Denuncian la falta de consulta previa a la población y el impacto ambiental sobre el río Cahabón en Guatemala
Los presidentes de 
Corporación Multi Inversiones (CMI), Juan Luis Bosch Gutiérrez, y de la 
constructora ACS, Florentino Pérez, presentaron en junio de 2014 en 
Guatemala el proyecto Renace II, una central hidroeléctrica propiedad de
 CMI y de cuya construcción se hizo cargo una de las filiales de ACS, el
 grupo Cobra. El complejo hidroeléctrico se ubica en el municipio de San
 Pedro Carchá (Alta Verapaz), y en la presentación los dos empresarios 
resaltaron las grandes cifras: una inversión de 270 millones de dólares 
para alcanzar una potencia instalada de 114 megavatios, 8,5 kilómetros 
de túneles y un canal de conducción de 11 kilómetros. La planta siguió a
 la central Renace I (66 MW), puesta en marcha por CMI en 2004. 
Corporación Multi Inversiones, transnacional con sede en Guatemala que 
opera en 14 países, y el presidente del Real Madrid continuaron 
colaborando en los proyectos hidroeléctricos Renace III (66 MW), ya 
finalizado, y Renace IV (55 MW), en fase de ejecución, todos en San 
Pedro Carchá, sobre los ríos Cahabón –uno de los principales de 
Guatemala- y Canlich. A estas centrales se agregará una quinta, lo que 
convertirá a este gran complejo –que se publicita en verde y con 
imágenes de la población maya- en el principal del país.
 El 
Ministerio de Energía y Minas de Guatemala registra 33 plantas 
hidroeléctricas en funcionamiento, nueve de ellas en Alta Verapaz. A 
estas centrales se agregan otras 11 –cuatro en Alta Verapaz- en fase de 
construcción; 13 hidroeléctricas cuya ejecución no ha comenzado (cinco 
de ellas en el departamento de El Quiché) y seis que tramitan 
actualmente las autorizaciones (tres en Huehuetenango). Además, las 
centrales de energía hídrica son las que cuentan con mayor capacidad 
instalada en el país –un 33,7%, la mayoría de propiedad privada- seguido
 de los ingenios azucareros. 
 Los movimientos populares han alzado la voz contra proyectos como Oxec 
–hidroeléctrica operativa desde finales de 2015- y Oxec II, autorizada y
 en fase de construcción en el municipio de Santa María Cahabón (Alta 
Verapaz). El pasado 27 de agosto 197 comunidades q’eqchi’ de Santa María
 Cahabón votaron en una consulta comunitaria contra el funcionamiento de
 las dos hidroeléctricas, debido al impacto sobre los ríos sagrados 
Cahabón y Oxec. La empresa responsable del macroproyecto es Oxec SA, 
filial de Energy Resource Capital, a la que medios comunitarios sitúan 
en Panamá. 
 Diferentes sentencias han influido en el devenir de 
la infraestructura. En febrero de 2017 la Corte Constitucional suspendió
 la licencia de los proyectos Oxec y Oxec II otorgada por el Ministerio 
de Energía y Minas, al no realizarse una consulta previa a las 
comunidades de Santa María Cahabón, tal como establece el Convenio 169 
de la OIT. En mayo de 2017 el alto tribunal mantuvo la suspensión, pero 
autorizó a las empresas a continuar operando durante un año 
(prorrogable), mientras el Ministerio de Energía realiza las consultas. 
La cúpula empresarial no se mantiene ajena al litigio. Tras la sentencia
 de febrero, la gran patronal CACIF demandaba “certeza jurídica” y “una 
visión de futuro con oportunidades de desarrollo”. 
