The Guardian / El diario
| La empresa señalada como responsable de la crisis de opiáceos en EE.UU. se ha declarado en bancarrota, una estrategia para protegerse ante las demandas. Mediante este proceso, Purdue Pharma pretende convertirse en una organización sin ánimo de lucro y que sus futuras ventas financien el acuerdo al que espera llegar con los más de 2.000 demandantes, incluidos estados, ciudades y ayuntamientos. Se acusa a Purdue Pharma de utilizar tácticas agresivas y engañosas para aumentar las ventas, así como de minimizar el riesgo de adicción. | 
 
  
  Un grupo de manifestantes protesta a las puertas de la farmacéutica Purdue en Nueva York.     Erik McGregor / ZUMA Wire  
Purdue Pharma, la empresa que fabrica Oxycotin, un polémico analgésico disponible solo con receta médica, se ha declarado en quiebra
 ante un juzgado federal de Estados Unidos. La decisión forma parte de 
un proyecto de acuerdo que establece que la empresa dará unos 10.000 
millones de dólares en indemnizaciones para evitar ir a los tribunales 
en la avalancha de demandas presentadas por ciudades, condados y Estados
 que acusan a Purdue de ser responsable de la mortífera crisis de 
opiáceos que afecta al país.
Ahora, un grupo de Estados liderado 
por Massachusetts, Nueva York y Connecticut se oponen a una salida 
pactada y quieren llevar a la empresa a juicio, con el objetivo de 
lograr una indemnización más alta. Alegan que buscan una mayor medida de justicia,
 con una serie de actos encaminados a que tanto la entidad como los 
miembros de la familia Sackler, sus propietarios, respondan con parte de
 su patrimonio.
¿Pero qué implica el proceso iniciado por la 
empresa para declarar la bancarrota? ¿En qué casos sigue implicada 
Purdue y quién más está involucrado? Y, lo que reviste mayor 
importancia, ¿qué significa todo esto en el contexto de una crisis de 
salud pública ocasionada por los opiáceos? Según el Gobierno de EEUU, la crisis de opiáceos
 mata al menos a 130 personas al día, víctimas de sobredosis, en un 
recuento final que podría llegar a 400.000 víctimas entre 1999 y 2017.
¿Qué es Purdue Pharma? ¿Qué es un opiáceo?
Purdue
 Pharma es una empresa farmacéutica privada con sede en Stanford, 
Connecticut, que vende analgésicos narcóticos con el nombre comercial 
Oxycotin, lanzado en 1996. El producto, que marcó la diferencia en su 
día, ofrece una fórmula que libera de manera controlada un ingrediente 
activo: la oxicodona, extraída de la adormidera (la planta del opio). Es
 mucho más potente que otros opiáceos de la misma familia, como la 
heroína y la morfina. Los opiáceos son sustancias naturales o sintéticas
 derivadas del opio que actúan bloqueando el dolor.
¿Supone este problema el fin de Purdue?
No.
 La empresa ha presentado una petición ante la justicia federal de EEUU 
para que permita una quiebra controlada en un momento de debilidad, una 
medida para protegerse de deudas y responsabilidades mientras organiza 
una reestructuración de emergencia. El proceso se conoce en EEUU como Capítulo 11, 'Protección ante quiebra',
 y está recogido en las leyes federales. Es habitual que empresas que 
atraviesan momentos difíciles recurran a esta posibilidad para continuar
 operando blindados ante sus deudores, lo que permite un proceso de 
negociación con las entidades financieras y los sindicatos con el 
objetivo de salir a flote.
El movimiento realizado por Purdue 
tiene un elemento novedoso. Pretende que la justicia proteja la empresa 
de la gran cantidad de demandas que enfrenta, mientras se reorganiza en 
el contexto de un acuerdo. Su objetivo es convertirse en una 
organización sin ánimo de lucro –de tamaño mucho menor que el actual– y 
que sus futuras ventas financien el acuerdo al que espera llegar con los
 demandantes.
¿Quiénes son los demandantes?
Son unas 2.000 ciudades, condados y tribus nativas de EEUU. Sus demandas están agrupándose en una sola e inmensa causa civil en un juzgado federal de Cleveland, Ohio.
 Los abogados que representan a los demandantes han acordado, de 
momento, aceptar la quiebra y un acuerdo con la intención de cobrar 
antes – una decisión con perspectiva de "más vale pájaro en mano que 
ciento volando"–. Unos 26 estados están presentando demandas por 
separado y se han mostrado de acuerdo con esa estrategia.
Sin 
embargo, otros estados se oponen con claridad al acuerdo y argumentan 
que la cantidad, por debajo de 5.000 millones de dólares, apenas alcanza
 para asumir el coste de la crisis de los opiáceos, que el Gobierno 
federal ha estimado en más de un billón de dólares desde 2001.
 Quienes se oponen también creen que es injusto que la empresa y sus 
propietarios, la familia Sackler, se salven. Gracias a la venta de 
Mundipharma, su filial británica, también acosada por problemas, la 
familia Sackler ya ha aportado unos 3.000 millones de dólares al 
acuerdo. 
 ¿Por qué demandan? 
