 y 2005 durante los 
gobiernos neoliberales, (el último presidido por el actual derrotado 
candidato Carlos Mesa) ya que el Estado dejó de controlar el 70 % de la 
actividad productiva y su principal industria, Yacimientos Petrolíficos 
Fiscales Bolivianos (YPFB), recibía regalías de solo 18 % por parte de 
las transnacionales. 
 Al nacionalizarse la industria de los 
hidrocarburos se estableció una política de retención del sector 
dividido en 50 % de regalías, 7 % en ganancias recuperables de empresas 
operadoras de YPFB y pago de impuestos y patentes. De esa forma se 
aseguró que el Estado y el pueblo obtuvieran un ingreso en los primeros 
seis años de 12.424 millones de dólares y a la par se promovió la 
recuperación de riquezas y recursos como un hecho de justicia social, 
económica y política. 
 Esas medidas propiciaron disminuir la 
pobreza y dinamizar la economía familiar al aumentar el consumo en los 
hogares; se llevó a cabo una modernización del transporte con la puesta 
en marcha del teleférico más largo del mundo que cuenta con siete 
líneas, 20 kilómetros de recorrido y 130 millones de pasajeros 
transportados, entre estos miles de turistas. 
 En su última 
alocución pública, Evo informó de que se han construido en el país 35 
hospitales de segundo nivel, 1.061 establecimientos de salud y 18.550 
centros para atender a la población. 
 El Producto Interno Bruto 
(PIB) aumentó anualmente en 4,9 % y pasó de 9.000 millones de dólares en
 2005 a 43.500 millones y un equivalente percápita de 4.000 dólares. 
 La pobreza extrema se redujo en ese período de 38,2 % a 15,2 % y la 
pobreza moderada de 60,6 % a 34,6 %, las tasas de disminución más altas 
del continente. La esperanza de vida pasó de 63,8 años a 73,5 años en 
2019. 
 Bolivia se sitúa como uno de los países con mayores 
niveles de asistencia escolar en primaria, declarada por la UNESCO como 
libre de analfabetismo por la ayuda brindada en ese sector por Cuba y 
Venezuela, y ha construido 16.773 unidades educativas en estos 14 años. 
 El salario mínimo aumentó de 440 bolivianos a 2.060, se realizaron más 
de 890.000 instalaciones de gas a domicilio que son financiadas con 
1.100 dólares. Se han construido 5.000 kilómetros de carreteras que 
atraviesan toda la geografía del país. 
 En el plano 
internacional Bolivia asumió un activo papel en el Movimiento de Países 
No Alineados y del Grupo de los 77, es fundador junto a otras naciones 
de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y de la 
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). 
 Es 
innegable que por su liderazgo indígena en América, su posición 
antiimperialista y la estabilidad política-económica-social, Evo elevó a
 Bolivia a los primeros planos internacionales. 
 Ahora, con los 
fuertes rechazos a los gobiernos neoliberales instalados en la región 
que han dejado numerosos muertos y heridos en Chile, Argentina, Ecuador,
 Colombia, Paraguay y Honduras, el pueblo boliviano no se dejó engañar 
por los cantos de sirena provenientes de Washington y de la oligarquía 
nacional y con el voto democrático volvió a elegir a su mejor presidente
 en toda su historia: Evo Morales Aima. El neoliberalismo fue derrotado 
en las urnas. 
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
 

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