No tan distinto
CELAG
- El TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte)
Considerando
 las decisiones y acciones del gobierno de Donald Trump, pueden 
percibirse algunas brechas respecto de lo prometido durante su campaña 
electoral, así como continuidades con gestiones anteriores en materia de
 política exterior. Esto debido en parte al protagonismo de diversos 
actores y sectores del escenario político estadounidense que dan cuenta 
de que Trump, aunque quiera, no tiene el poder absoluto. Algunos 
ejemplos: el freno interpuesto mediante demanda judicial a los Decretos 
de urgencia que afectan especialmente a migrantes de países musulmanes; 
la expulsión del ultra derechista Bannon del Consejo de Seguridad; las 
dificultades para lograr que el Juez Gorsuch, elegido por Trump, 
accediera a un puesto en la Corte Suprema (fue bloqueado por los 
demócratas en la Cámara Baja y finalmente aprobado por mayoría en el 
Senado). De igual modo, el “tan temido” (como irreal) vínculo con Rusia 
parece transformarse en un abierto enfrentamiento con Putin luego de que
 Estados Unidos bombardeara Siria en el momento en que Trump estaba en 
reunión con el presidente chino, Xi Jinping –reunión que a su vez, dio 
cuenta de que el incendiario discurso de campaña de Trump contra China, 
ya se enfrió al punto de que las relaciones “son positivas” y se avanza 
en acuerdos comerciales con el país a quien él había acusado como 
principal culpable del malestar de la economía estadounidense–.
Con
 respecto a América Latina, destaca la crisis generada por la amenaza 
–durante campaña electoral– de que EEUU abandonaría el Tratado de Libre 
Comercio de América del Norte. Contradiciendo estas expectativas, el 
equipo de Trump propuso una renegociación del TLCAN a inicios de abril 
de 2017 (material que ahora se encuentra en manos del Parlamento para 
ser revisado) en la que figuran modificaciones que fueron calificadas 
por la prensa hegemónica como “modestas”, por lo que no se le otorgó 
mayor importancia al asunto.
El mayor cambio planteado es la 
posibilidad de que cualquiera de los países miembro pueda establecer un 
arancel en caso de que exista “una inundación de importaciones” que 
amenace o cause “grave daño” a las industrias nacionales -la imposición 
de tarifas fue propuesta en su momento por Bill Clinton, pero fue 
rechazada por México-. También plantea que Estados Unidos debe buscar 
revertir el déficit comercial con México y Canadá, pero no se especifica
 cómo. Del mismo modo, se desliza que en el caso de las compras 
realizadas por el gobierno, debería priorizarse la compra a empresas 
estadounidenses, pero tampoco se abunda en el tema[1].
Distanciándose
 del revuelo mediático, estas modificaciones mínimas parecen estar más 
vinculadas a los intereses de Estados Unidos en México, que impiden su 
retirada (inmediata o a mediano plazo) del TLCAN. Destaca el hecho de 
que “el 70% de los estados de la Unión Americana dirige sus 
exportaciones a México como primero, segundo y tercer destino”[2].
 Esto ya había sido advertido por la CEO de General Motors, con la 
afirmación de que “era demasiado pronto para preocuparse” por los altos 
impuestos fronterizos que supuestamente se cobrarían a las industrias 
que continuaran produciendo en el país vecino[3].
Considerando
 que la firma del TLCAN profundizó el desmantelamiento de la industria 
nacional mexicana y arruinó la producción rural para instaurar el modelo
 de exportación de productos de maquila[4],
 la innegable dependencia política y económica de México hacia Estados 
Unidos tiene como reverso el hecho de que importantes sectores de la 
economía estadounidense están fuertemente vinculados al vecino del sur y
 su devenir.
Estas moderadas modificaciones al TLCAN se suman a 
la “distención” de las relaciones con México a partir de la visita del 
Secretario de Estado, Rex Tillerson, y el Secretario de Seguridad 
Nacional, John F. Kelly, que mostraron una actitud cordial y 
predisposición a la negociación[5].
 Todo esto confluye en un escenario en que, a diferencia del rudo 
discurso de campaña, Trump parece ahora inclinar la balanza hacia la 
posibilidad de una negociación.
De este modo, México, como país 
que estuvo en la mira durante la campaña electoral, ahora deja su lugar a
 los “problemas” de siempre, destacando la tensión con Venezuela, país 
que figuró poco durante la campaña y que, sin embargo viene acaparando 
la atención del Departamento de Estado, del Tesoro y el Congreso[6].
