Fracasados los intentos
 sucesivos de dirigentes opositores y los gobiernos de Washington y 
Bogotá –con la ayuda de sus “amigos”- de derrocar al gobierno 
bolivariano, y de imponer una matriz mediática sobre la necesidad de una
 intervención extranjera por razones “humanitarias”, la estrategia 
parece haber cambiado al silencio sobre Venezuela, la invisibilización.
Extraño:
 más allá de alguna desaforada intervención antibolivariana en el 
congreso del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), los 
dirigentes socialdemócratas de la institución impusieron no solo una 
desvenezolanización, sino también la omisión (aún adversa) a cualquier 
referencia del aporte chavista al pensamiento crítico, que en Buenos 
Aires se esforzaron en que fuera mucho más transgénico que crítico.
 Las “recomendaciones” de los intelectuales europeos y la 
estigmatización mediático-hegemónica hicieron su trabajo, convirtiendo a
 Venezuela (tal como lo quiere Washington y la OEA) en los parias de la 
región. Ya los intelectuales de Clacso no se pasean con remeras 
(franelas, chombas) con la figura de Chávez. 
Nada pone en duda 
que Venezuela -que tiene las reservas de petróleo certificadas más 
grandes del mundo y apetecidas no solo por EEUU, sumadas a las grandes 
reservas de oro o coltán y un sólido vínculo con China y Rusia- transita
 una grave crisis económica y social. El terrorismo mediático habla de 
éxodo masivo y crisis humanitaria, seguramente para desviar la atención 
con lo que sucede con la millonaria caravana de pobres y hambrientos 
centroamericanos buscando mejores horizontes en el norte, 
Mientras,
 la inminente visita de Nicolás Maduro a México para asistir a la toma 
de posesión de Andrés Manuel Lópeez Obrador, ha despertado indignación 
(al menos mediática) en la derecha e incluso en algunos sectores de 
Morena. 
Quizá la visita sirva para debatir no solo lo que pasa en
 Venezuela sino en la región, abordando los temas claves como cadenas 
productivas, tratados de libre comercio, cambio climático, integración, 
migraciones, energía, crisis capitalista, mercantilización del 
conocimiento, futuro del trabajo, zona de paz… Pero seguramente todo 
esto tratará de ser invisibilizado por los medios hegemónicos.
La nueva fecha es el 10 de enero 
Para
 algunos, desde una visión legalista, el 10 de enero de 2019 se 
producirá la ausencia absoluta del Presidente porque el mismo no fue 
reelecto el 20 de mayo pasado debido a que esos comicios fueron 
convocados inconstitucionalmente por la Asamblea Constituyente y no por 
el Consejo Nacional Electoral, el órgano para tal convocatoria. 
Si
 el punto de vista fuera válido legalmente, políticamente la realidad es
 otra. Nicolás Maduro tiene el apoyo militar, fue electo por mayoría de 
votos porque la oposición demostró que no tiene el poder para presionar 
ni tiene un solo candidato que ofrecer. 
Pero sectores de la 
oposición intentan construir un discurso para deslegitimar al Presidente
 y fijan el 10 de enero como nuevo "Día D", sobre el cual ya dicen tener
 el concierto de otras naciones y algunas estructuras internacionales 
que han declarado desconocer a la Asamblea Nacional Constituyente. El 
influyente periodista -ahora opositor- Vladimir Villegas enfatizó que 
“el que crea que el 10 de enero se va a producir un quiebre en 
Venezuela, está totalmente equivocado”.
La Asamblea Nacional –con 
mayoría opositora- se encuentra en una situación jurídica anómala, pues 
sus actos son nulos por disposición de la Sala Constitucional del 
Tribunal Supremo de Justicia, que ha castigado el desacato de dicha 
autoridad a las órdenes emanadas de la Sala Electoral. Si la Asamblea 
Nacional cambiara de estrategia y se pusiera a derecho (saliendo del 
desacato), puede intentar declarar una vacante absoluta en la 
presidencia, como lo viene insinuando y avanzar en su agendas 
desestabilizadora.
La Constitución de 1999 divide los efectos de 
la vacante del Presidente en función del momento del período 
constitucional en el que ocurre. Nicolás Maduro está finalizando su 
primer período constitucional, y el 10 de enero inicia su segundo 
mandato y si se produce su ausencia, ésta debe ser compensada por la 
Asamblea Nacional
Ideas, se buscan: conciliación o invasión 
Producto
 del proceso hiperinflacionario que vive Venezuela hasta se ha 
desdibujado la tradicional clasificación de las clases sociales que 
servía de referencia para cualquier tipo de estadística, y ya no tiene 
sentido hablar de las clases A, B, C, D, ya que hoy la gran división 
está marcada por la tenencia o no de la divisa estadounidense. La 
hiperinflación, la prolongada recesión y la migración ha cambiado la 
clasificación de los ingresos familiares.
