Después
 de años duros, en que parecía que el neoliberalismo había venido para 
quedarse en Latinoamérica, fuerzas populares lograron construir 
programas de gobierno antineoliberales, ganar elecciones y protagonizar 
los años más virtuosos de nuestra historia, en algunos de nuestros 
países.
Pero la derecha, aun derrotada, no ha dejado de 
maniobrar para intentar frenar a esos procesos, que representan el 
desenmascaramiento de todo lo que la derecha había dicho que era nuestro
 destino inevitable. Planteaba distintas cosas, pero su política 
económica siempre era el viejo modelo centrado en los ajustes fiscales, 
como medicamento en contra la enfermedad de los gastos estatales.
Después
 del período de gobiernos posneoliberales, la derecha ha vuelto a la 
carga, conquistando el gobierno en Argentina mediante elecciones,  
 retornó a Brasil mediante un golpe. Y tuvo la posibilidad de decir a 
qué vino, porque peleo tanto, con todas sus fuerzas, legales e ilegales,
 para retornar al gobierno. ¿Qué es lo que tiene que proponer y realizar
 en América Latina?
En verdad, no fue 
necesario aguardar ese retorno. Porque podemos saber lo que la derecha 
latinoamericana tiene que proponer para la situación de países como 
México, por ejemplo, gobernado desde hace tantas décadas por la derecha,
 con su modelo neoliberal ya hace por lo menos dos décadas y media. El 
favoritismo de López Obrador para convertirse en el próximo presidente 
de México es el resultado directo del fracaso de los gobiernos del PRI y
 del PAN, que se han alternado en el gobierno, sin cambiar la política 
económica neoliberal, y llevando México a una situación catastrófica, 
desde todos los puntos de vista.
El país que iba a marcar 
la senda para los otros países del continente, habiendo sido el primero 
en firmar un tratado de libre comercio con EEUU (y también con Canadá, 
en este caso) representa, al contrario de lo propuesto, la falencia de 
esos tratados y de esas políticas. Los dos partidos de derecha sumados 
no tienen las preferencias de López Obrador, que aparece como la ruptura
 con la corrupta oligarquía tradicional en México.
Pero el
 retorno de la derecha al gobierno en Argentina y en Brasil podría 
significar una actualización de las propuestas de la derecha. Sin 
embargo, en los dos países se ha aplicado el mismísimo modelo que ya 
había fracasado en los años 1990. El mismo diagnóstico de que los 
problemas de nuestras economías son los gastos excesivos del Estado 
tuvieron el mismo tipo de respuesta: la centralidad del ajuste fiscal. 
Con las desastrosas consecuencias aparejadas: profunda y prolongada 
recesión, desempleo record, desindustrialización de la economía, fuga de
 capitales, alza del déficit público.
¿A eso vinieron las 
derechas en Argentina y en Brasil? ¿Es eso lo que prometen? Por ello han
 luchado tanto en contra de los gobiernos populares, valiéndose de 
acusaciones falsas, de campañas de mentiras, de cerco a los gobiernos 
desde los medios y desde los capitales especulativos.
Esta
 es la demostración, para México, Colombia, Bolivia, y para otros países
 que están o van a entrar en procesos electorales, lo que pueden esperar
 de los partidos y candidatos de la derecha en Latinoamérica, 
cualesquiera que sean sus promesas. En Venezuela, se llegó a prometer la
 dolarización de la economía del país. En Brasil se privatiza los 
mejores patrimonios nacionales, los de Petrobras. En Argentina, se 
vuelve a la entrega a los brazos del FMI, volviendo a comprometer el 
futuro del país.
Las alternativas de retomar el desarrollo
 económico con distribución de renta suponen la ruptura con el modelo 
neoliberal, lo cual solamente gobiernos de izquierda pueden hacer, como 
se ha demostrado en este siglo. De la capacidad de la izquierda de 
volver a unificarse dónde está dividida, de superar los obstáculos 
jurídicos donde la derecha se vale de ellos en contra de líderes de 
izquierda, de reformular los proyectos que han dado resultados, 
adecuándolos a las condiciones internas y externas actuales, de rescatar
 los valores solidarios, cooperativos, humanistas, depende una solución 
positiva de la crisis actual que afecta a todo el continente.
 - Emir Sader,
 sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del 
Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de 
Janeiro (UERJ).
    https://www.alainet.org/es/articulo/193036  
 

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