 La realización paralela
 de dos cumbres ministeriales, una en Lima, Perú, y otra en Caracas, 
Venezuela, con finalidades distintas --una respaldando al gobierno 
democrático de Nicolás Maduro que sufre en embate del imperialismo y los
 sectores conservadores y oligárquicos de su país y otra intentando 
desestabilizar las acciones de la revolución bolivariana desconociendo 
la recientemente elegida Asamblea Constituyente—es la demostración de la
 división que sufre América Latina y el Caribe en los últimos años.
La realización paralela
 de dos cumbres ministeriales, una en Lima, Perú, y otra en Caracas, 
Venezuela, con finalidades distintas --una respaldando al gobierno 
democrático de Nicolás Maduro que sufre en embate del imperialismo y los
 sectores conservadores y oligárquicos de su país y otra intentando 
desestabilizar las acciones de la revolución bolivariana desconociendo 
la recientemente elegida Asamblea Constituyente—es la demostración de la
 división que sufre América Latina y el Caribe en los últimos años.
La
 campaña y el asedio al gobierno de Caracas se iniciaron en el momento 
mismo en que el comandante Hugo Chavez impulsó el proyecto de liberación
 nacional en conjunción imprescindible con la unidad de América Latina y
 el Caribe. Fue víctima de un Golpe de Estado, luego frustrado, en 2002 
y, después de su muerte en 2013, la presión fue creciendo aceleradamente
 hasta que el gobierno de Barack Obama declaró a Venezuela “un peligro 
para su seguridad nacional”.
El Secretario General de la 
Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, se convirtió en 
la punta de lanza de la desestabilización, al que se fueron sumando los 
gobiernos de Peña Nieto de México --humillado por el presidente de 
Estados Unidos Donald Trump--, Macri de Argentina –que traicionó a 
Malvinas Argentinas y aplica una política ultraneoliberal--, Temer de 
Brasil --presidente surgido del Golpe de Estado a Dilma Rousseff-- y 
algunos otros que hacen eco de las posiciones de los sectores 
conservadores y paramilitares (las guarimbas) de Venezuela.
Este 
frente de gobiernos de la restauración neoliberal se lanzó de manera 
acelerada a debilitar y desmontar los procesos de integración regional y
 de unidad continental emancipadora que habían surgido bajo la 
inspiración de Hugo Chavez, paralizando el funcionamiento de la Unión de
 Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados 
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y distorsionando el Mercado Común 
del Sur (MERCOSUR) y salvando de la muerte a la OEA como instrumento de 
la injerencia del imperialismo. 
Frente a esta arremetida se 
presenta la respuesta de otro grupo de países de Centro y Sudamérica y 
del Caribe (Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Jamaica, 
Granada, Sin Vicente, Surinam, Dominica, Granada y Antigua) que, con 
dignidad y decisión, respaldan al gobierno de Caracas y al legado 
integracionista y solidario de la Revolución Bolivariana que desarrollo 
acciones de apoyo energético, social y político en los últimos quince 
años.
En este contexto turbulento de la política regional y 
mundial, sobretodo si tomamos en cuenta la tensión nuclear EEUU-Corea 
del Norte, las intervenciones militares de Estados Unidos en Medio 
Oriente, la potencia económica de China y política y militar de Rusia y 
la crisis del capitalismo europeo, el llamado del presidente Nicolás 
Maduro al diálogo interno y a debatir en América Latina y el Caribe el 
futuro de la región, su integración, destino y rol en el contexto 
mundial bajo el principio de que no existe otro camino para Nuestra 
América que la presencia unitaria para no ser fagocitados por las 
potencias mundiales.
Los pueblos organizados y movilizados tienen
 en sus manos la definición futura de la región en torno al dilema de 
América Latina que se expresa en términos de: unidad y liberación o 
división y dominación. “El siglo XXI nos encontrará unidos o dominados”,
 como dijo un viejo caudillo del siglo veinte.
Eduardo Paz Rada. Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
 
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