En 
líneas generales, los demandantes acusan a Purdue Pharma de tácticas 
agresivas para elevar las ventas de Oxycontin en EEUU y hacerlo con 
pacientes que no necesitaban el medicamento. Se acusa a la empresa de 
minimizar el riesgo de adicción existente, tanto en consumo con 
prescripción médica como abusando de la sustancia. Alegan que Purdue 
Pharma manipuló a expertos, legisladores y entidades de control, al 
mismo tiempo que culpaban a las drogas ilegales y a quienes abusaban de 
la droga sin control médico de ser los verdaderos responsables de una 
epidemia letal de adicción
Protestas en septiembre de 2019 contra la farmacéutica Purdue en Nueva York.     Erik McGregor / ZUMA Wire  
¿Qué sucederá ahora?
El
 juez encargado de gestionar la bancarrota, con sede en el sur de Nueva 
York, oirá los argumentos de la empresa, que argumenta que su propuesta 
es un modo justo y eficiente de resolver las demandas presentadas, ahora
 que aún dispone de activos y puede asumir responsabilidades. Purdue 
Pharma lo presentará como un pago generoso, con el que se reembolsarán 
los gastos en salud pública que han incurrido los estados y las 
entidades locales. De ese modo evitaría reconocer malas prácticas o una 
disolución de la empresa.
La parte contraria cree que Purdue no 
debería ser protegida ni seguir vendiendo opiáceos para financiar un 
acuerdo que vislumbran enclenque, y que la voluntad expresada por la 
empresa de ayudar a las víctimas no es sincera. Estados como 
Massachusets dicen que Purdue ha desviado una cantidad importante de dinero
 y que aún en el caso de que se conceda la bancarrota, la empresa no 
estará protegida. Por supuesto, tampoco la familia Sackler, los 
propietarios, que no han presentado su propia bancarrota ante las 
demandas presentadas por los estados.
Será un juicio largo y complejo
Purdue
 Pharma ya ha sido demanda por varias personas en el pasado. Y no sólo 
individuos. El estado de Kentucky lo hizo contando con un testimonio abrumador, el de Richard Sackler,
 un expresidente de la empresa, que así evitó enfrentarse a juicio. Pero
 nunca a la escala de las demandas actuales por entidades públicas a lo 
largo de todo el país.
El primer indicador de lo que podría 
suceder con este proceso, de enormes dimensiones, resultará del juicio 
que comenzará en octubre en Cleveland. Ya se ha acelerado el proceso de 
negociación larvada sobre un acuerdo aceptable por las partes o los 
planes de quiebra. En ese juicio veremos a los ejecutivos de Purdue 
Pharma sometidos a interrogatorios que desvelarán información no 
conocida hasta el momento. Se arriesgan a ser juzgados con mucha dureza 
en muchos ámbitos, incluido el de sus responsabilidades económicas. 
Purdue ya evitó un juicio que iba a ser seguido al detalle en Oklahoma en 2019, al aceptar un acuerdo por el que pagó 270 millones de dólares. Pero el caso federal en Ohio y sus réplicas por todo el país, que durarán años, se acercan sin remisión.
Otras empresas demandadas
Purdue
 Pharma no es la única empresa que afronta muchas de estas demandas. 
Otros fabricantes de analgésicos son acusados de estrategias de venta 
agresivas y engañosas, para incrementar los beneficios de sus 
respectivas versiones de la oxicodona o el fentanilo. Pero suelen ser acusadas, en realidad, de subirse al tren que arrastraba la locomotora de Purdue.
Ese
 grupo de empresas incluye a distribuidores acusados de repartir miles 
de millones de pastillas en localidades que no necesitaban ni una mínima
 parte de lo prescrito y de empujar a las cadenas de farmacias a ese 
proceso. 
La lista incluye a fabricantes como Mallinckrodt, Endo, 
Allergan, Teva y Johnson & Johnson. También se nombran como 
distribuidoras a AmerisouceBergen, McKesson y Cardinal Health y se 
implica a las cadenas al por menor como Walmart, Walgreens, CVS y Rite 
Aid.
Johnson & Johnson perdió el caso de referencia en Oklahoma, en el que Purdue también figuraba como acusada pero había llegado a un acuerdo previo.
¿Quién es la familia Sackler?
Los demandados son ocho miembros relevantes de la familia Sackler
 y sus nombres aparecen en muchas de las demandas contra Purdue Pharma, 
propiedad de la familia. Richard, Beverly, Theresa, Kathy, Ilene, 
Mortimer, Jonathan y David Sackler fueron incluidos a posteriori 
en la causa, por lo que no enfrentarán juicio hasta el año que viene. 
Participan en la negociación del acuerdo y, como responsables desde hace
 años de la compañía, se les acusa de tácticas engañosas.
 Las estimaciones más conservadoras sobre sus activos alcanzan los 
13.000 millones de dólares y lo que han hecho es donar grandes 
cantidades a entidades dedicadas al arte y la educación, aunque estas 
donaciones se empiezan a rechazar como gesto de protesta ante la 
indignación de los afectados por la crisis. Parecería que la familia 
Sackler trata de esconder parte de sus beneficios, según indican los documentos del tribunal. 
Las acusaciones penales
Purdue Pharma ya se enfrentó a una demanda federal en 2007. Se declaró culpable ante el juez antes de llegar a juicio y fue multada con más de 600 millones de dólares
 por delitos relacionados con transmitir información incorrecta sobre su
 producto Oxycotin a los entes reguladores, a los médicos y a los 
pacientes. En aquel caso la familia Sackler se salvó. 
Ahora los 
demandantes alegan que Purdue continuó con sus prácticas incorrectas 
bajo la dirección de la familia, pero que los casos civiles son el mejor
 instrumento para conseguir que las víctimas sean indemnizadas. Se ha hablado de investigaciones de carácter penal de bajo perfil, pero aún no ha salido nada a la luz.
 
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