Panamá
El diario La Estrella del pasado 5 de enero de 2019 titulaba con triunfalismo “Tasa de pobreza por ingreso se redujo casi a la mitad en catorce años”. La periodista Mirta Rodríguez P., cita un estudio de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) según el cual la pobreza extrema en Panamá pasó del 16.2% en 2002 a 8.5% en 2016. “Lo mismo ocurrió con la pobreza que de 34.0% en el 2002 se redujo al 17.0% para el año 2016”, añadió.
  ¿Qué se entiende por pobreza? 
 El estudio al que hace referencia la periodista es “Medición de la pobreza por ingresos. Actualización metodológica y resultados”.
 El estudio, como es tradicional en la CEPAL, está basado en el método 
de línea de pobreza, en el que la línea base es el costo de una canasta 
básica de alimentos que contiene unos valores nutricionales mínimos y 
esenciales. 
 Los individuos o familias que perciben ingresos 
inferiores al costo de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) se les 
considera pobres extremos o indigentes, pues no pueden pagarse una 
alimentación mínima vital. Se considera pobres a secas, o en pobreza 
relativa, a quienes devengan ingresos superiores a la CBA pero 
inferiores a una Canasta Básica General (CBG) que incluye los otros 
requerimientos de una vida digna, además de la comida, es decir: 
vivienda, transporte, educación, salud, electricidad, agua, telefonía, 
etc. 
  Según la CEPAL, ¿Las políticas neoliberales neoliberales nos enriquecen? 
 La CEPAL ratifica lo citado por La Estrella como una tendencia continental: “…
 el promedio simple de las tasas de pobreza extrema cayó de un 15,7% 
alrededor de 2002 a un 9,9% alrededor de 2012 y un 9,1% alrededor de 
2016. En el caso de las tasas de pobreza, el promedio simple pasó de un 
45,8% alrededor de 2002 a un 31,4% alrededor de 2012 y un 28,6% 
alrededor de 2016” (Capítulo VI. Resultados. Pág. 79). 
 Si 
le creemos a la CEPAL y a La Estrella debemos llenarnos de regocijo, 
pues la sociedad mejora inexorablemente y por ende debe ser valorado 
exitosamente el modelo económico neoliberal que se viene aplicando en 
todo el planeta desde 1980. 
 Si le creemos… porque la pregunta 
es: ¿Por qué las personas, las sociedades, y en especial la panameña, no
 se sienten optimistas y felices como indican estos números? ¿Por qué el
 estado de ánimo de la humanidad no se corresponde con una época de 
prosperidad y esperanza? Por el contrario, lo sentimientos más comunes 
de este periodo histórico se asocian con: inseguridad (en todos los 
sentidos), temor, incertidumbre, frustración, ofuscación, apatía, etc. 
 Lo que las personas sienten y los datos de la CEPAL chocan porque estos
 último no se corresponden a la verdad. Son datos maquillados con 
“ajustes” metodológicos que cada día van sacando a diversos segmentos de
 la población de los registros de pobreza, no porque en realidad hayan 
dejado de ser pobres, sino porque los números fueron manoseados. 
  Línea de pobreza calculada por CEPAL y la CBA panameña 
 Veamos: según La Estrella, en Panamá, la
 CEPAL estimó la línea de pobreza extrema urbana en “un valor de $62 por
 persona al mes, y de $120 en igual período para la pobreza” (general o relativa). La línea de pobreza extrema en áreas rurales fue estimada en $59 por persona al mes y la pobreza general en $93 por persona al mes (estamos hablando de dólares americanos o balboas que es lo mismo). 
 
 Si dividimos el ingreso diario entre 30 días que tiene el mes, esto 
significa que en Panamá, a una persona le bastan B/. 2.06 por día para 
comer satisfactoria y nutritivamente  . 
 ¿Cómo? Si en 
cualquier fonda obrera el plato de sopa con arroz (el menú más barato) 
vale eso o hasta B/. 3.00 dependiendo del lugar. Y aún no hemos sumado 
el costo del desayuno, la cena y algún snack. Como dijimos en 2008, cuando la CEPAL publicó su anterior informe, los técnicos de esa entidad nunca han comido en Panamá. 
 
 Divididos los B/. 120.00 mensuales entre los 30 días que tiene el mes 
habría que decir que a esa misma persona le bastan B/. 4.00 diarios para
 comer, transportarse y satisfacer el resto de sus necesidades básicas.  
 Si la persona vive en el centro, y no hace trasbordos, ni toma taxis 
nunca, gastará otros 70 centavos diarios en bus y metro. Pero si tiene 
la desdicha de vivir en el oeste, en el norte o el este, como la mayoría
 de los trabajadores, deberá sumarle al menos B/. 1.00 más con lo cual 
ya va por B/.3.70. ¿Con los 30 centavos sobrantes se paga casa, vestido,
 luz, agua, teléfono, etc.? 
