El congreso no avalará una invasión: comité de exteriores
Elliott Abrams advierte que
el poder de Maduro está por terminar

▲ Elliott Abrams, el encargado del presidente Donald Trump para
Venezuela (en primer plano), compareció ayer ante el comité de Asuntos
Exteriores de la Cámara de Representantes, en medio de protestas de
activistas del Código Rosa que exigen el cese de la injerencia
Nueva York.
Todas las opcionescontra el gobierno de Venezuela se evalúan, reiteró Donald Trump, sin descartar, entre ellas, el envío de fuerzas militares a la región, mientras su encargado de la intervención en el país sudamericano, Elliot Abrams –condenado por el delito de mentir al Congreso durante las intervenciones estadunidenses en las guerras de Centroamérica en los años 80–, resucitó la retórica de esa era para justificar la campaña para cambiar el régimen en Venezuela.
Tal vez lo más notable de la nueva política para operaciones de
cambio de régimen –Washington ha impulsado cerca de 70 contra países
alrededor del mundo desde 1945, según algunos conteos– es que ahora,
como en el caso de Venezuela, se hace abiertamente lo que antes solía
hacerse de manera encubierta.
Trump, en comentarios a medios al reunirse con su homólogo de Colombia, Iván Duque, afirmó su
respetoal hombre que
mucha gente piensa es el presidente real de Venezuela, y que es muy valiente, en referencia a Juan Guaidó.
Al preguntarle sobre una solución militar para Venezuela, Trump respondió que
hay un número de soluciones, un número de opciones diferentes, y vemos todas las opciones. Aseguró que hay “muchas cosas ocurriendo en Venezuela que la gente no sabe, y hay mucho apoyo a lo que estamos haciendo… tremendo apoyo”.
Mientras tanto, en el Congreso, Abrams, representante especial de
Trump para Venezuela, declaró en una audiencia ante el comité de Asuntos
Exteriores de la Cámara de Representantes que el poder de Nicolás
Maduro y su grupo está por acabar, ante la presión generada por Estados
Unidos y otros aliados.
Varios demócratas –ahora en control de la Cámara baja– expresaron su
oposición a cualquier intervención militar ordenada por el presidente.
La intervención militar no es opción. El Congreso decide cuándo, dónde y cómo se emplea a los militares estadunidenses en el mundo, y el Congreso no apoyaría una intervención militar en Venezuela, aseguró a Abrams el presidente del comité, Eliot Engel, al inicio de la audiencia.
Pero Abrams se rehusó a prometer que la Casa Blanca consultará con
los legisladores antes de una acción militar en Venezuela, aunque dijo
no tener conocimiento de algún plan en ese sentido.
Abrams, en su testimonio, insistió en que esto no era una intervención estadunidense, sino un esfuerzo de 51 países para
restaurarla democracia. Cuando le preguntaron por qué México no era parte de ese grupo, respondió que el país vecino estaba aislado en su posición y suponía que la razón era de
ideologíay que el nuevo presidente mexicano tenía
una manera vieja de verlas cosas.
Argumentó que Estados Unidos tiene
un interés nacionalen frenar
la desestabilización que el declive del país sudamericano ha traído a la región, y afirmó que
Venezuela se ha convertido en la nación más violenta del mundo.
Culpó al gobierno de Maduro por una crisis económica que ha generado
inseguridad alimentaria, una crisis de salud, corrupción galopante incluido el robo de más de 11 mil millones de dólares por Maduro y sus aliados, y una emigración sin precedente de más de 3 millones de personas.
Cuba, afirmó, está sosteniendo al régimen de Maduro con el envío de
fuerzas especialesconocidas como Avispas Negras, y declaró que existen vínculos entre el régimen no sólo con el narcotráfico, sino con
terroristascomo Hezbollah y el ELN (Ejército de Liberación Nacional) colombiano.
Como resultado de la
creciente presiónde las sanciones económicas y otras medidas impulsadas por Washington y sus aliados, pronosticó que
hay una tormenta que se está intensificando en el círculo más íntimo; una creciente insatisfacción y desconfianza que eventualmente llevará al fin del reino de terror de Maduro.
En este contexto, llamó a la insubordinación de las fuerzas armadas venezolanas para
apoyar al pueblo, y festejó que el recién nombrado
embajadorde Juan Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, estuvo entre los invitados en el Congreso durante el informe de Trump la semana pasada.
Una y otra vez, Abrams, como otros altos funcionarios de este régimen, ha empleado la
asistencia humanitariacomo parte de la justificación de su política hacia Venezuela. Ese mismo concepto lo utilizó para encubrir el envío de armas a la contra nicaragüense en los años 80.
De hecho, su pasado estuvo muy presente para algunos legisladores del comité.
No entiendo por qué miembros de este comité o el pueblo estadunidense deberían de concluir que cualquier testimonio suyo hoy día será veraz, declaró la representante novata Ilhan Omar, parte de la ola progresista de nuevos legisladores (la primera somalí-estadunidense y una de las dos primeras musulmanas en el Congreso), al recordarle que fue condenado por engañar al Congreso durante el escándalo Irán-contras.
Omar también recordó que Abrams había descartado como
propaganda comunistareportes de la matanza de 800 personas, incluidos niños y mujeres en El Mozote, en El Salvador, entre otras violaciones masivas de derechos humanos en la región. Un Abrams por primera vez agitado durante la sesión, intentó interrumpirla y finalmente, furioso, dijo: “no voy a responder a ese tipo de ataque personal”.
Aunque fue la crítica más severa, no fue la única de los demócratas,
que cuestionaron su credibilidad tanto aquí como en América Latina, dada
su trayectoria, y no sólo en los años 80, sino más recientemente como
funcionario del Consejo de Seguridad Nacional en 2002, cuando apoyó el
intento golpista contra Hugo Chávez.
La sesión fue interrumpida varias veces por activistas antiguerra del Código Rosa, quienes denunciaron a Abrams como
criminal de guerra.
Vale señalar que Abrams fue condenado formalmente por el delito de
mentir al Congreso en 1991 en torno al programa ilegal para proveer
armas a la contra nicaragüense y recibió un indulto del
saliente presidente George H.W. Bush, maniobra aprobada por el entonces
procurador general William Barr, quien ahora está a la espera de ser
ratificado como el próximo procurador general de Trump.
.Foto Ap
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
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