 El colectivo
 ecologista Madre Selva de Guatemala batalla desde 1996 por la defensa 
del territorio. El asesor legal de la organización, Vladimir Soto, 
apunta algunas estrategias de criminalización tras un acto organizado 
por la ONG Perifèries en Valencia: “Cuando los pueblos y líderes se dan 
cuenta de los proyectos, las empresas proceden a denunciarlos 
penalmente; además, ya tienen prácticamente comprado al Ministerio 
Público (fiscalía) de los juzgados de Alta Verapaz. Acusan a los líderes
 comunitarios de delitos que implican penas de prisión, y obtienen 
órdenes de captura contra ellos su defensa de los ríos”. Soto critica la
 disparidad de criterios: “Las denuncias contra las hidroeléctricas 
quedan engavetadas en el Ministerio Público, sin embargo las que 
interponen las empresas se cursan a velocidad de rayo”. 
 Entre 
los ejemplos de persecución mediática y de la fiscalía, Vladimir Soto 
menciona a Ana Rutilia Ical Choc, líder q’eqchi’ de San Pedro Carchá y 
una de las promotoras del recurso de amparo ante la Corte Suprema de 
Justicia (CSJ) para frenar los megaproyectos en el río Cahabón. Ana 
Rutilia Ical destaca en su currículo como activista, exdelegada de la 
Defensoria de la Mujer Indígena en Alta Verapaz y profesora de Derechos 
Humanos en la Universidad Rafael Landívar de esta región. 
 En 
marzo de 2017 el colectivo Madre Selva denunció los “ataques” por parte 
de medios de comunicación y columnistas “al servicio de las élites” 
contra activistas. Por ejemplo, contra Bernardo Caal Xol, quien presentó
 en 2015 la acción de amparo ante el CSJ por entender que las 
autorizaciones de Oxec y Oxec II se otorgaron sin consultar a las 
comunidades. El líder y maestro comunitario fue arrestado el pasado 30 
de enero en la ciudad de Cobán, acusado de robo agravado y detenciones 
ilegales, entre otros delitos. El seis de febrero un juez de la capital 
de Alta Verapaz ordenó la prisión preventiva de Caal Xol. 
 Desde
 entonces se han sucedido las campañas, concentraciones, acciones 
simbólicas y el cierre de carreteras para exigir su libertad. 
Comunidades q’eqchi’ de Santa María Cahabón y Alta Verapaz se 
manifestaron en Cobán; además, la ONG Alianza por la Solidaridad y 
Greenpeace, que colaboran con la organización Madre Selva, recogieron 
más de 1.700 firmas de apoyo a Bernardo Caal en cuatro días, remitidas a
 la Embajada de Guatemala en España. La Articulación por la Vida, contra
 la Impunidad y la Corrupción, que agrupa a más de 30 organizaciones 
populares de Guatemala, también condenó la captura del líder indígena. 
 El caso de Bernardo Caal no es una excepción en el país 
centroamericano. La Unidad de Protección a Defensores de Derechos 
Humanos de Guatemala (UDEFEGUA) ha contabilizado 328 agresiones y 
delitos contra activistas a favor de los derechos humanos entre enero y 
octubre de 2017, un 25% más que en el mismo periodo de 2016. La cifra 
total del pasado año incluye 52 asesinatos (45 de ellos a mujeres), 72 
agresiones contra activistas en defensa de los pueblos indígenas y el 
territorio; 131 agresiones contra mujeres y 30 a periodistas. Asimismo, 
organizaciones populares y de derechos humanos presentaron en marzo de 
2017 un documento a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 
(CIDH) sobre la represión a comunidades que rechazan las grandes 
hidroeléctricas en Guatemala; el informe da cuenta de 103 órdenes de 
captura, 56 heridos, 36 encarcelamientos, 25 detenciones, 16 procesos de
 criminalización, 15 amenazas y 11 asesinatos.
 El caso de Bernardo Caal no es una excepción en el país 
centroamericano. La Unidad de Protección a Defensores de Derechos 
Humanos de Guatemala (UDEFEGUA) ha contabilizado 328 agresiones y 
delitos contra activistas a favor de los derechos humanos entre enero y 
octubre de 2017, un 25% más que en el mismo periodo de 2016. La cifra 
total del pasado año incluye 52 asesinatos (45 de ellos a mujeres), 72 
agresiones contra activistas en defensa de los pueblos indígenas y el 
territorio; 131 agresiones contra mujeres y 30 a periodistas. Asimismo, 
organizaciones populares y de derechos humanos presentaron en marzo de 
2017 un documento a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 
(CIDH) sobre la represión a comunidades que rechazan las grandes 
hidroeléctricas en Guatemala; el informe da cuenta de 103 órdenes de 
captura, 56 heridos, 36 encarcelamientos, 25 detenciones, 16 procesos de
 criminalización, 15 amenazas y 11 asesinatos. 
