Reprimieron a los cesanteados de PepsiCo
Página/12
| La Policía Bonaerense desalojó violentamente a los trabajadores que reclamaban la continuidad en sus puestos. Hubo un amplio repudio a la represión y la CGT convocó a una marcha de protesta. | 
El Gobierno terminó 
el jueves en PepsiCo el trabajo que había empezado a hacer cuando 
convalidó el procedimiento preventivo de crisis del que se valió la 
empresa para cerrar su planta de Vicente López y dejar a sus 600 
empleados en la calle: desalojó a los trabajadores que tomaban la 
fábrica en reclamo de la continuidad en sus puestos. La administración 
macrista apeló para ello a los palos y los gases de la infantería de la 
Policía Bonaerense, que arremetió con violencia contra los despedidos en
 el marco de un operativo que fue seguido a cada momento por la 
gobernadora María Eugenia Vidal, según reveló su ministro de Seguridad, 
Cristian Ritondo, quien reivindicó el accionar de la fuerza de seguridad
 y dijo que “la policía actuó como tiene que actuar”. Dirigentes 
políticos, sociales y sindicales repudiaron la represión y 
responsabilizaron a Mauricio Macri, quien en una nueva muestra de que 
los conflictos laborales no son prioridad en su agenda miraba fotos en 
el Museo de la Casa Rosada mientras la policía cargaba contra los 
trabajadores. El jueves mismo hubo varias manifestaciones en solidaridad
 con los despedidos de PepsiCo y la CGT anunció que hará una 
movilización de protesta el 22 de agosto.
Carta de las trabajadoras de Pepsico: http://www.agenciapacourondo.com.ar/generos/carta-de-las- trabajadoras-de-pepsico-la- gobernadora-maria-eugenia- vidal 
La represión en fotos: https://www.tiempoar.com.ar/El conflictoarticulo/view/68997-la- represion-a-pepsico-en-fotos 
La
 represión en PepsiCo cierra el círculo abierto el pasado 20 de junio. 
Ese día la empresa bajó la persiana de la fábrica y se los comunicó a 
sus empleados con un cartel en el portón de ingreso en el que les 
informaba del “cese de operaciones” y los “libraba de brindar servicio”.
 
En ese mismo momento los despedidos montaron una vigilia en la 
puerta de la planta para defender sus puestos de trabajo. Fue la primera
 de una serie de medidas de lucha que ahora prometen seguir ya fuera de 
la fábrica. “Nos desalojaron pero la lucha va a seguir. Esto no se 
termina acá, nos van a ver en (la planta de PepsiCo de) Mar del Plata y 
en la Panamericana”, avisó Camilo Mones, delegado de los trabajadores.
PepsiCo
 cerró su planta de Vicente López en el contexto de caída del empleo y 
de la actividad industrial que se registra como resultado de las 
políticas del Gobierno. Con otros establecimientos en San Luis, La Rioja
 y Mar del Plata, argumentó que razones operativas y de logística la 
obligaban a relocalizar su producción. Los empleados advirtieron desde 
un comienzo el objetivo no era otro que reducir personal y avanzar con 
la flexibilización laboral.
La empresa siguió el manual de todo 
conflicto y apostó al paso del tiempo para desgastar a los trabajadores.
 A su favor jugó el Ministerio de Trabajo, que avaló el procedimiento 
preventivo de crisis que presentó la empresa para justificar los 
despidos y no dio respuestas a los empleados, quienes denunciaron la 
maniobra como “ilegal y fraudulenta”. 
En sintonía con PepsiCo, el
 ministro Jorge Triaca, de quien ahora piden que vaya a rendir cuentas 
del caso en el Senado, explicó entonces que “el proceso de producción de
 la planta de Vicente López está migrando hacia la planta que la empresa
 tiene en Mar del Plata. La compañía nos dice que va a incorporar 150 
trabajadores ahí”. Los despedidos tampoco consiguieron nada cuando 
recurrieron en busca de una solución a la intendencia de Vicente López, 
conducida por Jorge Macri, primo del Presidente. 
La represión
En
 los últimos días, la represión y el desalojo parecían anunciados. Los 
empleados que resistían los despidos dentro de la planta habían pedido 
por ello que fuesen al lugar a apoyarlos.
Durante la madrugada del
 jueves hubo un fuerte despliegue de fuerzas de seguridad en las 
inmediaciones de la planta que dio la pauta de lo que vendría. Del 
operativo participaron, según precisó después Ritondo, un centenar de 
gendarmes y 300 policías bonaerenses.
Amparados en la orden de 
desalojo de la jueza Andrea Rodríguez Mentasty, fueron los miembros de 
la infantería de la Policía Bonaerense quienes avanzaron minutos después
 de las ocho de la mañana sobre los trabajadores y los manifestantes. 
Los policías pegaron con sus palos, arrojaron gas y rompieron el 
campamento que los despedidos habían montando fuera de la fábrica. “Lo 
único que queremos es trabajar. No queremos que nos peguen. Somos 
mujeres y estamos pidiendo por nuestro trabajo”, imploraban las 
trabajadores ante la violencia policial.
