Entrevista a Susan George, presidenta de honor de ATTAC
CADTM
Susan George (Foto: Álvaro Minguito)
Con
 más de 80 años, la presidenta de honor de ATTAC, Susan George, sigue 
siendo el referente mundial del activismo alterglobalización. Esta 
estadounidense, afincada en París desde hace décadas, ha sido la 
abanderada en la lucha contra el TTIP y otros tratados comerciales. No 
le gusta hablar de conspiraciones ni intentar adivinar el futuro, 
prefiere trabajar sin descanso por un mundo mejor, ya que, como ella 
dice, “nuestros enemigos son muy poderosos y no vamos a derrotarlos en 
un par de meses”.
Hemos visto cómo un hombre de negocios ha 
alcanzado la Casa Blanca. ¿Se ha roto la delgada línea entre el 
empresario y el político?
Es algo más que romper esa delgada 
línea, que por otro lado no estoy segura de que haya existido nunca. 
Ahora mismo el Capitolio está lleno de empresarios, lo cual en cierto 
modo ya se llevaba haciendo desde hace años en la Administración 
estadounidense, pero los nombramientos que hemos presenciado en los 
últimos días son una vuelta de tuerca más. Trump ha colocado al frente 
del departamento de medio ambiente a un negacionista del cambio 
climático, en políticas laborales a alguien que lleva años abogando por 
la eliminación del salario mínimo y al frente de los de educación y 
sanidad a empresarios que siempre han intentado eliminar la sanidad y la
 educación pública en favor del sector privado.
Trump acaba de 
romper el tratado de libre comercio transpacífico (TPP). ¿Se puede usar 
su proteccionismo para mostrar que el neoliberalismo y el libre comercio
 han fallado?
No creo que hayan fallado todavía, porque estos 
tratados no son simplemente sobre “comercio”. Estos acuerdos sirven para
 dar más poder a las empresas. Poder para demandar a los gobiernos si 
creen que una ley, y no sólo leyes comerciales, puede afectar a sus 
beneficios. Sirven para que puedan estar presentes cuando se escriban 
esas regulaciones; de ese modo pueden introducir sus productos de 
alimentación sin probar si son dañinos para nuestra salud o no. También 
son tratados para facilitar la inversión, lo cual antepone los intereses
 de los inversores extranjeros sobre los locales.
Por estos y 
otros motivos, no creo que estos tratados sean una cuestión de 
“comercio”. Yo no tengo nada en contra del comercio, siempre y cuando 
sea comercio entre iguales y regulado por gobiernos y no por grandes 
empresas. Tampoco es una cuestión de “proteccionismo”, que está bien si 
hablamos de proteger a tu gente, tu tierra o proteger tu estado de 
bienestar.
Pero parece que se trata de proteger sólo a su propio mercado.
Y
 ni siquiera eso, porque de ser así protegerían a sus empresas. Pero no 
es una cuestión de un proteccionismo habitual, que se podría solucionar 
con aranceles o sistemas de cuotas. Ese tipo de proteccionismo no es un 
problema para este tipo de empresas y no podrá parar estos tratados 
comerciales, ya que el objetivo de éstos es derribar lo que ellos llaman
 “las barreras tras las fronteras”. Lo que quieren es tumbar 
legislaciones que prohíban la venta de pesticidas de Monsanto o 
alimentos modificados genéticamente.
En 2008 escribió El pensamiento secuestrado: cómo la derecha laica y la religiosa se han apoderado de Estados Unidos. ¿Es Trump otro paso o el resultado de ese secuestro?
Claramente
 es un paso más de la amenaza neoliberal, que lleva 35 o 45 años 
imponiendo su camino. Yo sabía que iba a ganar Trump, no me sorprendió 
en absoluto, porque si impones el neoliberalismo a la población por más 
de 40 años el resultado tenía que ser Donald Trump.
¿Está el TTIP herido de muerte?
Trump
 ha dicho que no quiere ningún gran acuerdo comercial que incluya a 
muchos países, por lo que parece que va a dejar morir el TTIP. Bien por 
Trump en este punto, pero quién sabe, puede que mañana se despierte y 
cambie de opinión. De todas maneras no podemos bajar la guardia, ya que 
ha anunciado que empezará a negociar acuerdos bilaterales con países 
elegidos. Dichos acuerdos serán negociados para bajar los estándares y 
las barreras no comerciales, por lo cual serán igual de peligrosos.
El CETA se aprobó el día 15.
Sí,
 así es. El CETA es igual de peligroso, ya que tiene los mismos factores
 que tiene el TTIP. Además, todas las empresas norteamericanas tienen 
empresas subsidiarias o sedes en Canadá. La economía de ese país está 
fuertemente controlada por la estadounidense. De manera que si la 
empresa matriz X, con base en Estados Unidos, tiene un problema con una 
ley en España, puede pedir a su empresa subsidiaria Y, con base en 
Canadá, que denuncie al Gobierno español para tumbar esa ley. El CETA 
también tiene el mecanismo de arbitraje de diferencias inversor-estado 
(ISDS por sus siglas en inglés), con el cual las empresas pueden 
denunciar a gobiernos ante tribunales privados. Posiblemente también se 
base en la “cooperación reguladora”, lo cual significa que las premisas 
del trato se podrán ir variando y modificando en favor de las empresas.
