La entrevista concedida a 
Telesur por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel es un modelo de buen 
periodismo, facilitado por un profundo conocimiento del entrevistado 
sobre el alma de su país y los problemas a los que se enfrenta.  En su 
plática con Patricia Villegas, Díaz-Canel nos muestra con sencillez esa 
Cuba raigalmente democrática, revolucionaria, generosa, solidaria y 
batalladora por la justicia social que los medios dominantes intentan 
invisibililizar. Cualidades que han permitido a cubanas y cubanos 
enfrentar durante casi 60 años el bloqueo económico, financiero y 
comercial más prolongado de la historia contemporánea.  Sólo un pueblo 
heroico y educado políticamente, un sistema democrático muy robusto y un
 liderazgo esclarecido, habrían podido, en un país pequeño y sin mayores
 recursos naturales,  resistir tanto tiempo los rigores de una medida de
 fuerza asfixiante en grado sumo de la vecina mayor potencia mundial. 
Sólo esa conjugación es capaz de gestar un dirigente de la talla y la 
sensibilidad del que vimos en la pantalla chica, que me hizo sentir 
orgulloso del presidente de mi país, pero también dolido por tantos 
pueblos que deben sufrir a incultos, improvisados, mendaces y corruptos 
gobernantes y élites neoliberales. No voy a contar la entrevista, 
imposible abarcarla en este espacio. Sólo me centraré en una parte 
relacionada con el estilo de trabajo con el pueblo que promueve el nuevo
 presidente de Cuba. Sí recomiendo mucho a mis lectores que la vean en 
videos Telesur.
Diaz-Canel subrayó, con afectuosa gratitud, la valía del apoyo y la 
permanente comunicación que mantiene con Raúl Castro. Y es que el 
general de ejército ha sido el líder imprescindible del cambio en el 
modelo económico de la revolución, de la incorporación de nuevos 
derechos civiles al proyecto de nueva constitución y el arquitecto de la
 estrategia de transferencia del poder a nuevas generaciones, de la 
preservación de las ideas y objetivos socialistas y de preparar a los 
nuevos dirigentes para los enormes desafíos del mundo actual.
Díaz-Canel detalló cómo a partir de varias ideas planteadas por Raúl a
 la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), cuya médula es el 
ejercicio de un gobierno del pueblo y para el pueblo, el consejo de 
ministros había llegado a definir cuatro pilares en el trabajo de los 
cuadros y dirigentes cubanos. Uno, que además de ser ejemplos, deben 
estar en capacidad de rendir cuentas de su gestión a las instancias de 
gobierno, y, sobre todo, al pueblo. Dos, mantener un diálogo permanente 
con la población y estar presentes donde están los temas más complejos. 
Tres, que  sean capaces de usar como instrumento de trabajo la 
comunicación social, para lo cual se está implementando una nueva 
política pública dirigida a ese fin y se va a actualizar no sólo el 
sistema de medios sino la cultura comunicacional que necesita el país. 
Cuatro, que deben tenerse siempre, no una, sino varias alternativas de 
solución a los problemas, dado que los que hay por delante son muy 
complejos. Cinco, que la investigación científica convertida en 
innovación, y la informatización de la sociedad sean también uno de los 
pilares de la actuación de cada dirigente. Ello ligado al gobierno 
electrónico que haga posible, a través de las nuevas tecnologías, la 
mayor participación popular en la toma de decisiones.
Es evidente que esta forma de relación de los cuadros con las masas 
sistematiza las ideas y la prática de Fidel y Raúl sobre el pueblo como 
protagonista principal de la Revolución y es precisamente lo que en este
 momento preside el ejercicio democrático único que está realizando el 
pueblo de Cuba. Al someter a debate popular más amplio, libre y 
desprejuiciado el proyecto de nueva constitución en 135 mil asambleas de
 base, la isla da un ejemplo de democracia participativa y protagónica 
inédito en el mundo. Pero no acaba allí, pues el proyecto resultante de 
este gran debate, una vez aprobado por la ANPP, será sometido a 
referendo mediante el voto directo y secreto de los electores.
Son formas democráticas muy refinadas y perfeccionadas, pero no 
arrancan de cero, ya que la consulta al pueblo de muchas de sus 
decisiones trascendentales ha sido una práctica común de gobierno en 
Cuba desde los primeros años de la revolución. Práctica en la que se han
 apoyado todas las nuevas medidas adoptadas por los congresos del 
Partido Comunista de Cuba y el gobierno en los últimos años.  Lo que 
está claro es que el pueblo cubano decidirá libre e informadamente el 
sistema político, el modelo económico y el régimen social que lo regirá 
por muchas décadas.  Y que están siendo consultados también, mediante 
Internet, los cubanos residentes en el exterior. Vaya dictadura esa de 
La Habana.
Twitter: @aguerraguerra
 

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