Marcos Roitman Rosenmann
¿Qué tienen en común Augusto  
 Pinochet, Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos, 
Michelle Bachelet y José Piñera? La respuesta puede incomodar. Les une 
ser presidentes legitimados por la vigente Constitución chilena de 1980,
 y practicar el etnocidio contra el pueblo Mapuche. Todos han dado orden
 de perseguir mediante el uso de la violencia extrema a comuneros y 
lonkos Mapuche. Todos son responsables políticos de favorecer la 
privatización de la flora, fauna y recursos hídricos en territorios 
pertenecientes a los pueblos originarios. Sin excepción han hecho la 
vista gorda ante el hostigamiento, acoso y usurpación de propiedades 
comunales a manos de los terratenientes y sus guardias blancas. Han 
garantizado la expansión de las empresas madereras, las compañías 
trasnacionales de la soya y los megaproyectos como la Presa Ralco de la 
española Endesa, expulsando de sus tierras al pueblo Pehuenche. Han 
avalado el uso torticero de la justicia, dando manga ancha a fiscales y 
fuerzas del orden público para encarcelar a dirigentes sin importar el 
cómo. Baste recordar la recientemente desenmascarada Operación Huracán,
 realizada en 2017, al amparo de la ley antiterrorista bajo la tutela de
 la Unidad de Inteligencia Operativa Especial de Carabineros en 
territorio Mapuche. Sólo los dos primeros meses de aplicación, según las
 propias fuerzas de carabineros, conllevo la detención de más de 200 
comuneros. Posterior a la detención arbitraria, serían encarcelados ocho
 de sus dirigentes, entre ellos el vocero de la Coordinadora 
Arauco-Malloco, Héctor Llaitul, acusados de perpetrar actos terroristas y
 atentar contra la propiedad privada. Hoy, tras las investigaciones del 
juez instructor, se ha descubierto que fue un montaje orquestado por la 
fiscalía, el ministerio del Interior y carabineros para amedrentar y 
reprimir al pueblo Mapuche.
Sigue y suma..., todos han guardado silencio ante el expolio
 de las tierras comunales facilitando la extensión y expansión de los 
latifundios, aumentando el poder de los terratenientes. Para garantizar 
dicha acción los intendentes de las regiones son terratenientes, dueños 
de empresas forestales, agroindustrias o inversores en megaproyectos. 
Sin excepción han negado el reconocimiento como pueblo originario, 
desoyendo el artículo 169 de la OIT (1989) y la Declaración los Derechos
 de los Pueblos Indígenas aprobados en la Asamblea general de Naciones 
Unidas en 2007, donde se consagra el derecho a la autonomía y 
autogobierno; a conservar y reforzar sus propias instituciones 
políticas, jurídicas económicas, sociales y culturales, a vivir en 
libertad, paz y seguridad (...) sin ser sometidos a ningún acto de 
genocidio ni a ningún otro acto de violencia.
Augusto Pinochet, el dictador, y los presidentes putativos Ricardo 
Lagos, Michelle Bachelet y José Piñera son cómplices, cuando no 
responsables subsidiarios o cooperadores necesarios de los asesinatos de
 comuneros mapuche, perpetrados por las fuerzas armadas y carabineros 
aplicando la ley antiterrorista. Si durante la dictadura el genocidio se
 transformó, en territorio Mapuche, en etnocidio, con Ricardo Lagos se 
continuó la saga. Durante su presidencia, fueron asesinados: Agustina 
Huenupe Pavian (2002), José Mauricio Huenupe (2002), Antonio Suárez 
Marihuan (2002), Alex Lemun Saavedra (2002) Julio Alberto Huentecura 
Llancaleo (2004), José Gerardo Huenante Huenante (detenido y desparecido
 en 2005) y Juan Collihuin Catril (2006); en el mandato de Michelle 
Bachelet fueron: Matías Catrileo Quezada (2008) Johnny Cariqueo Yáñez 
(2008), Jaime Facundo Mendoza Collío (2009), José Mauricio Quintriqueo 
Huaiquimil (2014) y Víctor Manuel Mendoza Collo (2014); durante el 
primer mandato de Sebastián Piñera cayó asesinado Rodrigo Melinao Lican 
(2013) y ahora fue ejecutado por la espalda, mientras conducía su 
tractor, el comunero Camilo Catrillanca.
El gobierno de Sebastián Piñera a fin de garantizar el poder de 
terratenientes y dar seguridad a los inversores extranjeros, ha creado 
un Comando Especial con licencia para matar mapuches. Ya no son vagos o 
maleantes a los cuales aculturar, cortar cabelleras o decapitar bajo el 
pretexto de guerras civilizatorias, hoy se transforman en terroristas a 
los cuales perseguir, violando todos sus derechos, como se hace desde 
los tiempos de la conquista. Es la criminalización de la protesta, la 
persecución de sus dirigentes y el acoso a todo el pueblo Mapuche bajo 
la acusación de ser terroristas en potencia.
El Comando Jungla, ensalzado por las autoridades como los nuevos 
pacificadores de la Araucanía, y que realiza cursos y simulacros de 
guerras asimétricas en Estados Unidos y Colombia, cuenta con una 
tecnología de uso militar de última generación. Drones, Big data, y 
algoritmos en la aplicación de modelos y simulacros.
El asesinato de Camilo Catrillanca a manos del Comando Jungla ha 
levantando, por primera vez en años, una protesta generalizada que ha 
sido acallada y violentamente reprimida por el gobierno de Sebastián 
Piñera. Tal vez y sólo tal vez, el colonialismo interno en Chile se esté
 resquebrajando.
 
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