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Desde
las estrategias de Seguridad Nacional y de Defensa Nacional de Estados
Unidos (EE. UU.) (2018), así como en el teatro de Operaciones del
Comando Sur 2018-2028, se considera como una ‘amenaza’ la presencia
china y rusa en la región latinoamericano-caribeña.[1]
Esta percepción, por parte de EE. UU., se vincula tanto al
cuestionamiento de su hegemonía como a la incapacidad estadounidense de
ofrecer relaciones comerciales ‘atractivas’ para la región, algo que
China está logrando. Esta perspectiva es la que prima en el análisis de
especialistas del Inter American Dialogue, The Brookings Institution y The Atlantic Council que vienen dedicando importante espacio al tema.
¿Erosión de la hegemonía de EE. UU. en América Latina y el Caribe?
La creciente influencia china en América
Latina y el Caribe (ALC) puede ser interpretada como fruto de los
errores de EE. UU. en la región, así como del creciente cuestionamiento
de la hegemonía estadounidense en lo que ellos mismos han considerado su
‘patio trasero’. Expresiones de esto son el crecimiento exponencial de
las inversiones y el intercambio comercial chino con ALC; el
reconocimiento diplomático de Costa Rica (2007), Panamá (2017) y El
Salvador (2018) a China en contrapunteo de Taiwán;[2]
la decisión de Venezuela de poner el precio de su petróleo en yuanes
chinos en lugar de dólares y la asociación con China para la explotación
de la Faja del Orinoco creando la empresa binacional Sinovesa; el
proyecto del canal interoceánico de Nicaragua; y el hecho de que siete
países latinoamericanos se unieran al Banco Asiático de Inversión en
Infraestructura para construir carreteras, vías férreas, puertos y
túneles, entre otras.[3]
En la última gira que realizó el secretario de Defensa y jefe del Pentágono, James Mattis, por América del Sur,[4]
expresó que la creciente influencia de China y Rusia supondría una
amenaza para la soberanía de los países de la región y, en concreto, de
Sudamérica.[5]
La relación entre China y ALC, según los expertos estadounidenses
China ha establecido acuerdos con los
países latinoamericanos en términos comerciales, de cooperación
económica, política y cultural. Sus inversiones se han colocado
principalmente en infraestructura, energía, manufactura, innovación
tecnológica, agricultura y tecnología de la información. Según un
informe del Foro Económico Mundial, China es el principal socio de
Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay, y el segundo socio de México.
Desde 2003 hasta 2017 se han invertido más de 110 mil millones de
dólares y, aunque en los últimos años las inversiones chinas en la
región han mermado (mientras las de EE. UU. siguen ocupando un rol
protagónico),[6]
no dejan de ser significativas. Aunque hay bastantes investigaciones en
torno a la presencia china en ALC, poco se aborda desde la mirada de
los ‘expertos’ estadounidenses que opinan en think tanks. Una
mirada relevante que hemos analizado en informes pasados por la
incidencia que tienen en el imaginario colectivo a través de su impacto
en los medios hegemónicos.[7]
Uno de los think tanks que más espacio le dedica a la presencia china en ALC es el Inter American Dialogue, uno de los que mayor presencia tiene en la prensa.[8] Según este think tank,
los principales países que reciben inversiones chinas son Venezuela,
Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia. Los principales sectores en los
que se colocan estas inversiones a nivel regional son energía,
infraestructura, minería y ‘otros’, sin especificar. Estas inversiones
se hacen mediante el Banco de Desarrollo de China, que ha invertido poco
más de 119 miles de millones de dólares y el Eximbank de China, que ha
invertido 30 mil millones de dólares de 2005 a 2017. El año en que más
inversiones hubo fue 2010, con 35 mil millones de dólares, mientras que
el 2012 fue el de menor inversión con 7 millones de dólares.[9]
Este tipo de análisis se suma a un informe reciente del mismo think tank que complementa los datos económicos generales con datos por países.

El informe aporta una serie de datos
interesantes. El año 2017 fue el de menor financiamiento estatal chino
en América Latina desde 2012, con solo 9 mil millones en préstamos de
bancos chinos (China Development Bank y China Eximbank) a gobiernos latinoamericanos y empresas estatales de la región.
En 2017, Brasil y Argentina fueron dos
países a los que China surtió para necesidades alimentarias y que
representaron el 91% del total de préstamos en la región, el 59% de los
cuales fue para Brasil. También destinó a Brasil un préstamo por 5 mil
millones dirigido a Petrobras a cambio de envíos de petróleo. Una
situación similar se repitió en Venezuela, que en 2017 no recibió
financiamiento del Eximbank ni del Banco de Desarrollo Chino, aunque en
años pasados haya hecho préstamos del mismo tipo de los destinados a
Petrobras.[10]
El informe destaca que una
particularidad de los bancos chinos es que se abstienen de imponer
condiciones políticas a los receptores de préstamos, aunque, por lo
regular, este financiamiento esté vinculado a la participación de
empresas y equipos de construcción chinos y a la aceptación del
principio de una sola China continental.
