Perú
Si consideramos la 
marcha popular celebrada el pasado 20 de diciembre como el inicio de la 
última etapa de acciones en nuestro país, podríamos decir que la más 
reciente –la quinta- fue la que ocurrió el 11 de enero y que, partiendo 
del Campo de Marte, concluyó masivamente en la histórica Plaza Dos de 
Mayo, ante los balcones de la CGTP.
 La reacción de las autoridades,
 expresada de distintas maneras mostró el miedo del gobierno y de la 
clase dominante por el vertiginoso ascenso que ha registrado el 
movimiento popular, que hoy luce mucho más unido y cohesionado, y en 
mejores condiciones para afrontar retos victoriosos. 
 Por ese 
miedo, la reacción ha comenzado a adoptar medidas intimidatorias: 
cerraron inopinadamente la Plaza San Martín; negaron a los marchantes 
opuestos al Indulto desplazarse por la céntrica avenida Wilson, 
enviándolos más bien hacia avenidas periféricas de la ciudad; tramaron 
un “apagón” en la Plaza Dos de Mayo la noche del 11; hicieron uso de 
armas de fuego y bombas, para atacar a jóvenes que se mostraran 
renuentes a aceptar disposiciones oficiales; y dieron cauce a una 
manifestación pequeña manipulada por la “prensa grande” y gracias a la 
cual los “partidarios del indulto” se vieron beneficiados con obsequios 
menores –movilidad gratuita, loncheras, globos y algo de dinero- por 
expresar su “gratitud” a PPK y su admiración por Fujimori. 
 La 
manifestación popular del jueves 11 de enero fue, por cierto la más 
grande; y mejor organizada de todas. Y no ocurrió sólo en Lima. También 
en Tacna, Arequipa, Puno, Cusco, Ica, Huancavelica, Huancayo, Ayacucho, 
Chimbote, Trujillo, Chiclayo y Cajamarca; se volcaron multitudes a 
calles y avenidas, para expresar su repudio al “cambiazo” que hizo Pedro
 Pablo Kuczynski, y que concluyó con la “liberación” del Genocida de 
Barbadillo. 
 Por si esto fuera poco, peruanos en el exterior, 
con el apoyo de sectores progresistas y organismos de Derechos Humanos, 
ejecutaron plantones, movilizaciones y marchas en muchas ciudades del 
exterior. Barcelona, Madrid, Roma, Paris, Londres e incluso Washington 
DC conocieron de demandas contra el Indulto, y demandaron que éste, 
quedara sin efecto. 
 Una de las maneras de “medir” el miedo de 
la clase dominante es percibir el mensaje que sus áulicos destilan en 
las redes sociales. Recientemente uno de esos envíos invitaba a observar
 a las manifestaciones “organizadas por la izquierda”. Allí decía: “observe
 cómo estos jóvenes hacen llamados a marchar contra el gobierno. estos 
adoctrinados aparte de hacer apologia del terrorismo, llaman a tomar las
 calles, para implantar el socialismo. hacemos alerta a las autoridades 
del gobierno para que tomen acciones contra estos terroristas en 
potencia”.  
   Cabe precisar, en primer lugar que estas manifestaciones populares no son  “organizadas por la izquierda”. 
 Responden a una suma muy amplia de voluntades en las que se congregan 
sectores diversos: segmentos patrióticos, democráticos, 
antiimperialistas, progresistas y revolucionarios, que ciertamente no 
podrían estar ausentes en ninguna circunstancia en convocatorias de este
 corte. ¿Alguien podría suponer por ventura, que grupos de izquierda. 
“declinaran” asistir a eventos de condena al Neo Liberalismo y de lucha 
contra el fascismo emergente?. 
 Estas Marchas, por lo demás, no son genéricamente “contra el gobierno”, sino
 específicamente contra éste gobierno, el de PPK; que mintió y engañó 
descaradamente al país, ante el cual se comprometió a no otorgar el 
indulto a Fujimori en ninguna circunstancia. Y lo hizo como resultas de 
un “cambiazo”, negociado bajo la mesa, y a espaldas de los peruanos. 
¿Alguien podría suponer que aplaudiríamos eso? 
