Ilka Oliva Corado
No importa quién sea el presidente de turno, el sistema capitalista
 es el mismo. Con cada cambio de administración se producen reajustes, 
que vienen de la mano de los egos personales de cada presidente, pero el
 Plan Cóndor es el mismo, no se mueve de lugar, está instalado de forma 
permanente. Lo que se producen son reajustes de acuerdo al tablero 
político del neoliberalismo y del progresismo en la región.
Las actividades de Trump en los últimos días referente a la política 
de Latinoamérica y Cuba, en específico, ya las hemos vivido antes, lo 
que sucede es que cada representante del capitalismo quiere marcar su 
terreno y que su nombre quede impreso en la historia. Es por esa razón 
que Obama fue a Cuba, a tomarse la foto del recuerdo, mientras firmaba 
el decreto que dice que Venezuela es peligro para la política interna de
 Estados Unidos, e intentaba innumerables golpes de Estado a Cristina, 
Dilma, Evo y Correa, e implementaba el Plan Frontera Sur y el Maya 
Chortí entre México y Honduras, mismos que militarizaron la región y 
criminalizan a los migrantes indocumentados en tránsito.
Mientras reafirmaba el Plan Colombia y el Plan Mérida, entonces, 
¿quién le iba a creer que de verdad quería estrechar relaciones con 
Cuba? Además, con un bloqueo económico de tal magnitud. Él quería 
solamente la foto del recuerdo para entrar a la historia mundial y que 
su nombre permaneciera ahí por los siglos de los siglos, como el negro 
(de balde) que intentó un acertamiento. Obama llevó a cabo el golpe de 
Estado en Brasil, Honduras y Paraguay, ¿cuáles ganas de estrechar lazos 
con Cuba?
Las palabras de Trump no nos amedrentan, la fuerza de Cuba radica en 
su pueblo, y cuando un pueblo tiene conciencia y dignidad, no hay 
capitalismo que logre ponerlo de rodillas. Vendrán docenas de Trumps y 
pasarán de largo, como ya han pasado otros, y Cuba permanecerá, porque 
Cuba es Fidel, Fidel se hizo pueblo. Eso aún no lo entienden quienes no 
tienen idea de lo que significa la dignidad, el agradecimiento y la 
libertad.
La aplicación del Plan Colombia en el Triángulo Norte de 
Centroamérica como lo anunció la administración Trump, no es novedad, 
eso viene desde que se firmó La Paz. Si se llegara a firmar La Paz en 
Colombia, sería el mismo paisaje, salvo que el pueblo colombiano 
dispusiera otra cosa y luchara a brazo partido por liberarse, de ahí La 
Paz quedaría solamente en el papel.
Cada tanto al Plan Cóndor le dan su aceitada y una su buena sacudida 
para desempolvarlo y para pretender intimidar a los pueblos en 
desarrollo y para seguir oprimiendo a los que se dejaron doblegar. El 
enemigo principal de Latinoamérica no es Estados Unidos, son sus hijos 
traidores, las oligarquías vendidas que toman como patria al dinero y al
 poder, porque entonces, ¿quién se explica por qué con tanto intento no 
ha podido vencer a Cuba? ¿Por qué no logró desaparecer a la Revolución 
Ciudadana en Ecuador? ¿Por qué no ha logrado darle golpe de Estado a 
Evo? ¿Por qué a pesar de tanto dinero invertido en manipulación 
mediática y pago de guarimberos, no ha podido derrocar a Maduro? ¿Por 
qué no ha podido sacar a Cristina, Lugo, Lula y Dilma de la lucha 
política en sus países?
En cambio vemos presidentes de México, Guatemala, Honduras y El 
Salvador, extendiendo las manos para recibir la limosna (del Plan para 
la Prosperidad, copia del Plan Colombia y el Plan Mérida) por tener la 
apocamiento de oprimir a su pueblo. Descaro del presidente de El 
Salvador, hablar grandezas de Cuba y de Venezuela, y a la vez ponerse de
 rodillas ante Estados Unidos; indigno, nunca mereció ir a rendirle 
tributo a Fidel, no merece la dignidad de los campesinos ni de los 
arrabales salvadoreños. Y no merece la grandeza de hacerse llamar rojo y
 revolucionario.
No es Estados Unidos, son los pueblos y los líderes mediocres, sino 
miremos a Randazzo en Argentina y a los peronistas que le voltearon la 
espalda a Cristina y no votaron en elecciones, y tienen enorme 
responsabilidad en que ahora gobierne Macri y se lleve entre las patas a
 los Derechos Humanos.
Aquí no tenemos que voltear hacia fuera, aquí tenemos que solucionar 
la política interna de Latinoamérica, si Latinoamérica logra la unidad 
tan soñada, ni Estados Unidos ni ningún otro logrará siquiera acercarse 
para observar la grandeza de un continente que ha logrado liberarse de 
sus propias cadenas.
Para eso se necesita arrojo, es por eso que no cualquiera se puede 
hacer llamar a sí mismo, rojo ni revolucionario, porque son palabras 
mayores, y las palabras se las lleva el viento, la Patria Grande 
necesita acciones.
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Ilka Oliva Corado @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
17 de junio de 2017, Estados Unidos.
 

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