Los
 primeros 16 años del siglo XXI están caracterizados por rápidos e 
inesperados cambios en la situación geopolítica en el mundo y 
especialmente en Oriente Próximo. Nadie hace un año hubiera podido 
predecir que llegaría un momento cuando Rusia, Irán, China e inclusive 
Turquía tratarían de unir sus fuerzas en Siria para proteger sus propios
 intereses en cuanto a la seguridad nacional y a la vez contener el 
avance norteamericano en la región.
Lo interesante es que Abdullah Saleh era un aliado incondicional norteamericano hasta el 2011, cuando Washington lanzó la 'primavera árabe' en Yemen, Libia y Egipto. La oferta de Saleh vino 48 horas después de que el Pentágono anunciara el retorno del personal militar de Arabia Saudí, donde los especialistas norteamericanos estaban coordinando y dirigiendo los ataques aéreos saudíes contra Yemen. Más de 6.500 mujeres, niños y ancianos perecieron durante 16 meses de guerra contra los seguidores del expresidente de Yemen, y a la vez, esta guerra está arruinando la economía saudí, debido a que le cuesta a Riad —la capital saudí— unos 200 millones de dólares al día, llegando a un gasto total de unos 100.000 millones de dólares.
Toda
 esta unión de fuerza implica detener los intentos de 'balcanización' de
 Oriente Próximo promovidos por EE.UU. y sus aliados de la OTAN a través
 del 'caos programado' con el fin de tener fácil acceso a los recursos 
energéticos y acuíferos de la región. Para sorpresa de los 
globalizadores 'iluminados', precisamente este proceso de formación de 
nuevas alianzas geopolíticas se halla en marcha acelerada, lo que tiene 
en estado de 'shock' especialmente a Estados Unidos, que aprovecha 
cualquier ocasión para asestar golpes sucios a Rusia.
Por supuesto
 que nadie se atreve a pronosticar la duración de las nuevas alianzas en
 Oriente Próximo y su  efectividad, inclusive a corto plazo.  El mismo 
hecho de que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, hasta hace poco 
incondicional aliado de Washington, se haya encontrado con Vladímir Putin
 el pasado 9 de agosto en San Petersburgo para normalizar las relaciones
 entre ambos países, dice mucho. Soplan vientos nuevos en la región que 
favorecen a la formación de nuevas alianzas como un contrapeso al 
poderío norteamericano y sus aliados de la OTAN. Irán, que en los 
últimos 20 años, a pesar de las sanciones y presiones de Washington, no 
quitaba sus ojos y la esperanza de un nuevo acercamiento a Norteamérica,
 también decidió aproximarse a Rusia desde el punto de vista netamente 
pragmático, basado principalmente en los intereses de su propia 
seguridad nacional.
China,
 que durante más de un año estaba indecisa en colaborar o no con Rusia 
en Siria, sopesando todos los pros y contras, también ha decidido que es
 el momento oportuno para mostrar su interés por el futuro de Oriente 
Próximo y asegurar su espacio geoeconómico en Siria junto con Rusia. 
Todo esto explica la sorpresiva visita del jefe de la Comisión Central 
de la Cooperación Militar de China, el almirante Guan Youfei, al 
Ministerio de Defensa de Siria, donde tuvo una larga conversación con el
 ministro de Defensa, Fajad Jassin. Trataron principalmente sobre la 
participación de los militares chinos en la preparación de los soldados 
sirios y la ayuda militar.
Todo
 lo deben hacer en coordinación con los rusos y por supuesto, no por 
solidaridad con el presidente sirio Bashar Asad, sino tomando en 
consideración sus propios intereses. En primer lugar, no permitir el 
retorno de los yihadistas uigures, que están combatiendo en las filas 
del Estado Islámico o Daesh y el Frente Fatah al Sham —anteriormente 
conocido como Frente al Nusra, proscrito en Rusia y otros países—, a la 
región autónoma islámica de Xinjiang, en China. Se calcula que más de 
300 radicales uigures están combatiendo en Irak y Siria. En segundo 
lugar, los chinos están utilizando la visita del almirante Youfei a 
Siria como un mensaje a Washington por su agresiva interferencia en los 
asuntos del mar del Sur de China, por donde transita un 30% del comercio
 mundial. Y finalmente, la  presencia china sirve para resguardar para 
el país el espacio geoeconómico en Siria, algo que no podrían asegurar 
sin formar una alianza con Rusia.
Sin
 duda alguna, los asesores de Putin estudiaron detenidamente la política
 internacional de EEUU basada generalmente en promesas de ayuda 
económica o como suelen decir en la Reserva Federal, el incentivo de un 
"saco de dinero", que casi nunca aparece en el lugar prometido. A la 
vez, los líderes norteamericanos utilizan frecuentemente los chantajes, 
amenazas, presiones económicas, financieras y militares para promover su
 política internacional. Para los actuales gobernantes norteamericanos, 
el mundo está dividido en aliados, adversarios y enemigos, mientras que 
los rusos tienen una política internacional flexible y realista. No 
están buscando crear enemigos sino hacer nuevos amigos y tratar de hacer
 negocio con todos los países y formar alianzas, aunque cortas, para su 
beneficio. Esto está ayudando a Rusia a incrementar su poder global para
 desesperación de los norteamericanos.