Foto: Santiago Botón (Telesur)
El
 informe “Criminalización en Guatemala (2012-2017)” de UDEFEGUA dedica 
un apartado a la resistencia contra las plantas hidroeléctricas en Alta 
Verapaz, una de las regiones más aterrorizadas por 36 años de guerra 
interna. Entre los ejemplos recientes de señalamiento, figura el de 
Rolando y Blanca Estela Güitz Pop, detenidos en abril de 2017 en Cobán. 
Los dos hermanos participaron en la lucha de la Comunidad Monte Olivo 
(Cobán) contra la construcción de una central hidroeléctrica –Hidro 
Santa Rita- en el río Dolores; en agosto de 2014 más de mil policías, 
guardias privados y un grupo paramilitar reprimieron a las comunidades 
opositoras al proyecto, con el resultado de tres campesinos asesinados 
(“masacre de Semococh”). La batalla popular contra Hidro Santa Rita 
tiene antecedentes en febrero de 2012, cuando la empresa denunció ante 
la fiscalía a cinco líderes comunitarios, sobre quienes se emitió orden 
de captura. Pero continuó la resistencia. En agosto de 2013 tres 
supuestos policías amenazaron e intentaron secuestrar a otro líder de la
 Comunidad Monte Olivo, David Chen; pasada una semana de los hechos, dos
 niños de 11 y 13 años murieron por los disparos de un sujeto –presunto 
trabajador de la hidroeléctrica, según las organizaciones comunitarias- 
que buscaba al líder indígena. 
 Tres años después que Florentino
 Pérez –declarado en 2017 por Forbes mejor ejecutivo de España- viajara a
 Guatemala para promocionar el complejo hidroeléctrico Renace en Alta 
Verapaz, las organizaciones Madre Selva y Alianza por la Solidaridad 
entregaron 25.552 firmas en la sede de ACS en Madrid contra un proyecto 
“que no respeta los derechos humanos de 29.000 indígenas q’eqchi’”. A la
 misma conclusión llegó el Procurador de los Derechos Humanos de 
Guatemala, quien visitó San Pedro Carchá a finales de 2017; en la aldea 
Panzamala constató el impacto de las obras para implantar Renace IV: 
“Vulneraciones a los derechos a la salud y vida de los comunitarios, 
quienes viven en condiciones infrahumanas”. El procurador subrayó en un 
comunicado la reducción de caudal del río Cahabón por las obras, así 
como la “presencia fuerte” de agentes de seguridad privada en la zona; 
también se hizo eco de las protestas de las poblaciones, a las que no se
 consultó por la construcción de la infraestructura, según denunciaron. 
 El pasado 22 de marzo comunidades de San Pedro Carchá y Santa María 
Cahabón se manifestaron en Ciudad de Guatemala contra los proyectos 
Renace y Oxec; el periodista Rony Morales reprodujo en el periódico 
Prensa Comunitaria las palabras de una vecina: “El caudal del río 
Cahabón se mantiene sucio debido a los trabajos de la empresa que 
construye la hidroeléctrica; el río está completamente sucio, y las 
personas de las comunidades no pueden abastecerse de agua, pues temen 
enfermarse”. Marchas y plantones a la capital se produjeron, con el 
mismo fin, en febrero de 2017 y octubre de 2016; en esta última 
movilización, el Consejo del Pueblo Q’eqchi’ de Alta Verapaz denunció el
 “clima de mentiras” y la “campaña negra” lanzada por las empresas 
Renace y Oxec contra Bernardo Caal Xol, Erick Armando Cu Caal y otros 
líderes comunitarios. 