“Llegaron y avanzaron sin
 mediar palabras. Nos empezaron a golpear y a tirar gas pimienta”, 
relató el diputado del Frente de Izquierda Nicolás del Caño, uno de los 
políticos que se acercó a acompañar a los trabajadores. Entre otros, 
también estaban Myriam Bregman y Victoria Moyano, de ese mismo espacio; 
Leonardo Grosso, del Movimiento Evita; y Luis Zamora, de 
Autodeterminación y Libertad. Dialogaron con el jefe del operativo para 
tratar de que no reprimieran, pero no lo consiguieron.
Tras 
despejar la calle, los policías forzaron el ingreso y fueron por quienes
 estaban dentro. “Entraron rompiendo todo. Vidrios, puertas y ventanas. 
Palos y gases. Y amenazas. Amenazas de todo”, relató Mones.
Frente
 al avance policial la veintena de despedidos que tomaba la planta se 
resguardó en una de las terrazas, desde donde arrojaron algunos 
elementos contra los infantes de la Bonaerense. “Sólo queríamos 
negociar. Pedíamos trabajo”, destacó el delegado gremial, quien 
responsabilizó de la violenta represión a “la gobernadora Vidal, que 
mandó a reprimir a las obreras; porque el 70 por ciento del personal son
 mujeres”.
Una de las razones por las cuales los trabajadores 
decidieron abandonar el lugar fue porque los policías pisaron en su 
avance un caño de gas y lo rompieron. Fue un momento dramático y quedó 
registrado en una nota que Mones le estaba dando a C5N. “Es un caño de 
gas presurizado. Bajen. Vamos a volar todos”, se lo escuchó gritar con 
desesperación al delegado, que cortó abruptamente la entrevista. 
“La
 policía actuó como tiene que actuar”, justificó después Ritondo la 
represión y argumentó que se cumplió la orden impartida por Mentasty, de
 cuyo desempeño en el caso los diputados bonaerenses del Frente para la 
Victoria sospechan por “sus vínculos con Cambiemos”. Como el jefe del 
operativo, que en medio del mismo afirmó “acá nadie le está pegando a 
nadie”, el ministro de Seguridad también pasó por alto las imágenes que 
mostraron la brutalidad policial y el hecho de que la cantidad de gases 
que se arrojaron obligó a evacuar un jardín de infantes y un colegio 
primario vecinos a PepsiCo. En defensa de la fuerza de seguridad, acusó 
de violentos a los despedidos, habló de varios policías heridos y 
consideró que se “actuó acorde a los protocolos”.
Ritondo reveló 
que Vidal siguió las alternativas de la represión en todo momento. “A la
 gobernadora son temas que le preocupan, por eso la tuve al tanto desde 
las primeras horas, ni bien se dictó la orden de desalojo”, contó 
Ritondo. Macri, por su parte, dedicó el primer tramo de la mañana a 
recorrer la muestra de fotos que se montó en el Museo de la Casa Rosada 
por el 70 aniversario de la ley que habilitó el voto femenino. 
La reacción
La
 represión dio lugar a la convocatoria a la tercera movilización de la 
CGT contra el gobierno de Macri y a varias reacciones ayer mismo. 
También fue repudiada por políticos de la oposición, dirigentes sociales
 y organismos de derechos humanos.
La CGT tomó la decisión de 
movilizar el próximo 22 de agosto durante su reunión de Consejo 
Directivo. En ese encuentro se resolvió también que en el plenario 
nacional del próximo 28 de julio se presentará un “documento crítico” a 
las políticas de Macri.
“El diálogo está fracasando”, advirtió el 
líder del gremio de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid, quien 
enmarcó la represión en PepsiCo en “una cadena de acontecimientos que 
empezó en el Congreso con la Escuela Itinerante” e hizo responsable al 
Gobierno de una eventual “escalada de violencia”. “Vamos de mal en 
peor”, sintetizó Carlos Acuña, que comparte con Schmid y Héctor Daer el 
triunvirato que conduce la CGT.
Desde la Central de Trabajadores 
de la Argentina (CTA) también le apuntaron a la administración macrista.
 “Brindan protección al vaciamiento de la empresa por parte de la 
multinacional que ahora importa desde Chile los productos que se hacían 
acá. Una vez más, palos para los trabajadores y gobierno de los ricos 
para los ricos”, afirmó el secretario general de la CTA de los 
Trabajadores, Hugo Yasky. Pablo Micheli, de la CTA Autónoma, escribió en
 Twitter: “Las multinacionales te echan a la mierda del trabajo, l@s trabajador@s defienden dignamente la comida de sus hijos y Macri lo resuelve con violencia.”
Tras
 la represión, los trabajadores el tren Sarmiento realizaron un corte de
 vías por algunas horas en solidaridad con los empleados de PepsiCo. Los
 estatales de ATE sumaron a la masiva marcha que hicieron al Ministerio 
de Modernización a varios los despedidos y se solidarizaron con ellos y 
con los cesanteados de Atucha. 
También hubo despedidos de PepsiCo
 en la habitual ronda de los jueves que realizan la Asociación Madres de
 Plaza de Mayo y las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. 
La 
agrupación Naranja del sindicato de la Alimentación y el Partido Obrero,
 el MAS y la Izquierda al Frente por el Socialismo también se 
movilizaron a la Plaza de Mayo “en repudio al ajuste y la represión de 
Mauricio Macri”.

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