Por eso no es de extrañar que después de 70 años, Moscú haya retornado a la 
base aérea de Hamadán
,
 en Irán, donde serán instalados los antimisiles S-300 y posiblemente 
los S-400. La presencia de los aviones estratégicos Tu-22M3 fue corta, 
pero la efectividad de los bombardeos rusos de las posiciones de Daesh 
en Siria utilizando estos aviones fue sorprendente y dejó a los 
militares de la OTAN sin comentarios. Tan rápido como los Tu-22M3 
aparecieron en Hamadán, con la misma velocidad dejaron Irán, porque, en 
realidad, Rusia no necesita estar allí y su presencia fue un gesto 
estratégico bien planificado para mostrar a los halcones 'iluminados' de
 Washington y sus seguros servidores de Bruselas que Rusia podría contar
 con Irán cuando lo necesite.
Viendo el acercamiento de Irán y 
Turquía a Rusia, el expresidente de Yemen, Abdullah Saleh, cuyo partido 
formó el Consejo Político que controla tres cuartas partes del 
territorio del país, declaró recientemente que "nosotros ofrecemos a la 
Federación Rusa todos nuestros aeropuertos y puertos para la lucha 
contra el terrorismo".Lo interesante es que Abdullah Saleh era un aliado incondicional norteamericano hasta el 2011, cuando Washington lanzó la 'primavera árabe' en Yemen, Libia y Egipto. La oferta de Saleh vino 48 horas después de que el Pentágono anunciara el retorno del personal militar de Arabia Saudí, donde los especialistas norteamericanos estaban coordinando y dirigiendo los ataques aéreos saudíes contra Yemen. Más de 6.500 mujeres, niños y ancianos perecieron durante 16 meses de guerra contra los seguidores del expresidente de Yemen, y a la vez, esta guerra está arruinando la economía saudí, debido a que le cuesta a Riad —la capital saudí— unos 200 millones de dólares al día, llegando a un gasto total de unos 100.000 millones de dólares.
Estados
 Unidos está tratando de hacer todo lo posible para hacer quebrar la 
formación de nuevas alianzas en Oriente Próximo, donde Rusia tiene un 
lógico poder predominante debido a la flexibilidad de su política 
exterior y a su capacidad de rápida adaptación a cada cambio de la 
situación geopolítica en la región. Así, su Gobierno está logrando 
mantener un equilibrio en las relaciones con Turquía y con los miembros 
de la resistencia kurda, tanto en Siria como en Irak. Moscú sabe 
perfectamente que a pesar de todas las declaraciones de Erdogan contra 
Washington debido a la participación norteamericana en un reciente 
intento de golpe de Estado en Ankara, Turquía no puede enfrentarse a 
EEUU por ser su aliado en la OTAN y ser un país receptor de la ayuda y 
armamento estadounidense. También el Gobierno de Erdogan está preocupado
 por su actual alianza con Rusia debido a las sanciones que puede 
imponer EEUU.
La 
visita
 del vicepresidente Joe Biden a Ankara está orientada precisamente a 
suavizar el enojo de Erdogan y hacer regresar a Turquía al control 
absoluto norteamericano. Conociendo la política de Washington, no sería 
nada nuevo si la Casa Blanca sacrificara a su mejor servidor turco, el 
millonario clérigo Fethullah Gulen, examigo de Erdogan, acusado por el 
Gobierno turco de estar detrás del golpe del 15 de julio pasado. Lo que 
no podría hacer Washington para satisfacer las ambiciones del presidente
 turco es desistir de su plan de crear un Estado kurdo en el norte de 
Siria, en la frontera con Turquía, siguiendo su política de más de dos 
siglos basada en la premisa: 'divide y reina'. Para los norteamericanos,
 tanto el 'Plan A' como el 'B' tienen como meta final la 'balcanización'
 de Siria. Erdogan lo sabe perfectamente y de allí viene su 
'aproximación' forzada a Moscú, para hacer subir su importancia en 
Washington.  El jefe del Comando Europeo (EUCOM) y la máxima autoridad 
militar de la OTAN, el general norteamericano Curtis Scapparotti,  se 
encontró hace poco con el jefe del Estado Mayor turco, el general Hulusy
 Akar, para recordarle quién es quién realmente en Turquía y que debe 
tener mucho cuidado en aproximarse a los rusos, considerados 
abiertamente por este general norteamericano como el "mayor peligro" 
para Norteamérica.
Así es la dinámica geopolítica en Oriente 
Próximo. Hace dos semanas, Turquía suministraba armas a los yihadistas 
de Daesh y al antiguo al Nusra, con el consentimiento de la Casa Blanca.
 Hoy día, los militares turcos lanzaron 200 proyectiles contra las 
posiciones de Daesh en la ciudad siria de Yarabulus. El mes pasado, los 
yihadistas del antiguo Frente al Nusra en Siria pasaron a ser 
considerados por los norteamericanos como terroristas, pero después de 
que al Nusra decidiera cambiar su nombre por el de Frente de la 
Conquista del Levante —Frente Fatah al Sham—, el departamento de Estado norteamericano decidió que los yihadistas del 'nuevo' Frente ahora son opositores "moderados".
Irán
 por primera vez en su historia permitió oficialmente a los aviones 
militares extranjeros, en este caso los rusos, utilizar su base militar,
 sin embargo, su ministro de Defensa, Husein Dehkan, declaró que todo 
esto se realizó porque "Rusia quiere mostrar que es una superpotencia… y
 quisiera proyectarse como un actor eficaz en el teatro de operaciones 
de Siria para poder negociar con EEUU y asegurarse un papel en el futuro
 político de Siria".  
Con amigos y aliados de este tipo, Rusia 
debe tener mucho cuidado pues según el escritor ruso Eduard Limónov, 
"con este tipo de aliados, no necesitamos enemigos". 

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