| Declaración del Comité Panameño de Solidaridad con Palestina | 
“¿Cómo vamos a devolver los territorios ocupados? No hay nadie a quien devolvérselos. No hay tal cosa llamada palestinos”
(Golda Meier, 1969) 
El
 viaje del presidente Juan Carlos Varela al Reino Unido, Israel y 
Palestina retrata con precisión las contradicciones de la política 
exterior panameña. En vez de servirse de nuestra propia historia para 
conducir su política exterior, el gobierno de turno se aleja cada vez 
más de ella y anda a cada paso de tumbo en tumbo. 
 En noviembre 
de 2012, bajo la presidencia de Ricardo Martinelli y la cancillería del 
hoy presidente Varela, la Asamblea General de la Organización de 
Naciones Unidas decidió por 138 votos a favor, 41 abstenciones y 9 votos
 en contra, admitir a Palestina como Estado Observador, un rango menor 
que el de Estado miembro. 
 Los países que votaron en contra 
fueron, en orden de importancia: Estados Unidos, Israel, Canadá, 
República Checa, PANAMÁ, Palau, Micronesia, Nauru, y las Islas 
Marshall.. Tal fue la decisión del gobierno restaurado al poder por la 
invasión. 
 Panamá, que logró la soberanía y el Canal y aún debe 
eliminar oprobiosas hipotecas a su territorio, fue el único país del 
CONTINENTE y el único hispanoparlante del MUNDO que votó en contra de 
Palestina. ¿Cómo explicar el actual trastrocamiento internacional? 
 El presidente Martinelli había dicho en 2010 que Panamá apoyaría 
siempre a Israel en “todos los foros internacionales” y que Israel era 
“Guardián de la Ciudad Santa de Jerusalén”, lo que exacerbó los ánimos a
 lo largo y ancho de la nación árabe y del mundo. 
 El 
presidente Juan Carlos Varela visitará Palestina como última escala de 
su periplo, lo que explica el silencio en los medios nacionales sobre 
los territorios ocupados por Israel. 
 La subestimación de 
Palestina contrasta con la obsequiosidad con que el presidente Varela 
trata a Israel, un Estado genocida y transgresor del Derecho 
Internacional que jamás ha apoyado a Panamá. 
 Israel siempre 
apoyó a Estados Unidos, su principal valedor. Pero tampoco apoyó a 
Panamá el Reino Unido, la “pérfida Albión”, que se abstuvo en la 
votación durante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 1973 
por la sencilla razón de que es aliada permanente de la superpotencia. 
 En cambio, Panamá y Palestina han sufrido despojo y usurpación de 
territorios, expulsión y ocupación de poblados, opresión, negación del 
derecho a la existencia nacional, invasiones, denegación de justicia, 
asesinatos, violación e imposición de tratados, por parte de Israel y 
Estados Unidos.. Este dolor compartido nos debería unir más bien, y no 
distanciarnos. 
 El presidente Varela estará en Israel durante el
 70º aniversario de su fundación, fecha (1948) que también conmemora la 
sagrada Nakba del pueblo palestino, expulsado de sus tierras por el 
sionismo que lo mantiene en inhumano cautiverio. 
 Consideramos 
como inadmisibles las matanzas indiscriminadas de Israel a los 
palestinos, que protestan pacíficamente por el Derecho al Retorno a sus 
tierras y viviendas, hoy ocupadas por asentamientos ilegales prohibidos 
por el Consejo de Seguridad de la ONU. Exigimos que se ordene una 
investigación independiente, seria y autorizada de la represión genocida
 a la resistencia palestina por Israel desde el 30 de marzo de 2018. 
 Exigimos también que Panamá se distancie de todo conflicto militar; 
rechace las intervenciones extranjeras en los asuntos internos de los 
Estados; establezca firmes y plenas relaciones diplomáticas con 
Palestina; coadyuve a un tratado de paz entre Israel y Palestina; 
rechace el traslado de las embajadas de Estados Unidos y Guatemala a 
Jerusalén y colabore para que se enjuicie por genocidio a funcionarios 
responsables de Israel ante el Tribunal Penal Internacional. 
 La
 República de Panamá no es un rincón lúgubre del planeta. Nuestro pueblo
 mantendrá siempre encendida la antorcha de la paz, para que se haga la 
luz mediante el pleno respeto a los derechos ajenos, como lo advirtió 
proféticamente el presidente de México, el Benemérito Benito Juárez.
 
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