 Es decir, los criterios de la CEPAL
 serían un buen chiste, si no hubiera una tragedia detrás de ellos, 
porque los números representan personas y familias que padecen cada día 
el calvario de sobrevivir en el capitalismo neoliberal del siglo XXI. 
  Los verdaderos costos de la CBA panameña vs los cálculos de CEPAL 
 Pasemos los criterios individuales a familias, para poder comparar con 
la realidad del costo de la canasta básica a la fecha del estudio de la 
CEPAL. Empecemos por señalar que el número de individuos promedio en 
cada familia panameña es de 3.5 de acuerdo al Instituto Nacional de 
Estadística y Censo (INEC). 
 De modo que,  para la CEPAL, a 
una familia urbana panameña le bastarían B/.217 para salir de la pobreza
 extrema y comer adecuadamente (62x3.5=217). Pero resulta que en 
2016, la CBA en Panamá estaba calculada en B/. 307.99. La CEPAL se quedó
 corta en su estimación del costo real de la CBA panameña medida por el 
Ministerio de Economía y Finanzas en B/. 90.99!!!! 
 Si tomamos en cuenta las cifras oficiales actuales la CBA urbana costaba B/. 305.46 en 2018.
 Pero esta cifra (que parece menor a 2016 en B/.2.53) está adulterada 
por el supuesto control de precios a una serie de productos (difíciles 
de encontrar) pero que, según el gobierno panameño ha producido un 
ahorro de B/.49.02 a cada familia, aunque no esté verificado que ellas 
estén consumiendo la pequeña canasta controlada. 
 Incluyendo este cuestionable criterio, a la actualidad el déficit entre los cálculos de CEPAL y la realidad sería de B/88.46. Pero el MEF reconoce que si se elimina el criterio del control de precios, la CBA real a octubre de 2018 trepaba hasta los B/.354.48 con lo que la diferencia con el criterio de CEPAL (para 2016) sería de B/.137.48 en octubre de 2018. (“Costo calórico de las canasta básicas familiares de alimentos a octubre de 2018”. MEF. Dirección de Análisis Económico y Social. Pág. 14). 
 La pobreza extrema rural fue establecida en B/.59 por persona al mes, 
que multiplicada por 3,6 personas por hogar rural en Panamá (de acuerdo 
al INEC) significa que con B/.212.40 una familia campesina podía 
comer satisfactoriamente de acuerdo a esa entidad de la ONU. Pero la CBA
 rural en 2016 era de B/.280.94, lo que muestra un déficit de B/.68.54 
entre la estimación de CEPAL y la realidad. 
 La familia urbana idealizada de la CEPAL dejaría de ser completamente pobre si tuviera ingresos superiores a B/.420.00 mensuales.
 Pero la realidad es que si la mitad de ese ingreso de va en comida, la 
otra mitad poco más o menos, se iría en hipoteca o alquiler de una 
vivienda, salvo que la familia fuera precarista. Con lo que sobraría muy
 poco para el resto de las necesidades. 
 Es decir, dudamos que una familia salga de la pobreza con esos ingresos. Otro
 tanto puede decirse del criterio de CEPAL para la pobreza rural, según 
su criterio con B/. 334.80 se satisfarían todas las necesidades del 
núcleo familiar. 
  ¿Cuántos pobres hay realmente en Panamá? ¡Pónganse de acuerdo! 
 Estos números sobre los costos reales de la canasta básica de alimentos y las estimaciones de la CEPAL lo que resaltan es que, detrás
 de cada dólar de menos de la CBA que no se contabilizó en ese estudio, 
hay personas que dejaron de ser contadas como pobres para presentar a 
los gobiernos, sus modelos económicos y sus políticas sociales como 
“exitosos”. 
 Otros estudios recientes ofrecen resultados 
distintos a los ofrecidos por la CEPAL. De antemano sabemos que se dirá 
que metodologías distintas miden cosas distintas y por ello obtienen 
resultados distintos. Pero lo que ha estado pasando es que las 
instituciones de medir la pobreza han estado variando los criterios con 
el supuesto objetivo de mejorar la calidad científica de la información,
 pero todos coinciden en mediciones a la baja de la pobreza que no 
parecen reflejar la realidad cotidiana. 
 Para el Ministerio de Economía y Finanzas, con base a la Encuesta de Propósitos Múltiples de 2015, calculaba la pobreza general en 23% de la población panameña y que la extrema pobreza afectaba al 10.3% (“Pobreza y desigualdad en Panamá. Mapas a nivel de Distritos y Corregimientos: Año 2015”. MEF. Mayo de 2017. Panamá. Pág. 25). 