El incremento 
vertiginoso de los precios afectó la visión positiva que se tenía sobre 
las medidas económicas anunciadas en agosto por Maduro: la evaluación 
del presidente cayó siete puntos y la leve recuperación ante la opinión 
pública que había obtenido el gobierno en octubre, se revirtió para 
noviembre cuando volvió a caer. Pero la escasez más relevante y 
peligrosa para Venezuela no es la de alimentos o medicinas, sino la de 
liderazgo político. 
El jesuita Luis Ugalde, exrector de la
 Universidad Católica, siguió dándole letra a la oposición: “Necesitamos
 concentrarnos en dos o tres razones que expresen el sentir profundo de 
los venezolanos, unirnos y movilizarnos para producir la salida del 
régimen e impedir su continuidad con otro período presidencial 
ilegítimo. Movilizados con la esperanza activa de vida libre, justa y 
democrática en Venezuela”. El cambio no vendrá ni de la pasividad ni de 
grupos y grupitos de pequeños intereses que acentúan sus diferencias del
 resto y –para regocijo del gobierno– “impiden una unidad superior 
indispensable para salvar a esta Venezuela que se nos muere”, añadió 
Obviamente
 no ha sido Rodríguez Zapatero, el expresidente del gobierno español, 
quien ha dividido a la oposición venezolana, sino que esa fragmentación 
viene desde hace ya un tiempo por diferencias sobre la línea política y 
en particular sobre las vías para acceder al poder. Unos son partidarios
 de la promoción de un levantamiento militar o de una intervención 
armada extranjera y otros, con distintos matices, se inclina hacia los 
mecanismos institucionales y la negociación.
Lo que se buscaba con
 la descalificación de Rodríguez Zapatero (“persona no grata” para parte
 de la oposición) era lograr el respaldo de las bases más radicalizadas,
 y herir toda posibilidad de que se abrieran caminos políticos para 
abordar los problemas de carácter nacional e internacional que están 
planteados, evitando que pudiera surgir otra iniciativa de facilitación 
de encuentros., entre ellas las del ex senador estadounidense Bob Corker
 y del ministro de asuntos exteriores de España, Josep Borrell, añade
Parte
 de los dirigentes opositores se alzaron contra Luis Vicente León, 
director de Datanálisis, quien fue por mucho tiempo uno de sus 
guionistas, y ahora se atrevió a señalar que no habría en Venezuela una 
acción militar extranjera para provocar los cambios, ni a corto, ni a 
mediano plazo, bajo ninguna excusa, cierta o artificial, más allá de un 
comentario el presidente Donald Trump. Según León, la realidad es que 
75% de los venezolanos quiere cambio, 68% quiere negociación y 87% 
quiere paz.
No habrá ninguna intervención que ponga en peligro una
 gota de sangre estadounidense. No puede haber ninguna acción militar 
extranjera, ni siquiera justificada en acciones humanitarias, que no 
tenga una contraparte local estructurada, sólida y con un liderazgo 
identificable y respaldado por la población interna, que pudiera asumir 
el reto posterior de reestabilizar el país, añade León.
León lee 
la realidad: las declaraciones explícitas y claras de la Comunidad 
Europea, rechazando cualquier acción militar en Venezuela, la posición 
homogénea y clara del Grupo de Lima en contra de la intervención 
militar, bajo cualquier argumento político o social e incluso las 
declaraciones del embajador colombiano, quien rechazó una acción de ese 
tipo y explicitó el drama de pulverización de la oposición interna. 
Nada
 es pacífico dentro de la oposición: El dos veces candidato presidencial
 Henrique Capriles Radonsky señaló que algunos dirigentes opositores son
 unos “Rambos” por las redes, y que hoy muchos han decidido voltear el 
asunto y hacerle creer a la gente que está luchando en las calles que la
 realidad es lo que aparece y hace bulla en las redes sociales, 
ignorando las realidades sociales y políticas. 
“Hostigamiento 
digital, ejércitos de teclado, insultos infantiles, polémicas 
infértiles, dimes y diretes cuyo único objetivo es alimentar listas de 
seguidores y jugar a una batalla digital, mientras en la calle la gente 
no tiene cómo resolver la comida de sus hijos”, indicó Capriles, y 
agregó que “hay mucho farsante que hace cosas pensando en cómo se verán 
en Instagram o qué debe decirle a sus seguidores de Twitter. Y quien 
confunde popularidad con eficacia no está haciendo política, sino show y
 politiquería”.
Entre el 11 y 22 de octubre, la encuestadora 
Pronóstico realizó por vía telefónica diversas preguntas sobre la 
situación del país, donde reveló que el 66,1 % calificó la gestión del 
presidente Nicolás Maduro como negativa a pesar de los bonos y aumentos 
salariales, así como 3 de cada 4 venezolanos lo consideran culpable a él
 y a su gobierno de la crisis. Esta encuesta añadió que 7 de cada 10 
venezolanos no se identifica con ningún partido político.