Podrá
 afectar a muchos sectores. Uno que me preocupa mucho es el sector 
agrario, que tendrá que competir con un tipo de agricultura con una alta
 inversión de capital y maquinaria. No será fácil para los agricultores 
europeos competir en un mercado que se inundará de mercancías de Estados
 Unidos y Canadá, igual que no lo fue para los campesinos mexicanos que 
perdieron casi dos millones de empleos tras la firma del NAFTA, el 
tratado entre Estados Unidos, México y Canadá.
Siempre explica 
que la lucha contra el TTIP ha sido muy efectiva porque ese tratado 
afecta a muchos sectores, y estos sectores han luchado juntos. El 
problema global de la  deuda externa también afecta a la mayoría de sectores pero no tiene el mismo apoyo. ¿Por qué?
Tuve
 el privilegio de conocer a un exministro de Economía brasileño durante 
lo que llamamos la “gran crisis de la deuda en el tercer mundo”, a 
finales de los 80 y principios de los 90, y le pregunté: “¿Por qué no os
 unís varios países y hacéis un impago hasta que se os conceda una 
quita?”. Me dijo que lo había intentado, habló con Argentina, Uruguay y 
otros países, pero no lo consiguió. Eso debe cambiar y debemos actuar de
 otra manera esta vez.
Ahora mismo hay varios países en Europa que
 se encuentran en la misma situación en que se encontraban esos países 
durante aquella crisis de la deuda. Los enemigos son comunes y sabemos 
quiénes son: el  Fondo Monetario Internacional , la Comisión Europea y el  Banco Central 
 Europeo. Es un enemigo fuerte que tiene muchas formas de atemorizar y 
hacernos entrar en vereda. Hemos presenciado un buen intento y trabajo 
en este sentido en Grecia, de la mano de mi buen amigo Éric Toussaint, 
pero otros países no han apoyado a Grecia porque tienen miedo. Aquí está
 el problema y es lo que tenemos que cambiar. Los países bajo el yugo de
 la deuda se tienen que unir para decidir qué hacer con sus deudas y no 
pagarlas.
Remarca continuamente que la principal batalla debe ser la ecológica y energética. ¿Cómo debemos afrontarla?
Una
 de las principales metas que debemos tener en mente es Europa. Como uno
 de los continentes más poderosos, tiene una enorme responsabilidad en 
el medio ambiente mundial. Yo no creo que tengamos que gastar muchos 
esfuerzos en salvar Europa, pero en el tema climático creo que debemos 
intentar que Europa no se suicide, porque eso es lo que está haciendo 
ahora mismo con sus políticas energéticas y ecológicas. Por lo que 
tenemos que intentar cambiar el rumbo político de Europa.
Les he 
pedido a mis compañeros de ATTAC Alemania que centren un especial 
esfuerzo en intentar influir para ese cambio en su país, ya que 
actualmente las políticas neoliberales impuestas por Alemania al resto 
de Europa, y por ende las impuestas por Europa a gran parte de los otros
 continentes, son una amenaza directa para el planeta. Pero la población
 europea ya sabe que el problema ecológico y ambiental es real y que nos
 afecta, por lo que la batalla consiste en hacer ver a esa población que
 hace falta cambiar esas políticas europeas y a quienes las defienden.
Dice que “España ha sido usada como un laboratorio para ver cuánto podemos resistir”. ¿Ha acabado ya ese experimento?
No,
 no tiene pinta de que haya acabado. España sigue sufriendo las 
políticas impuestas de austeridad y de continuo endeudamiento, se sigue 
agrandando la desigualdad, y el poder de la  Troika 
 sobre España es cada vez mayor. Un cambio político en las últimas 
elecciones podría haber cambiado el rumbo de España y terminar con ese 
experimento. Pero parece que la coalición entre Podemos y PSOE fue 
imposible y España sigue en el mismo sitio y sufriendo las mismas 
políticas neoliberales que lleva aplicando desde que empezó la crisis.
Hace
 un año y medio dijo en una entrevista que “Podemos es una gran 
oportunidad, no sólo para España, sino para Europa”. ¿Todavía lo sigue 
pensando?
Sí, sigo pensando que Podemos puede ser una muestra 
muy positiva para el resto de países. Si llegaran al poder, ya sea 
dentro de una coalición con el PSOE o fuera de ella, podrían intentar 
cambiar el signo de la política española y mostrar el camino para otros 
partidos europeos que no parecen confiar en que un verdadero cambio del 
rumbo político de Europa sea posible.
 Yago Álvarez es socio fundador y redactor del medio online de economía crítica y social El Salmón Contracorriente.
 Como activista de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD) 
promueve la creación de grupos de auditoría ciudadana municipal y 
observatorios ciudadanos municipales. 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario