El operativo de Nochixtlán, Oaxaca, realizado el 19 de junio de 2016 
durante 12 horas, por la Policía Federal y su cuerpo de la Gendarmería, así como 
la Agencia Estatal de Investigaciones y otros, “podría considerarse  ejemplo de lo que no deben ser las 
acciones policiales de esta índole”. Lo anterior, de acuerdo a la Comisión 
Nacional de los Derechos Humanos y su recomendación 7VG/2017. 
Si el operativo realizado en las poblaciones de Nochixtlán, Huitzo y 
Hacienda Blanca de Viguera para desbloquear carreteras obstruidas por 
integrantes de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la 
Educación, y en el que participaron un millar de agentes del orden, es considerado 
ejemplo de lo que no deben hacer los cuerpos policiacos, el tamaño de los 
excesos de la acción represiva y hasta criminal resulta evidente cuando Luis 
Raúl González Pérez estima que “fue mal diseñado, planeado, coordinado y 
ejecutado, sin que se observaran plenamente los protocolos de actuación, en 
particular por lo que hace al uso legítimo de la fuerza y a la necesidad de 
priorizar el uso de mecanismos y técnicas no violentas”.
Los lamentables saldos casi no dejan lugar para la duda, por más que 
los famosos de la conducción radiofónica y televisiva, tipo Ciro Gómez Leyva, se 
apresuran a descalificar los juicios de la CNDH sólo para maquillar la imagen de 
la PF: siete personas perdieron la vida, 453 civiles resultaron con lesiones (45 
por arma de fuego), así como 106 policías (cuatro con heridas por disparos); 46 
pobladores fueron afectados patrimonialmente y violentados sin participar en los 
bloqueos, incluidos menores de edad y adultos mayores.
Y ello obedeció, a tono con la recomendación basada en la 
investigación que realizó la segunda Visitaduría de la CNDH, a cargo de Enrique 
Guadarrama López,  a que existió una 
mala coordinación entre las corporaciones que participaron en el operativo y una 
inexistente cadena de mando clara de responsabilidades y de toma de decisiones; 
faltó un análisis de inteligencia que considerara el día que se iba a realizar 
el operativo, los posibles escenarios de respuesta de los pobladores y las 
afectaciones a terceros ajenos a los hechos.
Como lo estableció la CNDH en último término y es preciso colocarlo 
en primero, “Los hechos que generaron lo sucedido el 19 de junio de 2016 son 
expresión del distanciamiento entre autoridades y sociedad, de la falta de 
canales efectivos e interlocución y de la radicalización de posturas que buscan 
la consecución de intereses individuales o de grupo”. En efecto, los hechos 
deben servir como una oportunidad para que, tanto autoridades como sociedad, 
“reafirmemos nuestra apuesta por la vía del diálogo y el entendimiento como 
forma básica de resolver conflictos y plantear diferencias, dejando de lado el 
que el uso de la violencia sea la forma básica en que se pretenda aplicar la ley 
o plantear un diferendo”. Y la indispensable apuesta por “buscar esquemas de 
recomposición del tejido social y por fortalecer un entorno de paz y legalidad 
tanto en Oaxaca como en las demás partes del país” (18-X-17).
La Procuraduría General de la República –la que perdió tres sedes 
principales en la capital y que eran rentadas en un supuesto negocio público y 
privado– atrajo las investigaciones del caso, pero no ha subsanado las omisiones 
en la indagatoria y otras irregularidades de la autoridad ministerial de Oaxaca, 
señaladas por la CNDH que solicita finque responsabilidades a todos los 
implicados, como Enrique Galindo excomisionado nacional de la 
PF.
Acuse de recibo
“Muy buen artículo 
estimado Eduardo. Entre otras interpretaciones, éste es un movimiento que 
obedece a un ajuste de cuentas derivado de los malos resultados electorales 
entregados por el exgobernador del estado de México. Desde esta perspectiva, es 
inaudito que algún ‘comentócrata’, ¿a sueldo?, deduzca que de esta posición 
Eruviel saltará (a fines de 2017) a la presidencia nacional del PRI, y con ello, 
asumir la coordinación de la campaña presidencial del tricolor”; la opinión es 
del consultor Jesús José Bautista Pérez sobre Nuevo 
“líder” del PRI capitalino 
(20-X)… Para Heriberto Lugo “Eruviel demostró en Edomex que sí se le puede ganar 
a AMLO (Andrés Manuel López Obrador), el candidato ‘de facto’, Delfina (Gómez 
Álvarez) una mera actriz de reparto. ¿Le podrá ganar también Ciudad de México, 
quizás de la mano de Ricardo Monreal? Nadie corra apuestas aún”. Y una 
corrección de Raúl Fraga Juárez, del veinteañero Grupo María Cristina: 
“La 
excandidata de Morena a la gubernatura de Edomex se llama Delfina (no Josefina) 
Gómez Álvarez”… Para leer: Trump: 
Amenaza discursiva y contrapesos (Miguel 
Ángel Ferrer); “Me siento 
totalmente traicionado”: Correa (Rodrigo Pardo); Los partidos en 
Venezuela y el de Leopoldo López (Javier Domínguez); Las “buenas” y las 
“malas” bombas Molotov (Atilio A. Boron); Sacco y Vanzetti 
ante la silla eléctrica (Enric 
Llopis). Dos enlaces: 
 
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