 Alguien dirá que los datos de CEPAL se refieren a 2016 y los del MEF a 
2015. Entonces habría que preguntar: ¿Qué milagro económico ocurrió ese 
año en Panamá para que la pobreza general haya disminuido en 6.8% y la 
pobreza extrema en 1.8%? 
 Por otro lado, el mismo Ministerio de 
Economía y Finanzas, emite otra estimación basada en el Índice de 
Pobreza Multidimensional, mucho más rigurosa que el de línea de pobreza,
 pues requiere que las personas o familias marquen como carentes en 
varios indicadores (de un total de 17 y 5 dimensiones, más allá del 
ingreso), y estima en 2017 en 19.1% las personas en pobreza multidimensional en Panamá. (“Índice de Pobreza Multidimensional de Panamá: 2017”. MEF. Panamá, junio de 2017). 
 En conclusión, al margen de las metodologías, al menos estos dos 
estudios se contradicen con los resultados de la CEPAL. No vamos a 
arriesgar una estimación de pobreza porque carecemos de los medios para 
realizar un estudio serio y con mejores herramientas metodológicas que 
las usadas por la CEPAL. Pero es evidente para cualquiera que conozca 
someramente la realidad socioeconómica panameña que la situación lejos 
de mejorar, como presenta la CEPAL está empeorando. Veamos algunos 
indicios a tomar en cuenta. 
  En Panamá predominan los bajos salarios 
 De acuerdo al “Cuadro
 26. Mediana de salario mensual, empleados de 15 y más años de edad en 
la República y distribución porcentual, por salario, según provincia, 
comarca indígena, sexo y ocupación: Encuesta de Mercado Laboral, agosto 
de 2018”, del INEC: 
  El 9% de la fuerza laboral 
recibe salarios inferiores a B/250.00 mensuales; 15.8% recibe salarios 
menores de B/.400.00 mensuales (la información no está desagregada de 
modo que se pueda comparar exactamente con costo de la CBA); 35.5% 
recibe menos de B/600.00 mensuales; el 64% menos de B/.800.00 y el 75.3%
 menos de B/.1,000.00 mensuales. 
 Como referencia, tómese en
 cuenta que el salario mensual de un profesor universitario en la 
categoría de especial, es decir, no permanente, sin ser privilegiado 
pero que satisface las necesidades de la CBG, es de B/.1,500.00 
mensuales. De manera que una línea de pobreza general que se acerque a 
la realidad debe estar entre los mil y mil quinientos balboas. Pero la 
aplastante mayoría de los asalariados no está ni cerca de ese ingreso. 
  En Panamá el empleo precario afecta a la mitad de los trabajadores 
 Otro elemento de la realidad a considerar es que, de acuerdo al INEC, 
el 50% de la población que participa del mercado laboral se encuentra en
 una situación precaria, que los ubica del lado de la pobreza sin lugar a
 dudas. 
 De acuerdo a la “Encuesta del Mercado Laboral de agosto de 2018” (INEC): el desempleo abierto afecta al 6% de la fuerza laboral, mientras que el 44% se encuentra en la informalidad.
 Desempleo e informalidad, salvo excepciones, implican ingresos 
inestables y bajos, por ende, dificultad para cubrir los costos de la 
CBA y la CBG. 
 Irónicamente, se ha logrado establecer que 
incluso muchos trabajadores del sector formal de la economía se 
encuentran en situación de empleo informal. Cosas del neoliberalismo. 
  La desigualdad social en Panamá 
 Panamá es el país número 10 del mundo con la peor desigualdad, según el
 Banco Mundial. De acuerdo al organismo internacional, los primeros 
cinco países en el ránking de la desigualdad son africanos, 
seguidos por cinco naciones latinoamericanas. Los países de América con 
mayores desigualdades son Honduras, que ocupa la posición 6 del mundo, 
seguido de Colombia (7), Brasil (8), Guatemala (9) y Panamá (10). 
 
 En 2015, el 10% de las familias más ricas de Panamá tenía 37.3 veces 
más ingresos que el 10% de las familias más pobres del país. 
  Programas de transferencias 
 No nos oponemos a las “transferencias”, “subsidios”, “misiones”, 
programas sociales, comoquiera que les llamen, pues esas políticas 
públicas no acaban con la pobreza, pero ayudan a las personas a 
sobrevivir a la miseria capitalista. 
