No quiero que el tiempo sea cómplice de un crimen de siglos. Mataron a mis antepasados por ser diferentes a los europeos.
América   o nuestra AbyaYala,- continente en plena madurez- fue invadida y destruida a partir de 1492.
El
 inicio de la dominación responde a la invención del “ser asiático”, se 
nos llamó “indios” porque Colón creyó que había llegado a las Indias en 
su viaje al oeste por el Atlántico; la primera imagen de América fue de 
“gentes de bellos cuerpos y buenas caras, muy generosos y de paz, el 
“buen salvaje” (diario de Colón). Este “buen salvaje”   fue sometido a 
la invasión entre 1502 y 1507 cuando se constata la existencia de 
tierras continentales habitadas por grandes civilizaciones al este del 
Atlántico, desconocidas hasta entonces por el europeo. El “ego europeo” 
se confronta con los habitantes de las nuevas tierras descubiertas; sin 
embargo estas no fueron tomadas en cuenta como “otros”, si no como lo 
“mismo europeo”. Es decir las culturas de América fueron considerados 
como objetos, materia bruta, primitivo, salvaje, por lo que tuvo que ser
 en-cubierta en su alteridad; con este criterio las destruyeron, lo 
saquearon para vanagloriarse de ser modernos civilizadores.
 La 
gran cultura Azteca sufrió el ataque y saqueo encabezado por Hernán 
Cortés el 15 de agosto de 1519, con el apoyo de la princesa nahualt, 
denominada Marina. La resistencia azteca terminó en 1521.
 En 
Suramérica el holocausto inicia con Francisco Pizarro que partió desde 
Panamá el 27 de diciembre de 1530 con el objetivo de invadir el reino 
del Tawantinsuyu.  En la nave Santa Catalina piloteado por Bartolomé 
Ruiz estuvieron Pizarro y los frailes Vicente Valverde, Juan de Yépez y 
Reginaldo de Pedraza. En el viaje planearon una estrategia malvada de 
brindar un vino de la muerte. En Cajamarca, Felipillo, el traductor de 
Pizarro, fue el encargado de servir el vino envenenado a los capitanes y
 consejeros del ejército inca. La bebida letal produjo efecto y los 
jefes iban muriéndose, el ejército no tuvo ninguna autoridad que 
disponga orden alguna, entraron en confusión y lamentos. En ese momento 
Pizarro “ordenó que le pusieran en el pecho del inca puñales y espadas, 
tomaron prisionero al inca Atahualpa; el capitán Pizarro y el fraile 
Valverde le obligaron y ordenaron que disponga la retirada del ejército 
de la plaza”. (Carta de Francisco de Chávez al rey de España, 5 de 
agosto de 1533).
El inca Atahualpa prisionero ofreció entregar 
oro y plata a los hambrientos y sedientos de riquezas; así los cumplió, 
no obstante Pizarro luego de que cogiera 13.000 libras de plata y 26.000
 libras de plata, lo mató. Atahualpa murió agarrotado el día 26 de julio
 de 1533.
Desde aquel día siniestro de oscurantismo para los 
pueblos del Tawantinsuyu han pasado 484 años.  Y en todo este tiempo los
 responsables de la historia oficial nos han contado historietas 
distorsionadas, nada verídicas con el fin de mantenernos en-cubiertos. 
La iglesia católica es tan culpable que los españoles en este horrendo 
crimen y silencio. Cómo nos pueden hablar   de perdón y amor con tanta 
hipocresía cuando fueron actores de la invasión y colonización.
Como
 se puede observar, hay un largo camino recorrido con falsedades, las 
mismas que se repiten constantemente en los sistemas educativos.  
Mentiras y en-cubrimientos que han desvalorado todos los conocimientos y
 avances científicos que tuvieron las grandes culturas y civilizaciones 
de América. América des-cubierta en 1492 y en-cubierta en seguida como, 
dice Dussel, continúa siendo el “otro” en-cubierto, negado y dominado 
por el “ego moderno”, eurocentrista, individualista, capitalista.  
Proceso que no ha terminado, hoy en siglo XXI el escenario de 
explotación y dominación responde al modo europeo de la racionalidad 
moderna, del cual no han podido desprenderse ni los intelectuales de las
 corrientes más radicales. Los procesos históricos han sido de 
confrontaciones violentas y no de encuentros y su ciclo continúa; los 
pueblos originarios de América seguimos masacrados, perseguidos 
encarcelados por el único delito de pensar diferente, de exigir 
derechos, de defender la madre naturaleza contra la destrucción y saqueo
 de los recursos naturales. Los pueblos originarios recordamos esta 
fecha del 26 de julio como un aniversario de 484 años de la destrucción y
 oscuridad; y pase lo que pase seguiremos existiendo “como la paja del 
cerro, que por más que se corte, vuelve a crecer” (mama Dolores 
Cacuango).
 Chashnami kanka, chashnami katishun kishpirinkakaman;
 tukuy wañushkakunawan tikrarishun, tayta Inti, mama Killawan, tayta 
Wayra, Allpa mamawan, kay América –Abya Yala allpakunaka ñukanchikpak 
kanka, sumak mushuk kawsaymi tiyanka.
    http://www.alainet.org/es/articulo/187104  
 

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