 Diferentes informes revelan los 
entresijos de estas grandes infraestructuras. Los investigadores Elena 
de Luis Romero y Antonio Rodríguez-Carmona publicaron en 2016 el 
documento de 190 páginas “Hidroeléctricas insaciables en Guatemala”, en 
el que se hacen eco de las protestas de Madre Selva en 2013: “La 
construcción de hidroeléctricas ha roto en ‘pedazos’ el río Cahabón y lo
 ha secado en varios tramos”; a ello se agregaban las denuncias de 
contaminación por los derrumbes y movimiento de tierras en las obras de 
Renace II, lo que –según el informe en el que colaboró el Observatorio 
de Multinacionales en América Latina (OMAL)- “apuntaría directamente a 
la responsabilidad del grupo Cobra”. Las comunidades señalaban que la 
construcción de represas a lo largo del cauce producía “graves 
alteraciones” en el ecosistema fluvial, se modificaban los caudales del 
río y destruían hábitats. Tres años después, en abril de 2016, 
poblaciones q’eqchi’ de Alta Verapaz continuaban denunciando ante la 
Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICG) de la ONU
 y el Ministerio de Energía y Minas el desecamiento y la contaminación 
del río Cahabón por el impacto del proyecto Renace. 
 También en 
2016, Alianza por la Solidaridad publicó la investigación “La 
hidroeléctrica que destruye derechos en Guatemala. Caso Renace-Cobra 
(ACS)”. El complejo de Corporación Multi Inversiones recibió la 
concesión administrativa para uso de bienes de dominio público en el río
 Cahabón y uno de sus afluentes –el Canlich- por 50 años. El documento 
recoge testimonios de líderes comunitarios sobre caminos construidos por
 la hidroeléctrica en las riberas del río, “de uso privado y sin acceso 
para los vecinos”. Además utiliza el término “expolio” para el caso 
Renace; incluye en ese término la compra de tierras para implantar 
infraestructuras, abrir canales o túneles y construir carreteras; o a 
los propietarios de fincas medianas que acumularon tierras para 
revenderlas a la empresa. 
 “Este expolio de tierras genera 
división entre las comunidades”, concluye el informe. Las poblaciones 
relacionaron con el conflicto el atentado en abril de 2014 contra Carlos
 Vicente Chub Cucul, activista frente a las hidroeléctricas y secretario
 del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) en su comunidad; el 
ataque con arma de fuego se produjo en el caserío Rubel Cruz Xicacaco 
(San Pedro Carchá). Pocos meses después, desapareció en el mismo 
municipio el joven Ovidio Xol Chub, en el contexto de una negociación 
sobre compraventa de tierras con Renace. 
 Una investigación más 
reciente es la titulada “Transnacionales, oligarquía y criminalización 
de la protesta social. El caso Guatemala”, publicada en octubre de 2017 
por la organización Mugarik Gabe. El informe subraya la violencia 
ejercida contra las mujeres. En noviembre de 2014, la ONG Centro de 
Atención de la Familia y al Niño Maltratado (CAFNIMA) señaló que algunas
 de las agresiones contra mujeres en Ulpán (Alta Verapaz) estarían 
relacionadas con trabajadores del proyecto Renace. Pese al temor a 
realizar denuncias en las zonas rurales, en Ulpán se registraron 22 
casos de violencia sexual contra la mujer en dos años. En noviembre de 
2016, Prensa Comunitaria informaba sobre el caso de dos hermanas, Rosa y
 Dominga Tzalam Cuc, que tras vivir 25 años en las comunidades Q’eqchi’ 
de San Pedro Carchá, llevaban tres años en resistencia al negarse a 
vender sus tierras a la hidroeléctrica Renace. Denuncian amenazas de 
muerte y de desalojo. La ONG Mugarik Gabe resalta las estrategias de 
publicidad y marketing que envuelve a los proyectos. Una sonriente mujer
 maya encabeza, en un entorno de árboles, la página Web de la 
hidroeléctrica de Corporación Multi Inversiones: “Porque trabajando 
todos en una misma dirección, Renace un mundo mejor”. 
 

No hay comentarios:
Publicar un comentario