John Saxe-Fernándezs
Mala noticia el nombramiento de John Bolton a la asesoría de seguridad nacional de Estados Unidos. Es conocido su golpismo y belicismo de tercera guerra mundial, o sea de línea dura hacia Rusia, China, Irak, Siria, Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela, fiel a la ilegitimidad e ilegalidad asentadas con la ventolera del 11/S, a su estado de excepción y al torrente de negocios y contratos militares en favor de grandes monopolios estadunidenses. Baila al son neoconservador que asignó a J.D. Negroponte a la supervisión del caos y masacre en Irak a cargo de operaciones represivas y de reconstrucción. Con un derrame inicial de 18 mil millones de dólares, aquello fue un derroche de dinero público, un gran festín corporativo y de ricos sobre el gran botín: el petróleo iraquí y el presupuesto estadunidense vía contratos cost-plus para la nunca cabal y huérfana de auditoría reconstrucción de Irak, nación mártir, como las Torres Gemelas, bajo la demolición programada de las guerras de agresión post 11/S: crímenes de Estado con base en falsedades apoyadas por Bolton, contra un Hussein dotado y dispuesto a usar inexistentes armas de destrucción masiva.
Las tragedias de esa masacre, todavía en curso, son ensalzadas por Bolton. Lo que le importa de esa guerra y ahora de nuevo con Irán y Corea del Norte son los intereses de magnates o multimillonarios de casinos y las suculentas tajadas corporativas del contratismo del DoD.Trump; su nuevo secretario de Estado, Mike Pompeo; Gina Haspel, primera directora de la CIA, y Bolton apoyan el atroz y corrupto programa de estabilización y reconstrucción, así como la salvajada de Abu Ghraib y Guantánamo, cuyos abusos y torturas son parte de la degradación que devasta al imperio.
Para muestra un botón: un día antes del 11/S Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Bush II, anunció que la Contraloría del DoD no podía dar cuenta de 2.3 billones (trillones) de dólares; que no se sabía cómo ni cuándo se gastaron. Ese vital asunto quedó sepultado al día siguiente por los miles de muertos, el shock y el hollín del ataque aéreo. El Project on Government Oversight indica que ese magno dato se divulgó meses después, pero a los medios corporativos no les importó mucho. En fechas recientes los encargados de esas cuentas siguen abrumados por el inmenso exceso presupuestal (con Trump llega a 700 mil mdd) y siguen los indicios de más faltantes. Para percibir las cifras de esos impunes descuidos, robos o faltantes hasta el día de hoy se necesita una imaginación astronómica. Un equipo de la Universidad Estatal de Michigan recién detectó que esa cifra llega a 29 billones. Trump pidió auditoría y el 7 de diciembre se anunció ¡la primera auditoría general en la historia del DoD a cargo de mil 200 auditores! (ver: Officials announce first DoD-wide audit).
El senador Rand Paul advirtió que Bolton se empeña en repetir todo error de política exterior de los pasados 15 años. Oponiéndose a toda salida diplomática, Bolton señaló que era legítimo responder a las armas nucleares de Corea del Norte atacando primero y añadió: Quien piense en más diplomacia y sanciones a Corea del Norte y China eso sólo sirve para aumentar su arsenal nuclear.
Bolton quiere diseminar su militarismo. Una fuente de Cambridge Analytica acaba de develar desde CNN un contrato de 2014 con Bolton (de 500 mil dólares) ¡para promover el militarismo en la población de Estados Unidos!
Curioso porque para la visión militar profesional una guerra en la península coreana o Irán sería una catástrofe humana y ambiental que costaría decenas si no es que centenas de millones de bajas civiles. No sólo en Irán y ambas Coreas, sino más allá. Por choque, calor, radiación e invierno nuclear, el uso de armas nucleares sería catastrófico para la biota y la humanidad. Pero Bolton no percibe ese orden de magnitud. Tampoco Trump. Así queda de manifiesto en el rapaz belicismo de Bolton. También en advertencias de Tony Schwartz, el escritor fantasma de The art of the deal, el libro que catapultó a Trump a la escena política (ver Trump en la presidencia imperial, revistamemoria.mx).
En entrevista con Jane Mayer de The New Yorker a mediados de 2016, Schwartz, ya en calidad de pluma visible del presidente estadunidense, expresó sentir un profundo remordimiento por haber contribuido a presentar a Trump en forma que concitó la atención pública. Lo presenté con una imagen amable y favorable, que no es real. Luego advirtió desde esa revista: En verdad creo que si Trump gana (la presidencia) y tiene acceso a los códigos nucleares hay una significativa posibilidad de que eso conduzca al fin de la civilización.
Coda: Trump y Bolton integran una explosiva ecuación. El problema es que ambos ahora son parte de vínculos, niveles y decisiones en que esa ecuación va a la ruptura diplomática, la intensificación de violencia bélica, de la guerra comercial, financiero/monetaria, a la bélico-convencional/regional y nuclear/global.
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