Como si 
faltaran opinantes, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, hijo del 
próximo presidente Jair, consideró que “no quedaría sorprendido si 
existiese un juego de cartas marcadas, pues la Mesa de la Unidad 
Democrática (MUD) es una falsa oposición” y le demandó un cambio 
“inmediato”, porque no hace nada para lograr el objetivo que le 
plantearon al pueblo venezolano de un principio.
Por su parte, el 
vicepresidente nacional de Acción Democrática, Antonio Ecarri Bolívar 
afirmó que “la casi unanimidad de los países del mundo quieren 
ayudarnos; solo falta que los venezolanos se pongan de acuerdo”. 
Frente militar 
La
 fuerza con que el gobierno de EEUU sigue promoviendo diversas y 
múltiples ataques contra Venezuela no discrimina ninguna arma. La 
ofensiva de sectores de inteligencia estadounidenses ha sido, en los 
últimos meses, sobre militares en situación de retiro, pero también en 
actividad, con algunos de los cuales ha mantenido reuniones en 
Washington y Miami. Ante esta ofensiva, el gobierno dispuso que los 
militares sólo podrán salir del país previa autorización del gobierno.
Tras
 tres semanas de silencio (censura, autocensura, sigilo, temor o cuidado
 por parte de los medios y de los mismos voceros oficiales), se supo de 
la abrupta salida del director del Sebin (Servicio Bolivariano de 
Inteligencia), Gustavo González López, tras la “detención o retención” 
de la caravana presidencial -con Maduro a bordo- en una vía rápida de 
Caracas, Ahora dirige el organismo, el general Manuel Ricardo Cristopher
 Figuera, exjefe del Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la 
Patria (Cesspa).
Frente externo 
 Guyana
 entregó y una memoria ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a 
la que pide que se declare competente para resolver el litigio 
fronterizo con Venezuela por la región del Esequibo, quiere que valide 
el Laudo Arbitral de París emitido en 1899, que trazó la frontera entre 
ambos países, y que fue denunciado por Caracas ante la ONU en 1962 por 
no ajustarse a derecho. 
 Para Guyana el laudo sigue siendo
 válido y debe ser confirmado por la CIJ, mientras que Venezuela rechaza
 la intervención de la Corte y defiende que la disputa sea resuelta 
bilateralmente. La región de Esequibo está bajo mediación de la ONU 
desde la firma del Acuerdo de Ginebra, en 1966, pero las diferencias 
entre Guyana y Venezuela se han agudizado en los últimos años tras el 
descubrimiento por parte de Exxon Mobil de yacimientos de petróleo en 
aguas adyacentes. 
 El pasado enero, el secretario general 
de la ONU, António Guterres, recomendó remitir la disputa a la CIJ al 
considerar que esta vía era la mejor para los dos países. Guyana entregó
 en marzo una solicitud al tribunal para que aceptase el caso, pero 
Venezuela dijo que no participaría en el procedimiento “por carecer la 
Corte manifiestamente de jurisdicción sobre una acción planteada 
unilateralmente por el país vecino”. No obstante, la CIJ le ha dado a 
Venezuela hasta el 18 de abril de 2019 para que entregue una memoria en 
la que justifique sus argumentos. 
 La región en disputa 
abarca un área de unos 160.000 kilómetros cuadrados, lo que es la zona 
de reclamación venezolana, supone las tres cuartas partes del territorio
 de Guyana. 
 Mientras, el gobierno de EEUU se prepara para agregar a Venezuela a la lista de países patrocinadores del terrorismo, informó The Washington Post.
 La idea fue propuesta por congresistas republicanos encabezados por el 
senador Marco Rubio, citando presuntos vínculos de Caracas con la 
milicia libanesa Hezbolá, las FARC, de Colombia, y otros grupos. 
 La
 semana pasada dos entes “especializados” estadounidenses publicaron 
sendos informes. Uno, titulado “Proveyendo una defensa común”, alerta 
que “la seguridad nacional de EEUU está ahora en mayor peligro que en 
ningún otro momento de las pasadas décadas”. Es el resultado del trabajo
 de un panel de doce expertos en seguridad nacional (seis del Partido 
Republicano y seis del Demócrata). 
 El otro, de título más 
elíptico - “Sonando la alarma sobre los préstamos apalancados”- es del 
Fondo Monetario Internacional (FMI), e indica que “los excesos 
especulativos en ciertos mercados financieros pueden estar alcanzando un
 nivel que amenaza la estabilidad económica mundial”. 
 Tampoco 
sorprendió la provocación de Hans Dietrich, un sociólogo alemán radicado
 en México, quien dijo que e s inevitable que ocurra en Venezuela un 
levantamiento generalizado comandado por el “General Hambre”. Aseguró 
que “Rusia y China no son los que sostienen a Maduro” en el poder, sino 
una “trinidad no muy santa”: dólares, mentiras y bayonetas.
 Aram Aharonian:
 Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador 
de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana 
(FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE,
  www.estrategia.la  ) 
 
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