Sin importar que la autoridad migratoria se sienta 
rebasada en sus capacidades, el Estado mexicano tiene la obligación de 
ofrecer trato digno a las personas en situación de movilidad, de lo 
contrario contravendría la legislación nacional y los estándares 
internacionales en materia de derechos humanos, señalaron organizaciones
 no gubernamentales.
Agregaron que las declaraciones del titular del Instituto Nacional de
 Migración (INM), Francisco Garduño, reflejan el perfil de seguridad que
 se ha implementado en la política migratoria.
Ayer, desde Chiapas el comisionado del INM declaró que 
la crisis humanitaria que está provocando la migración masiva ha rebasado la infraestructura y los recursos materiales que se requieren para darles un trato digno a muchos. Asimismo, se dijo preocupado por el arribo de migrantes de África, Asia y Europa.
Para Ana Saiz Valenzuela, directora general de Sin Fronteras, estas aseveraciones son 
totalmente inaceptables. Ello toda vez que, más allá de que se sienta la institución abrumada o rebasada por la situación, el trato digno a una persona en situación de migración
no es cuestionablepues ello está regulado en la Constitución, en la Ley de Migración y en los estándares internacionales.
En relación con presencia de migrantes transcontinentales, destacó 
que es una población que ha estado presente, por lo menos en los pasados
 cinco años, en proporciones muy pequeñas comparados con el número de 
personas de Centroamérica.
En este contexto, 
el discurso del titular del INM parece un intento por justificar el endurecimiento en las nuevas políticas del gobierno. Buscan generar sentimiento de miedo y desconocimiento de la población, indicó Saiz Valenzuela.
Por su parte, Salva Lacruz, coordinador del área de cambio 
estructural del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, con 
sede en Tapachula, Chiapas, expuso que el Estado mexicano se encuentra 
rebasado en sus capacidades ante la actual crisis migratoria y de 
refugiados en la región sureste del país; sin embargo, esto se da 
principalmente porque el gobierno federal 
carece de la voluntad política de acometer dicha crisis con un enfoque de derechos humanos.
Ana Langner y Emir Olivares
Periódico La Jornada
 

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