
La
propuesta de EEUU y sus cómplices sudamericanos, Colombia y Brasil,
bajo los auspicios del Grupo de Lima, de promover una caravana
humanitaria en Venezuela supone una flagrante vulneración del principio
humanitario de neutralidad y soberanía, mientras algunos analistas alertan sobre una posible guerra en toda la Cuenca del Caribe, ya que Nicaragua y Haití también están siendo desestabilizados.
Esa
guerra será impuesta desde el exterior, dice el analista francés
Thierry Meyssan. Su objetivo ya no será derrocar gobiernos de izquierda
para reemplazarlos por los partidos de derecha, ya que en el desarrollo
de los acontecimientos se perderán las distinciones entre esos bandos.
Poco a poco, todos los sectores de la sociedad se verán amenazados,
sin distinción de ideología ni de clase social.
La
propuesta de establecer corredores humanitarios entre Colombia y
Venezuela sitúa a las Fuerzas Armadas venezolanas en la tesitura de
impedir o aceptar la llegada de alimentos y medicinas al país, lo que es
una flagrante instrumentalización de la acción humanitaria, la cual
está siendo utilizada como mecanismo de presión política para solucionar
el problema de fondo en Venezuela a medida de los deseos e intereses
del gobierno estadounidense.
Incluso suponiendo que una
parte de las Fuerzas Armadas Bolivarianas diesen vía libre a la entrada
de esos bienes en el país, resulta difícil vislumbrar cómo, dónde y con
qué criterios se canalizaría esta asistencia.
"El llamado
de un Estado extranjero a las Fuerzas Armadas de otra nación a cambiar
su postura y, de hecho, traicionar su juramento, es una injerencia
inaudita en los asuntos de un país", afirmó este lunes el director de la
cancillería rusa para América Latina, Alexandr Schetinin, quien aseveró
que Venezuela no pidió ayuda militar a Rusia ante la crisis política
que sufre.
Si para entablar un diálogo "es necesaria la
asistencia internacional, la apoyamos, justo por ello saludamos la
iniciativa de México, Uruguay y los países de la Comunidad del Caribe,
pero estamos convencidos de que el diálogo no debe buscar una suerte de
capitulación, sino que debe centrarse en la reconciliación y la salida
de la crisis en interés de ese país soberano y los propios venezolanos",
sostuvo.
Meyssan sostiene que los demás países de la
región no podrán mantenerse al margen para escapar a una guerra que se
desarrollaría en etapas, como sucedió en la región africana de los
Grandes Lagos y en Medio Oriente, y significaría la destrucción de los
símbolos del Estado moderno, con ataques contra la conciencia colectiva
y la memoria de Hugo Chávez.
Ya son habituales las
tentativas de introducción de armas y el financiamiento para la
organización de “manifestaciones” que acaban en actos de violencia que
la prensa hegemónica atribuye sistemáticamente al gobierno (el terror
callejero opositor de 2014 y 2017 causó más de 200 muertos).
Para
Meyssan, la tercera etapa serán sangrientos atentados por todo el país,
esquema que EEUU ya utilizó con éxito contra Libia y Siria y el envío
posterior de mercenarios extranjeros (130 mil enviados a Irak y Siria).
Chomsky: es el imperio
El
concepto de ayuda humanitaria como alternativa de la política es casi
todo acto agresivo realizado por cualquier potencia que, desde el punto
de vista del agresor es una ayuda humanitaria, pero no desde el punto de
vista de las víctimas, explica el filósofo, lingüista y politólogo
estadounidense Noam Chomsky. EEUU lo reconoce públicamente y se entiende
en el terreno del imperio tradicional, añade.
Chomsky
pone en el tapete varios ejemplos de “ayuda humanitaria”, como los
bombardeos estadounidenses a Serbia en 1999 (con saldo de dos mil
muertos) y Libia en 2011 (dejando 10 mil muertos). Y asevera que la
sociedad debe repensar lo que significa el poder.
Estados
Unidos, a su juicio, sigue siendo el poder supremo. Su poder es dañino,
pero desde el punto de vista de la oligarquía, ese poder les da todo lo
que piden, asevera el filósofo. Solo en términos militares, esta nación
maneja el 25% de la economía mundial, y también está mucho más avanzado
en tecnología que el resto del mundo.
Agrega que pese a
que en economía han estado en declive, sería un error pensar en que han
perdido su dominio. “La multinacionales estadounidenses son dueñas de la
mitad del mundo, están integradas con el Estado, tienen todos los
sectores: industria, venta, comercio, finanzas”. Explica que desde su
elección como presidente, no solo es Trump quien representa el peligro,
sino el liderazgo republicano completo, que niega el fenómeno del
calentamiento global, por mencionar solo un problema.
