Su Moral y la nuestra
Fernando Buen Abad  Domínguez
Rebelión/Instituto de  Cultura y Comunicación UNLa
 Cuando se trata de  "desmoralizar" a los pueblos en lucha no faltan los moralistas de coyuntura  siempre entrenados para asestar golpes simultáneos a las golpizas económicas y  las golpizas policiales. "Kit" completo. Las grandes vertientes moralistas  (clericales y legalistas) lanzan sus denuedos axiológicos contra quienes rompen  el "orden". Porque se trata de bajarles la guardia, demolerles las convicciones  y los entusiasmos… hacerlos sentir enemigos del "bien". Fuerzas del mal. La  culpa serial.
Cuando se trata de  "desmoralizar" a los pueblos en lucha no faltan los moralistas de coyuntura  siempre entrenados para asestar golpes simultáneos a las golpizas económicas y  las golpizas policiales. "Kit" completo. Las grandes vertientes moralistas  (clericales y legalistas) lanzan sus denuedos axiológicos contra quienes rompen  el "orden". Porque se trata de bajarles la guardia, demolerles las convicciones  y los entusiasmos… hacerlos sentir enemigos del "bien". Fuerzas del mal. La  culpa serial. 
No se privan de tentación  alguna para maldecir y ensuciar hasta las más incipiente luz de rebeldía  social. Por un milagro de resurrección cívica los moralistas del "establishment",  no importa si son choferes de taxi, "amas de casa", burócratas o vendedores de  enciclopedias… lanzan (por ejemplo) denuestos y maledicencias a los cuatro  vientos cuando un grupo organizado políticamente hace conocer su malestar y sus  denuncias con huelgas, paros o cortes de calles. 
Los moralistas se  encrespan y repiten al unísono un tendal de frases u oraciones huecas sacadas  del noticiero más cercano o de sus pares también moralistas de pacotilla. Miran  a la clase trabajadora como seres de otra dimensión, como enemigos del "orden",  del "respeto" y del "bien común" urbano o rural. Las luchas sociales son "engendros  del demonio", perversiones del averno, amenaza contra la "paz" y las "buenas  costumbres" burguesas  y, sobre todo,  enemigas del "orden establecido". La sacrosanta (inexistente) civilidad entre  hermanos citadinos es amenazada por la barbarie de la lucha proletaria y eso  indigna a los "ciudadanos" guardianes de la moral burguesa.    
Son los territorios  ganados por la ideología de la clase dominante para, también de esta manera,  poner a pelear a pobres contra pobres. La contienda con frases hechas, todas  con muy dudosa procedencia y contenido, se inflama con adjetivos que operan  como bofetada moralizante. Todos critican por el "bien común" por un  (desconocido) "respeto al prójimo". Todos vociferan con tono parroquial desde  la cúspide de su mediocridad prefabricada a espaldas de su ignorancia para que  no se percaten de tono titiritezco  que adquieren todas sus invectivas inyectadas con almíbar de razón simplista.  "Si ellos tienen derecho a protestar nosotros tenemos derecho a libre tránsito"  de dice con suficiencia cardenalicia.
Pero la espiral de la Moral  dominante y condenatoria de las luchas sociales, asciende hasta complejidades y  prácticas de muy diversa envergadura y daño. En su cima sirve para justificar  genocidios y torturas, sirve para camuflar canalladas de todo tipo y sirve  fundamentalmente para hacer invisible el hurto burgués sobre el producto del  trabajo. Con capas de pintura moralista se disimulan y ocultan los fraudes  electorales, la connivencia con el crimen organizado, la permisividad servil  con los trinquetes bancarios, la corrupción a todo vuelo y -también- los fardos  ideológicos que se hacen tragar a los estudiantes en las universidades  burguesas (y en algunas otras también). Todo es por su "bien".
Con la Moral burguesa y  con su "doble Moral" se asientan los valores dominantes donde todo vale en  manos del poder económico y no importa la gravedad, ilegalidad o la  irracionalidad de la afrenta todo se arregla con dinero y el que no lo tiene ha  de resignarse unas veces al silencio y otras veces pagando los "platos rotos"  que no rompió. Ese es el orden de las cosas. "La vida es así". "Uno no puede  cambiarlo todo"… y sin fin de retóricas espeluznantes que se hacen pasar por  solidez moral y solvencia de principios. Mientras tanto lo que reina es la "moral  burguesa" que, vista bien, no es más que la inmoralidad misma del capitalismo  que es inmoral por definición. La bomba a Hiroshima es una inmoralidad  inolvidable. 
Pero la Moral que los  pueblos necesitan es un conjunto de afirmaciones y principios colectivos y  dinámicos cuya unidad de clase debe exprese en paradigmas enriquecedores de la  fortaleza intelectual y de la fortaleza emotiva. Para eso es necesario conocer  a los seres humanos en su fase de lucha transicional que, mientras sale del  fardo de supercherías morales burguesas, accede a un territorio de  significación en el que se renueva el conocimiento y se renueva su enunciación  sobre la conciencia proactiva de un ser distinto esta vez respetuoso del  interés común y del desarrollo en colectivo. Moralidad humana real del futuro. La moral desde la base productiva  y la relación con la naturaleza.
Semejante Moral no es un decálogo "acabado" ni sencillo, no puede  serlo jamás, porque se trata de un instrumental de orientación y dirección política  y humanista (en sus sentido estricto) en movimiento y transición social. Esa  será sin duda una de las cualidades de la Moral nueva, la Moral de la lucha  permanente, de la Moral que no admite la resignación a los intereses de una  clase privilegiada contra una mayoría desposeída. 
La Moral tiene una "viva e  inquietante actualidad" como insistía Sánchez Vázquez. Pero ha de someter a su  jurisdicción temas como la violencia, el terrorismo, la depredación de la  naturaleza… la mercantilización avasallante de la vida. La Moral de los pueblos, la de la clase trabajadora en  lucha, ha de afirmarse en valores históricos como la libertad, la igualdad, la democracia…  que cada día son más urgentes. Valores de justicia social real porque no puede  haber libertad verdadera en condiciones de desigualdad e injusticia social y  tampoco justicia social cuando se niega la libertad y la democracia. Es en la  práctica donde se demuestra la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la  terrenalidad de la Moral en lucha.
Cuando hablamos de la Moral del pueblo en lucha, no  hablamos de la Moral burguesa. Aunque usen palabras similares sus contenidos no  son lo mismo. Una Moral participativa que propicie una democracia participativa;  que ponga fin a los beneficios irracionales de las empresas capitalistas. Una Moral  de la lucha social dispuesta a terminar con la pobreza para muchos y la  abundancia para pocos. Moral para la defensa de la educación pública gratuita y  crítica en todos sus niveles; para garantizar los derechos de los trabajadores  y el respeto a las diferencias (étnicas, raciales, genéricas, etc.); Moral para  la defensa incondicional de los derechos humanos. Moral no sólo para cambiar el  modo de producción sino también las relaciones de producción. Una Moral que será  distinta porque es su deber serlo. Una Moral cuyo aliento sea el desarrollo  social y no la represión de los seres humanos. Una Moral para la emancipación  que dé cuerpo y fortaleza a las nuevas condiciones de la vida organizada y  coincidente con lo indispensable para ser felices, para ser creativos, para ser  amorosos y para ser iguales; para ser distintos en unidad para lo que  necesitamos y contra lo que nos daña. Una moral para el bien común… moral de  lucha permanente. 
 
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