La
 sede central era en Cóndor 1, Argentina. Los viáticos de los asesinos 
eran de 3500 dólares por día. El Comando Central se tomaba dos horas 
para el almuerzo y cerraba a las siete y media. Cada delegado proponía 
un blanco y se votaba mandar un grupo de tareas.
En
 el peor momento de las dictaduras latinoamericanas, existía un pequeño 
espacio donde se votaba. Los delegados de Argentina, Uruguay, Chile, 
Paraguay y Bolivia a la sede central del Plan Cóndor debatían y elegían 
por mayoría simple a sus víctimas. Cada delegado presentaba una 
“propuesta operativa” y la discusión sobre oportunidad, costo político y
 material terminaba en una votación. Si había desacuerdo, se hacía un 
acta con copias para cada país participante. Si se aprobaba una 
“operación” se ponía en marcha una maquinaria burocrática que incluía 
pasajes y viáticos de hasta 3500 dólares por día para los grupos de 
tarea de hasta cinco agentes.
Por Sergio Kiernan
Los
 documentos secretos desclasificados por Estados Unidos y recibidos por 
el ministro de Justicia Germán Garavano este viernes incluyen un Reporte
 de Información de Inteligencia de la CIA fechado el 16 de agosto de 
1977, que describe en detalle la parte burocrática del Plan Cóndor. El 
informe no está clasificado como secreto, pero arranca con la 
advertencia de que incluye “fuentes y métodos sensibles de 
inteligencia”, código para avisar que no puede ser difundido para no 
comprometer agentes, fuentes o maneras de robar papeles.
El documento avisa a la Central que los servicios de inteligencia de 
cinco países y “hasta cierta medida Brasil” firmaron en septiembre de 
1976 un acuerdo de cooperación para “operaciones contra blancos 
subversivos”. La CIA hace una distinción hasta ahora inédita en la 
mecánica del Plan Cóndor al afirmar que “Cóndor” es el nombre del pacto 
de cooperación, que en la práctica se llama “Operación Teseo”. 
Los agentes de la CIA en Argentina que redactaron el Reporte afirman 
haber visto una copia del acta original, que arranca con un párrafo 
titulado “Reglamento de Teseo, Centro de Operaciones”. El primer tema es
 definir la misión, lo que consiste en identificar blancos “de acuerdo 
con los pedidos presentados por los participantes, y asignar 
oportunidades y prioridades”. El Centro de Operaciones tiene que 
instruir a los “equipos de inteligencia y de operaciones”, los primeros 
encargados de ubicar e identificar a los blancos y los segundos de 
matarlos y escapar.
A la manera militar, el Centro tiene la responsabilidad de 
administrar los recursos humanos y materiales de cada operación, 
instruir a los servicios de cada país sobre qué colaboración tiene que 
prestar y recordarles que según lo pactado, los servicios extranjeros 
deben dar prioridad a los requerimientos de la Operación Teseo.
Organigrama
Operación Teseo tiene base en Buenos Aires, designado como Cóndor 1 
en la jerga interna. El Centro de Operaciones es formado por 
representantes permanentes de los servicios de inteligencia de los 
países participantes. A las órdenes de este Centro se colocan equipos de
 inteligencia y de operaciones, “formados por personal de los países 
miembros”, y equipos de reserva por si las cosas se complican. Estos 
equipos tienen prohibido visitar el Centro de Operaciones a menos que 
reciban órdenes específicas de hacerlo.
Según el documento, “el número mínimo de agentes provisto por cada 
servicio participante será, en lo posible, de cuatro personas, con una 
mujer a ser incluida eventualmente. Cada país tendrá un equipo similar 
en reserva, listo a cubrir cualquier eventualidad”.
Los viáticos
El Centro de Operaciones en Argentina es el encargado de administrar 
los fondos de la Operación Teseo, y el encargado de recibir las 
liquidaciones de gastos de cada grupo de tareas. Cada país participante 
puso una cuota de diez mil dólares para arrancar la Operación y aceptó 
aportar una cifra similar al final de cada operativo, “en un plazo no 
mayor de quince días”. 
Por fuera de estos gastos operativos, el Cóndor es como un club en el
 que cada país paga una cuota de doscientos dólares por mes “que vence 
el treinta de cada mes”. Esta modesta cifra es para “cubrir gastos de 
funcionamiento y mantenimiento del Centro de Operaciones”. 
Pero tanta modestia económica se contradice con los gastos operativos
 previstos en el mismo reglamento. Los grupos de tareas en el extranjero
 reciben un viático estimado en 3500 dólares “por día y por persona, más
 una cifra fija de mil dólares para ropa”. Todos estos gastos deben ser 
presentados a la central por los jefes de grupo, para que sean aprobados
 por los miembros participantes. Si no hay objeción, cada representante 
permanente tiene el deber de comunicarse con su gobierno para cubrir los
 fondos del Centro de Operaciones.