Según
Chomsky, las políticas más peligrosas apenas se discuten, “son amenazas
existenciales que enfrentamos, esta generación tiene que decidir si la
existencia humana continuará, no es un chiste, es el calentamiento
global o una guerra nuclear y las acciones de Trump empeoran ambas”.
Hay
varias formas de capturar un territorio con las mayores reservas de
petróleo y la más confortable sería la imposición de un gobierno –una
dictadura tecnocrática, al ejemplo saudí- que proteja los intereses de
la potencia hegemónica.
Pero pasa el tiempo y Washington
muestra nerviosismo, como la sugerencia de John Bolton de recluir al
presidente Nicolás Maduro en Guantánamo o la insistencia de Donald
Trump en una “invasión”, que si bien satisface a su claque interna,
incomoda a sus socios europeos.
El portugués Francisco
Louca señala que aún les falta “descubrir” las armas de destrucción
masiva en Venezuela o inventar algún incidente sangriento que justifique
su accionar. No olvida el analista que después del golpe contra el
presidente chileno Salvador Allende, China y el Vaticano fueron los
primeros estados en reconocer al dictador Augusto Pinochet, mientras los
presos políticos eran fusilados en el Estadio Nacional.
Cruz Roja no participa
Mientras
en Colombia se habla de la llegada de la “ayuda humanitaria” a la
ciudad de Cúcuta, fronteriza con Venezuela, el jefe de la delegación del
Comité Internacional de la Cruz Roja en Colombia, Christophe Harnisch,
afirmó que esa institución no participará en la distribución de la
asistencia que llegará desde EEUU, al considerar que es ayuda de un
Gobierno y no es humanitaria.
“Nosotros no participamos en
lo que no es para nosotros una ayuda humanitaria”, puntualizó el jefe
del CICR en Colombia. “Hablamos de una ayuda que un gobierno decide”,
puntualizó Harnisch y acotó que para el CICR el término “humanitario”
debe ser protegido por los principios fundamentales de esa organización
como son la independencia, la imparcialidad y la neutralidad.
Según
lo dispuso la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en sendas
resoluciones de 1991 y 2006, humanidad, imparcialidad, neutralidad e
independencia operativa son los cuatro principios que deben estar
presentes en las acciones de ayuda internacional para que sean
calificadas de humanitarias.
En la práctica, cuando la
ayuda está dirigida a estados donde ha habido o hay un conflicto de
proporciones (Kosovo, Irak, Libia y Somalia son buenos ejemplos de 1999
hasta hoy), las naciones ricas, con EEUU en primer lugar, se encargan de
convertir lo que debía ser un acto de solidaridad en uno impúdicamente
propagandístico.
Venezuela atraviesa por una severa
crisis política, no humanitaria. Ésta última se define como una
situación de emergencia generalizada que exige ayuda masiva, sin la cual
podría convertirse en catástrofe. La ayuda propuesta por Trump y sus
cómplices parece más producto de una preocupación por el reconocimiento
de un gobierno autoproclamado que garantizaría el asalto a sus riquezas
naturales, que el interés por el destino del pueblo venezolano.
Comida deshidratada
El
programa “El Citizen”, que conduce el opositor experiodista y
exdiplomático venezolano Leopoldo Castillo en una televisora de Miami,
mostró los presuntos paquetes de “ayuda humanitaria” que el gobierno
estadounidense dice que entregará a 20 mil venezolanos, como parte de un
show para justificar una intervención militar disfrazada de “ayuda
humanitaria” a Venezuela.
Se trata de paquetes de comida
deshidratada “con un contenido calórico de 2.500 calorías, lo suficiente
para subsistir por un día”. Son entregados por la USAID (Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), institución
financiada por el Departamento de Estado norteamericano.
El
anuncio desilusionó a muchos venezolanos opositores al gobierno,
residentes en el sur de EEUU, quienes esperaban un “Clap mejorado” u
otro tipo de alimentos más tradicionales. Los Comités Locales de
Abastecimiento y Producción (Clap) garantizan en Venezuela la
distribución de alimentos. Las propias comunidades abastecen y
distribuyen los alimentos prioritarios a través de una modalidad de
entrega de productos casa por casa.
Se presentan con
colores marrón o anaranjado, espaguetis disecados con carne y salsa.
“Esta bolsa viene con una serie de químicos, que tú le echas agua al
químico y calienta la comida en cuestión de segundos. Trae algunos
dulces, una bolsita con una salsa para la pasta, agua de emergencia, y
puede conservarse cinco años sin refrigerarse. También trae una barra de
proteínas con seis porciones, señaló el “investigador” del programa,
Casto Ocando.
Mirko C. Trudeau
Economista-jefe
del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de
temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, estrategia.la). Traducción de CLAE.
https://www.alainet.org/es/articulo/198094
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