 Este re direccionamiento de la atención hacia Venezuela es uno de los 
indicios que invitan a desentrañar, más allá de discursos incendiarios y
 promesas de campaña, las continuidades con las gestiones anteriores en 
materia de relaciones con América Latina. Y aquí un punto clave son los 
lineamientos para la seguridad.
- Presencia militar de Estados Unidos en América Latina
El
 pasado 6 de abril, el Comandante en Jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, 
presentó su informe ante el Congreso estadounidense. Aseguró que el 
problema en la región siguen siendo las redes de delincuencia, 
vinculadas al narcotráfico y el terrorismo, a lo que se suman las 
catástrofes naturales y epidemias que golpean a sociedades con “pobreza 
crónica e inseguridad económica”. Resume que “la región es estable” 
aunque hay “ebullición social y manifestaciones públicas debido a la 
corrupción y al mal manejo de fondos públicos”. Los únicos dos países 
que se mencionan como ejemplo son Bolivia y Venezuela[7].
 Es curioso que no se diga ni una palabra de lo sucedido en las calles 
de Brasil luego del Golpe parlamentario a Dilma Roussef; o del “aprieto”
 en el que se vio el gobierno peruano por el caso de las coimas de 
Odebrecht[8]; o la inestabilidad (a punto del estallido) que se experimentó con el gasolinazo en México[9].
En
 su informe, Tidd llamó la atención sobre la cada vez menor presencia de
 Estados Unidos en América Latina, mientras avanza la injerencia de 
China, Rusia e Irán en la región[10].
 Aún considerando que se trata de una afirmación orientada a solicitar 
mayor presupuesto al Congreso, lo cierto es que desde 2013 se nota una 
disminución en la asistencia militar estadounidense en términos 
generales hacia América Latina, derivada de la reducción en las 
asignaciones al Plan Colombia (guerra contra el crimen organizado en 
Colombia y la zona andina) y la Iniciativa Mérida (lucha contra el 
crimen organizado en México y Centroamérica). No obstante, al mismo 
tiempo, ha aumentado la asistencia militar al Caribe y Centroamérica, en
 el marco de la Iniciativa para la Seguridad de Centroamérica (CARSI). 
La región del Caribe, en 2015, recibía 7.2 millones dólares, mientras 
que en 2016, recibió 27.5 millones de dólares en asistencia. Con 
respecto a Centroamérica, en el 2014 recibió 100 millones, aumentando a 
118 millones en 2016[11].
 Vale destacar que se trata de la región con mayor nivel de pobreza y 
violencia, y constituye uno de los “problemas” número uno para la 
seguridad de Estados unidos, debido a la “exportación” de inmigrantes 
(indeseados).
Asimismo, es cada vez más evidente el vínculo entre
 la militarización de la región (en gran medida propiciada por EEUU) y 
los asesinatos selectivos a militantes y líderes sociales[12]
 (es de destacar que en Honduras, país con un alto nivel de 
criminalización de la protesta, haya aumentado el presupuesto de 
asistencia a 18 millones de dólares y que a pesar de las denuncias sobre
 la violencia perpetradas por las fuerzas de seguridad, esta asistencia 
siga fluyendo)[13].
 También queda la duda de la función o implicancias de este aumento en 
el presupuesto de asistencia al Caribe en el contexto del acercamiento a
 Cuba[14].
Por
 otra parte, tal como lo revelan informes realizados en Estados Unidos, 
la disminución de asistencia no significa un menor involucramiento con 
policía y Fuerzas Armadas de la región. Se trata de un involucramiento 
con menos poder duro, pero también “menos transparente”, pues implica la
 presencia de aviones no tripulados, la posibilidad de ataques 
cibernéticos y sobre todo, un rol protagónico de las Fuerzas de 
Operación Especiales[15].
 Estas últimas se ocupan de “acciones indirectas” vinculadas a 
entrenamiento, asesoría, operaciones sobre aspectos civiles, 
recopilación de datos e información confidencial (es decir, fuerzas 
capaces de llevar a cabo tanto operaciones psicológicas, como operativos
 militares puros y duros). A esto se suma una mayor presencia de agentes
 de inteligencia y los operativos para intervenir en redes de cómputos 
de países u organizaciones que Estados Unidos considere como amenaza[16].
 En su informe, Tidd asegura que hubo acercamientos con Brasil para 
enfrentar amenazas cibernéticas y avances en compartir información. Lo 
mismo en Centroamérica, donde se destaca el Centro Regional para la 
Fusión de inteligencia[17].