Las principales empresas chinas vinculadas a los préstamos estatales en América Latina son: Sinopec, China Harbour Engineering Company, China Three Gorges Corporation y China Power.
Por su parte, la Brookings Institution en
un informe sobre la inversión y préstamos chinos a ALC rescata que, si
bien hubo una disminución en los últimos años, los préstamos para
infraestructura siguen siendo importantes, a pesar de que existan
proyectos detenidos, como el canal de Nicaragua y el tren en Sudamérica.[11]
Desde una tónica similar, el Atlantic Council
destaca las repercusiones que tendrá en ALC la guerra comercial entre
EE. UU. y China, debido a que la incertidumbre económica que generará la
crisis probablemente derive en una volatilidad de los precios de
materias primas. ALC será una de las regiones más afectadas.[12] Otro informe menciona las asimetrías en el comercio de la región con China[13] y otro más extenso tiene que ver con el análisis de las inversiones chinas en la región.[14]
América Latina y el Caribe como territorio en disputa
Más allá de los análisis económicos de
la presencia china en la región, y lo que implican los acuerdos
comerciales y los préstamos, un factor que se evidencia es la influencia
que podría tener China en los gobiernos latinoamericanos. También la
apropiación de recursos considerados como estratégicos por parte de EE.
UU. (minerales y energéticos) y la incorporación de varios países
latinoamericanos a la denominada “Nueva Ruta de la Seda”, que pretende
hacer del Pacífico el epicentro del comercio que se extenderá hacia
China continental y a Europa. La caracterización de China como ‘amenaza’
para la región, augurada por EE. UU., tiene como trasfondo el rescate
de la doctrina Monroe, que fue retomada por el exsecretario de Estado,
Rex Tillerson, previo a su gira latinoamericana a inicios de este año[15] y a la que apeló Donald Trump en su discurso ante la ONU.[16]
En enero pasado, el encuentro de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se sumó a la
iniciativa china de la Nueva Ruta de la Seda, que contempla la
interconectividad de infraestructuras. Se han incorporado ya países como
Panamá, Bolivia, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, y Guyana.
La iniciativa china de la Franja y Ruta de la Seda ha sido firmada por países como Panamá, Bolivia, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, y Guyana.
Conclusiones
La presencia de China en ALC es cada vez
más amplia, a pesar de que las inversiones chinas hayan disminuido en
los últimos años y hayan persistido las de EE. UU. Una idea clave es
que, para los principales think tanks estadounidenses, esto se debe a que China está ocupando espacios vacíos que dejó EE. UU.
La guerra comercial entre EE. UU. y
China, así como las declaraciones de la actual administración Trump al
respecto -que no son menores- más el avance del país asiático sobre una
región que históricamente es considerada ‘territorio de EE. UU.’ están
complicando la relación China-EE. UU., lo que podría tener un impacto en
las relaciones chinas con ALC.
Por otro lado, la relación China-ALC
plantea varios retos y reconfiguraciones para la región, comenzando por
la forma que podría tomar. ¿Se inclinará ALC por profundizar su carácter
dependiente y subdesarrollado sin proyección alguna de agregar valor a
sus manufacturas? Las prospectivas mundiales ponen a China como la
primera potencia mundial en las próximas décadas. El crecimiento de
China demandará recursos estratégicos y, sobre todo, recursos
alimenticios en un mediano plazo y ALC es rica en recursos estratégicos e
históricamente productora de bienes primarios.
La opinión experta de think tanks
en EE. UU. plantea, en general, que los proyectos de inversión en
infraestructura modificarán la región con grandes costos ecológicos y
sociales. Este es, sin duda, un escenario posible, tanto si se da con
inversión estadounidense como china. No obstante,, también es cierto que
el patrón primario exportador es fruto de las relaciones históricas de
dependencia generadas y sostenidas por la presencia de potencias
occidentales en ALC, difícilmente atribuibles al reciente expansionismo
chino. En todo caso, éste se sumaría a un escenario ya trazado por el
capitalismo en la región. Es por esto que, más allá de las expectativas y
necesidades de China o de EE. UU., ALC se encontrará, de nuevo, en una
encrucijada en la que deberá plantearse su inserción mundial, sus
relaciones comerciales y, sobre todo, su soberanía en sentido amplio.
[3] https://mundo.sputniknews.com/economia/201804071077684692-washington-pekin-gerra-comercial-america-latina/
[5] https://www.infobae.com/america/eeuu/2018/08/13/estados-unidos-ve-a-china-y-rusia-como-una-amenaza-para-la-soberania-de-los-paises-sudamericanos/
[7] https://www.celag.org/por-que-y-como-se-piensa-desde-eeuu-a-america-latina-funcion-dinamica-e-intereses-de-los-think-tanks-estadounidenses-que-estudian-america-latina/
[12] http://www.atlanticcouncil.org/events/past-events/spiraling-us-china-trade-tensions-what-are-the-implications-for-latin-america-and-the-world
[13] http://www.atlanticcouncil.org/publications/articles/infographics-on-latin-america-china-trade-an-asymmetric-tale
[14] http://www.atlanticcouncil.org/publications/articles/infographics-on-latin-america-china-trade-an-asymmetric-tale
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