 A continuación el “mensaje” acusa a los manifestantes por hacer “apología del terrorismo”, “tomar las calles” y querer “implantar el socialismo”. Tres
 mentiras en una: La Apología, la hacen quienes sostienen que los actos 
terroristas consumados por el gobierno de Fujimori fueron apenas 
“excesos” y “errores” que no merecen mayor sanción; las calles “las 
toman” quienes no tienen derecho a marchar por ellas –lo que podría 
adjudicarse, por ejemplo, el Grupo Colina, o al MOVADEF, que –como se 
sabe- son públicamente partidarios del “Indulto” y la “reconciliación 
nacional”, para liberar a Fujimori, Abimael, Vladimiro y Martin Rivas; y
 la intención de “implantar el socialismo” no se expresa en una Marcha, 
sino en un trabajo serio y sostenido que -lamentablemente- poco se hace 
en el país 
 Estas elucubraciones fantasiosas y antojadizas, no 
son casuales. Responden a un propósito definido: alentar la represión 
contra el pueblo. Por eso concluyen con un “llamado” a “las autoridades y al gobierno”, a fin que “hagan acciones” contra estos “terroristas en potencia”, es decir, los jóvenes que marchen contra el Indulto. 
 Y parte de este mecanismo represivo, asoma también a través de la “denuncia”
 extremadamente ridícula, e insostenible, que pretende involucrar a 
diplomáticos de la República Democrática y Popular de Corea en presuntas
 “acciones”, orientadas a atentar contra funcionarios oficiales 
del gobierno de los Estados Unidos, en complicidad con supuestos 
“sicarios” de Patria Roja. 
 En verdad todo esto responde a un 
mismo cartabón. Muestra el pánico del gobierno y la Mafia ante dos 
diligencias judiciales que tendrán lugar los próximos días: el viernes 
26, la Corte Superior de Lima resolverá si inicia acción judicial contra
 Alberto Fujimori por la matanza de Pativilca, consumada por el Grupo 
Colina en los años 90 del siglo pasado, o si desestima esta posibilidad,
 ateniéndose a la “gracia presidencial” concedida por PPK. Lo previsible
 –por enteramente legal- es que opte por el primer camino. 
 En 
esa misma línea, el viernes 2 de febrero, la Corte Interamericana de 
Derechos Humanos asumir á una actitud ante el Indulto. Lo más probable 
es que no lo convalide y coloque más bien a la administración de Lima 
ante un dilema para ella inesperado: dejar sin efecto la disposición, o 
atenerse a consecuencias mayores. 
 Son estos los temas que 
preocupan a las autoridades y en particular al “indultado”. Por eso 
optaron el domingo 14 de enero por “devolverlo” a la clínica japonesa “Centenario” arguyendo “alteraciones al ritmo cardiaco”.
 Lo que buscan es que allí, los médicos nipones consideren de “necesidad
 vital” trasladarlo de inmediato a Tokio para un “tratamiento de 
urgencia”. En el país del Sol Naciente, Fujimori podrá alcanzar dos 
propósitos definidos: refugio seguro y “mover” sus cuentas; que no suman
 solamente millones de dólares sustraídos del país, sino también Barras 
de Oro, monedas de Paititi y videos y documentos confidenciales que 
escondió en Tokio en los años 90. Bien harían las autoridades judiciales
 peruanas en prohibir la salida al exterior, del implicado en estas 
causas. 
 Mientras todo esto ocurre, se afirman algunos pasos de 
unidad en nuestro país. En Cajamarca, recientemente, sumaron gestos 
unitarios en la lucha contra el Indulto Gregorio Santos y Verónica 
Mendoza, en tanto que Vladimir Cerrón expresó una voluntad similar. En 
Lima, tomó cuerpo la formación de un Comando Unitario de Lucha contra el
 Indulto, liderado por la CGTP, y se programaron nuevas acciones. 
 Lo que urge ahora no es sólo ampliar la unidad, sino sobre todo, 
profundizarla; es decir, lograr que ella abarque no solamente una 
extensión mayor, sino un nivel de comprensión y acuerdo, desde la base 
misma de la sociedad. No basta que los dirigentes se acerquen. Es 
necesario que las bases mismas se compenetren en los objetivos unitarios
 que la realidad plantea. 
 Se pueden esbozar consignas referidas a “nuevas elecciones”;
 pero hay que entender dos cosas: la crisis peruana nos se habrá de 
resolver por vìa electoral, sino a través de un camino revolucionario, 
es decir, de masas. Y es que no bastará nunca “convocar elecciones”. 
Sera indispensable destruir el aparato formal que hizo posible que Keiko
 virtualmente se hiciera del Poder con apenas con el 26% de votos, y 
alcanzara 73 curules –sobre un total de 130- con sólo el 23.% de los 
sufragios. Y lo segundo –que se deriva de allí- es que no será viable un
 camino electoral, con las normas que rigen hoy ese proceso 
 En los hechos –y con sus luchas- , nuestro pueblo habrá de comprenderlo.
 Gustavo Espinoza M., miembro del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera.  http:// nuestrabandera.lamula.pe 

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