 Pero el problema es que 
esas políticas están siendo usadas por los gobiernos para alegar que han
 disminuido la pobreza y que a cada persona o familia beneficiada con 
esos programas se le ha sacado de la pobreza. La lógica detrás de ese 
argumento es usar la línea de pobreza como referencia, cuantificar el 
monto del subsidio y alegar que se les elevó por encima de ella. 
 En realidad, esto no es así, pues los ingresos en las áreas más pobres,
 sobre todo en las comarcas indígenas, son tan bajos que, ni siquiera 
con las transferencias alcanza a superar la línea de pobreza, de ahí la 
persistencia de la pobreza extrema en dichas comunidades. 
 En 
segundo lugar, aunque se les ayude a superar el límite de la línea de 
pobreza no se rompe con las circunstancias sociales que imponen la 
pobreza, por eso los beneficiarios se hacen permanentemente dependientes
 de las ayudas, porque por sí mismos y su trabajo el sistema capitalista
 les impide superar la pobreza. 
 Pero sin duda que, sin estas 
políticas de transferencias monetarias la situación sería mucho peor. 
Sin los subsidios que otorga el gobierno a la población más pobre, el 
rostro de la mala distribución de la riqueza en Panamá sería peor. 
Hubiese significado que el 10% de las familias con mayores riquezas 
hubieran percibido 55.7 veces más ingresos que el 10% de las familias 
más pobres, en vez de 37.3 veces, como finalmente resultó en los 
cálculos. 
  Deterioro servicios público y privatización 
 Otro elemento que se suma a la pauperización creciente de la sociedad 
en general no solo a la panameña, y no solo a los pobres, sino que 
afecta el nivel y calidad de vida de las capas medias y los asalariados 
de mayores ingresos lo es el deterioro sistemático de los servicios 
públicos por culpa de las políticas neoliberales. 
 Deterioro por
 un doble efecto del neoliberalismo imperante: por un lado, la 
privatización de los servicios que conduce a un deterioro de la calidad 
por la vía de favorecer la ganancia de los nuevos dueños por encima del 
interés de los usuarios; por otro, el deterioro de la inversión pública,
 para concentrar el presupuesto en el pago a los bonistas, bancos y 
especuladores. 
 De manera que es apreciable en casi todos los 
países y en Panamá, en particular, el deterioro de los servicios de 
salud pública, educación, transporte, recolección de basura, seguridad, 
etc. 
 Todo ello lleva a un deterioro de la calidad de vida que a
 la larga no es más que parte del proceso de empobrecimiento 
generalizado del capitalismo decante. 
  Mientras haya capitalismo habrá pobreza 
 La pobreza, como incapacidad de adquirir los bienes necesarios para una
 vida digna por falta de ingresos suficientes, siempre será un mal 
crónico que acompañe al sistema capitalista, porque la explotación del 
trabajo asalariado en búsqueda de acrecentar la plusvalía, impone la 
creación de una masa de desempleados para forzar la caída de los 
salarios. 
 Carlos Marx ya analizó este fenómeno desde el siglo 
XIX y estableció la relación inversamente proporcional entre aumento del
 capital y la tendencia a la pauperización de la clase trabajadora. 
 “Cuanto
 mayores son la riqueza social, el capital en funciones, el volumen y la
 intensidad de su crecimiento… tanto mayor es el ejército industrial de 
reserva… Esta ley determina la acumulación de miseria equivalente a la 
acumulación de capital. Por eso, lo que en un polo es acumulación de 
riqueza es, en el polo contrario, acumulación de miseria, de tormentos, 
de trabajo, de esclavitud, de despotismo y de ignorancia y de 
degradación moral” (El Capital).  
  Bibliografía 
 Banco Mundial. Índice de Gini. https://donnes.banquemondiale.
 Beluche, Olmedo. Pobreza y neoliberalismo en Panamá. COPIASA, S.A.Panamá, 1997. 
 CEPAL. Medición de la pobreza por ingresos. Actualización metodológica y resultados. ONU. 2018.  
 Gabinete Social. Pobreza multidimensional. www.mef.gob.pa 
 Marx, Carlos. El Capital. Tomo I. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1983. Págs. 588 – 589. 
 MEF.  CBA - 2018  
 MEF. Pobreza y desigualdad en Panamá. Mapas a nivel de Distritos y Corregimientos: Año 2015. Mayo de 2017. www.mef.gob.pa 
 MEF. Distribución de ingresos de los hogares. Panamá, 2015. www.mef.gob.pa 
 MEF. Informe Económico y Social. Febrero de 2018. www.mef.gob.pa 
 Mirta Rodríguez P. “Tasa de pobreza por ingreso se redujo casi a la mitad en catorce años”. La Estrella. Panamá, 5 de enero de 2019. 
 

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