Por cuerda separada, los agentes recibían equipamiento del Centro de 
Operaciones o, de no ser posible, de los servicios de inteligencia 
locales. Esto incluía armas, municiones, explosivos, documentos, ropa, 
equipos electrónicos y de comunicaciones, y “miscelánea”. 
Organización
Los “equipos de trabajo”, como llaman los de la CIA a los grupos de 
tareas, “serán formados por miembros de uno o más servicios de acuerdo a
 su experiencia, calificaciones personales y características del 
blanco”. El Centro de Operaciones determina un blanco a eliminar y el 
momento de hacerlo. Tomada la decisión, los equipos de inteligencia 
tienen la tarea de “identificar al blanco, localizarlo, seguirlo, 
comunicarse con el Centro de Operaciones y retirarse”. Un miembro del 
equipo de inteligencia y sólo uno puede hacer contacto con el equipo de 
operaciones. Ese agente tiene que asegurarse de que la información 
llegue a los operativos y mostrarles el blanco, y luego retirarse de la 
escena.
El equipo de operaciones tiene que “ejecutar al blanco” cumpliendo 
tres pasos: “A, interceptar el blanco, B, cumplir la operación y, C, 
escapar”. Por razones de seguridad operativa, los miembros de cada 
equipo no pueden conocer a los del otro. Los únicos que hablan son los 
jefes de cada grupo de tareas.
Las embajadas
Operación Teseo cuenta con una red propia de comunicaciones llamada 
Condortel, para manejar todo tráfico entre el Centro de Operaciones y 
los servicios de los países participantes. De ser necesario, se hablará 
por teléfono, con la llamada a cargo de la central en Buenos Aires.
Pero si es necesario mandar documentos, papeles de cualquier tipo, se
 determina que se usará “la valija diplomática” de las respectivas 
embajadas, o enviados especiales que conozcan las medidas de seguridad 
necesarias.
Una democracia
El capítulo final del documento de la CIA indica que el Centro de 
Operaciones de Teseo se toma dos horas para el almuerzo, ya que opera de
 9.30 a 12.30 y de 14.30 a 19.30. Sólo si hay una operación marcha se 
estiran los horarios nombrando un “oficial de turno noche”, rotando la 
nacionalidad entre los miembros permanentes. Burocráticamente, se 
establece que el alojamiento, comidas y transporte de este oficial serán
 pagos por el Centro de Operaciones.
Y aquí aparece una sorpresa, justo al final: el Cóndor funcionaba 
como una democracia interna donde se votaba entre iguales. Al elegir los
 blancos, explica el documento de la CIA, “cada representante presenta 
su selección de un blanco en la forma de una propuesta. La selección 
final de un blanco será por votación y se determinará por mayoría 
simple. En caso de desacuerdo, se hace un acta del debate que será 
firmada por los respectivos representantes y enviada a los servicios 
correspondientes para su información”.
La expansión
Mientras la CIA conseguía los documentos fundacionales y 
organizativos del Cóndor, la Oficina de Inteligencia e Investigaciones 
del Departamento de Estado circulaba sus análisis de la coordinación en 
el Cono Sur. En un informe fechado el seis de octubre de 1977, que ahora
 se difunde sin faltantes ni tachaduras, los diplomáticos especulan 
sobre la posible formación de un bloque sudamericano a partir de la 
coordinación de inteligencia. Acertadamente, descartan la posibilidad 
por las “enemistades preexistentes” y porque Brasil no muestra mayor 
entusiasmo por la idea y prefiere invertir en esfuerzos propios de 
propaganda internacional. 
Pero en el texto aparece un tema nuevo, el de la idea de abrir 
oficinas operativas del Plan Cóndor en Estados Unidos y Europa 
Occidental. La misión de estas oficinas será la de “encarar el asesinato
 de supuestos opositores subversivos de los gobiernos participantes (en 
el Cóndor) que viven en Europa Occidental”. Según los diplomáticos, los 
tres países “más entusiasmados” con la idea son Chile, Uruguay y 
Argentina, por la actividad de sus respectivos exiliados. Brasil, dice 
el análisis, no está interesado y rechazó la idea. Según el Departamento
 de Estado, los brasileños no quieren pagar el costo político de que se 
conozca semejante operación ni tener socios como la notoria DINA 
chilena. 
Los países interesados en operar en Europa lo hicieron a través de 
sus embajadas, creando estructuras de inteligencia notorias, como la 
argentina en París. 



 

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