 Estos datos obligan a indagar nuevamente en los factores que han estado
 y están presentes en la desestabilización en Venezuela (incluida la 
Operación Venezuela Freedom- 2, pautada por el Comando Sur)[18]
 y operativos de desprestigio y deslegitimación llevados a cabo en 
procesos electorales, como el referéndum en Bolivia en febrero de 2015.
Con
 respecto a la situación actual en materia de asistencia militar, de 
acuerdo al Monitor de Asistencia para la Seguridad (Security Assistance 
Monitor) de Estados Unidos, se manejan los siguientes datos: Asistencia a
 Fuerzas Armadas y Policía 610. 840.000 dólares (2017); personal 
entrenado por parte de EEUU, 15.173 personas en 2015; venta de armas 
(entregadas) por un valor de 1.110 millones de dólares en 2015[19]. A esto se suma el esfuerzo por instalar nuevas bases de “ayuda humanitaria”, como en el caso de Perú, Paraguay[20]
 y la noticia que resuena desde fines de 2016, cuando la administración 
Obama negoció con el presidente Mauricio Macri la instalación de bases 
en la triple frontera con Brasil y Paraguay y en Ushuaia, con fines 
“científicos” y la ya mencionada asistencia humanitaria[21], proyecto que sigue en marcha.
Durante
 la campaña electoral, el discurso de Trump auguraba un escenario 
complejo y de tensiones con América Latina. Ahora en el gobierno, parece
 que no habrá ese momento de quiebre absoluto, ni de cambio estructural 
en las relaciones. En cambio, es más probable que Trump profundice, con 
menos diplomacia, pero con el mismo objetivo, medidas que fueron 
aplicadas por gobiernos anteriores: alinear a la región bajo los 
parámetros (económicos, políticos y de seguridad) que Estados Unidos 
considere adecuados, necesarios e inminentes para garantizar su 
seguridad nacional.
Notas:
[1] http://www.excelsior.com.mx/global/2017/03/30/1154933
[2] http://eleconomista.com.mx/industrias/2016/11/25/tlcan-no-se-movera-2017
[3] http://www.forbes.com.mx/gm-desafia-trump-fabricara-la-gmc-terrain-mexico/
[4] Cypher, James (2017) “La Trampa de la dependencia”, Le Monde Diplomatique (Cono Sur), edición 214, abril, pp 30-31.
[5] https://www.nytimes.com/2017/02/23/world/americas/john-kelly-rex-tillerson-mexico.html?ribbon-ad-idx=4&rref=world/americas
[6] https://www.nytimes.com/2017/02/13/world/americas/venezuela-vice-president-sanctions-trump.html
[7] http://www.southcom.mil/Media/Special-Coverage/2017-Posture-Statement-to-Congress/
[8] http://www.telesurtv.net/news/Culpan-a-Kuczynski-de-recibir-dinero-de-Odebrecht-para-campana-20170304-0019.html
[9] http://www.celag.org/el-ano-previo-a-las-elecciones-en-mexico-gasolinazo-y-neoliberalismo/
[10] http://www.southcom.mil/Media/Special-Coverage/2017-Posture-Statement-to-Congress/
[11] http://lawg.org/action-center/lawg-blog/85-monitoring-military-aid-in-latin-america
[12] https://www.nytimes.com/es/2016/09/22/es-hora-de-que-estados-unidos-deje-de-financiar-a-los-delincuentes-en-honduras/
[13] http://securityassistance.org/blog/honduran-environmental-activists-face-renewed-repression-us-security-aid-keeps-flowing
[14] http://lawg.org/action-center/lawg-blog/85-monitoring-military-aid-in-latin-america
[15] Ibid
[16] http://lawg.org/action-center/lawg-blog/85-monitoring-military-aid-in-latin-america
[17] http://www.southcom.mil/Media/Special-Coverage/2017-Posture-Statement-to-Congress/
[18] http://www.celag.org/el-comando-sur-en-america-latina-y-la-inestabilidad-en-venezuela-por-silvina-romano/
[19] http://securityassistance.org/latin-america-and-caribbean
[20] http://www.resumenlatinoamericano.org/2015/03/12/paraguay-permitira-instalar-otra-base-militar-de-ee-uu/; http://www.voltairenet.org/article195050.html
[21]
 
http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/07/12/sustancioso-informe-sobre-la-instalacion-de-bases-militares-yanquis-en-argentina/
 

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