Michel Temer, presidente interino de Brasil. Foto: AFP.
“El gobierno de Temer
 se acabó”, sostiene el secretario de Relaciones Internacionales de la 
Central Única de los Trabajadores, Antonio Lisboa, entrevistado por el 
diario argentina Página 12. El dirigente gremial agregó que “La derecha 
está fragmentada y busca un líder, porque Temer perdió la poca autoridad
 que tenía y ahora cada uno juega su propio juego. Las protestas van a 
seguir ya que la población está percibiendo que esta gente vino a 
robar.”
–Si se acabó Temer, ¿quién gobierna?
–Temer asumió después del golpe contra Dilma sin popularidad y 
teniendo el respaldo condicionado de sus socios, y ahora ese apoyo se 
desintegró porque la derecha está  fragmentada. Está buscando un líder 
porque Temer perdió la poca autoridad que tenía y ahora cada uno juega 
su propio juego. El PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña) 
figura como partido de la coalición pero está con un pie afuera del 
gobierno, y lo mismo pasa con otros partidos que apoyaron a Temer sólo 
para sacar al PT del gobierno. ¿Quién va a apoyar a un presidente sin 
votos que tiene el 63 por ciento de la opinión pública pidiendo que 
renuncie y llame a elecciones como dice una encuesta del domingo pasado?
 ¿Quién va a acompañar a un presidente que en siete meses de gobierno, 
con todo el apoyo mediático, ya tiene peor imagen que Dilma antes de 
caer y cuando ella era masacrada por los medios?. Y esa impopularidad de
 Temer seguramente es más alta porque la encuesta de Datafolha se hizo 
antes de que se sepa que recibió 10 millones de reales (2,9 millones de 
dólares) de dinero sucio en 2014.
–¿Si Temer no termina el mandato, quién lo sucederá?
– Comenzaría por decir que estamos frente a un cuadro de descalabro 
general, que este gobierno se hundió mucho antes de lo que nosotros, en 
la CUT, esperábamos, y lo que esperaban las fuerzas de izquierda y los 
movimientos sociales. Creo que las protestas va a seguir creciendo 
porque la población está percibiendo que esta gente vino para robar y 
para obedecer a los  banqueros. Y como estamos viendo a más protestas 
más represión, y están aplicando la ley de seguridad nacional contra los
 manifestantes. Nosotros como CUT exigimos elecciones directas y la 
convocatoria a una asamblea constituyente que tenga como punto principal
 la reforma política, pero la verdad es que no creo que logremos las 
directas porque para que eso pase la ley establece que Temer tendría que
 renunciar hasta el 31 de diciembre, y eso no sucederá. Lo probable es 
que haya elecciones indirectas a lo largo de 2017 y en ese escenario el 
candidato favorito es Fernando Henrique Cardoso (del PSDB), un político 
muy bien visto en las elites locales y por Washington, él es el nombre 
más confiable para el capital transnacional.
–Ningún golpe es nacional.
–Por su puesto, este golpe tiene una motivación estratégica desde el 
punto de vista global porque Brasil es un actor de peso en la región y 
Estados Unidos estuvo involucrado en la caída de Dilma.
Acá hubo temas que pesaron mucho como el petróleo, las reservas 
gigantes que quedaron en manos de Petrobras durante los gobiernos de 
Lula y Dilma,  contrariando a las multinacionales. Y por supuesto hubo 
un apoyo decisivo de las elites brasileñas que quieren conservar sus 
intereses, y sus privilegios. Mientras hubo crecimiento las cosas 
estaban relativamente tranquilas. En 2010, el último año del gobierno de
 Lula se creció más del 7 %, luego  y luego se siguió creciendo pero a 
tasas mucho más bajas hasta 2012. Pero en la medida en que la crisis se 
agravó se acabó la tolerancia de las elites  con la distribución y las 
políticas sociales. Este año la economía va a caer cerca del 3,5 % y el 
año pasado cayó el 3,8%. Cuando hay recesión el capital no acepta perder
 su tasa de ganancia y lo primero que hace es echar al trabajador, y si 
ahora tentemos 12 millones de desocupados ese número va a seguir 
creciendo con la complicidad de este gobierno que ya avisó que sus 
prioridades son las reformas previsional y laboral. Este es el golpe de 
la concentración de riqueza y para garantizar que este país siga siendo 
injusto como siempre lo fue. La reforma laboral viene para retirar los 
mínimos derechos que tiene la clase trabajadora brasileña.
Golpe dentro del golpe.
El bloque de diputados del PT deploró ayer por la noche a la 
“dictadura judicial” encarnada en los fiscales que, horas antes, 
presentaron una nueva denuncia contra Luiz Inácio Lula da Silva en la 
causa sobre el Petrolao.
“Estos fiscales y juez Sergio Moro (a cargo del proceso) perdieron el
 sentido de lo razonable con acusaciones inverosímiles, ellos utilizan 
las denuncias y las sentencias selectivamente para hacer política contra
 Lula y el PT” denunciaron los legisladores.
Antonio Lisboa comparte el cuestionamiento formulado por el PT a lo 
que añade “este golpe tuvo una componente judicial muy evidente, hay un 
grupo de fiscales y jueces que participaron de manera militante contra 
el gobierno democrático, y especialmente contra Lula, que es el mayor 
líder popular que tuvo este país. En una encuesta que hicimos hace unos 
meses Lula fue considerado el mejor presidente de la historia por el 50 %
 y Fernando Henrique Cardoso fue elegido por el 9 %”.
“El golpe no terminó con la caída de Dilma, tenemos ese grupo de 
fiscales y el juez Moro que se dedican a perseguir a Lula a partir de 
cargos irrisorios como  el de acusarlo de el dueño de un departamento 
donde los mismos fiscales reconocen que él nunca estuvo”.
“Esa persecución  no es inocente, ellos tienen una demostrada 
intención de impedirle a Lula que sea candidato en las elecciones de 
2018, y este empecinamiento contribuye a aumentar el  descalabro 
político porque ya hay sectores de la propia derecha que se distanciaron
 de Moro, que algunos piensan que quiere ser candidato presidencial”, 
sostiene Lisboa.
El dirigente de la mayor entidad sindical latinoamericana vuelve a la
 idea del “descalabro” para referir a las peleas públicas entre 
políticos oficialistas y jueces, a los que les reprochan una fiebre 
justiciera que alimenta la desestabilización. Son disputas que alimentan
 “intentos de golpe dentro del golpe”, plantea.
–¿Hasta donde pueden llegar esos golpes intestinos, tienen 
algún peso aquellos grupos extremistas que insinúan una salida militar?
–Para el capital transnacional, que es sobre todo el capital 
financiero, no es muy conveniente tener a los militares gobernando. Hoy 
los militares son vistos como factor de inseguridad para los inversores 
extranjeros. El problema es que en Brasil todo está volviéndose muy 
imprevisible y este fin de semana el comandante del Ejército, general
Villas Boas, declaró al diario Estado de San Pablo que las 
posibilidades de intervención militar son cero. Ahora es preciso 
entender por que un diario  entrevistó al general justo cuando la crisis
 está en su peor momento. Una posible respuesta es que el diario Estado 
representa a los sectores de las elites que desde hace algún tiempo está
 señalando que la salida militar no está totalmente descartada. Pero en 
definitiva me parece que estamos hablando de una posibilidad remota 
porque los propios militares saben que ellos quedaron muy 
desprestigiados después del golpe y los 21 años de dictadura 
(1964-1985).
(Tomado de Página 12)
 

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