26 de marzo de 2014, 12:34Lima,
26 mar (PL) El ex presidente peruano Alan García Pérez alegó hoy otros
compromisos para no presentarse a declarar en un juicio por la matanza
de 69 campesinos, en su mayoría niños, mujeres y ancianos, perpetrada
por militares en su primer gobierno (1985-90).
La Sala Penal
Nacional a cargo del demorado proceso lo citó como testigo para hoy,
aunque el abogado del exmandatario, Genaro Vélez, sostuvo que el
citatorio se envió a una dirección errada y llegó al domicilio de su
cliente cuando este ya tenía otras actividades planificadas.
El letrado aseguró que García está dispuesto a presentarse a declarar
pero requiere ser citado "con la debida anticipación", aunque con
anterioridad ha negado ser responsable de la masacre y del ocultamiento
del hecho, así como la impunidad de sus autores.
Los abogados
de las familias de las víctimas de la masacre señalaron que el
exgobernante neoliberal debe informar a la corte sobre la política
contrainsurgente de su primer gobierno y sobre el ocultamiento de la
matanza perpetrada por fuerzas militares el 14 de agosto de 1985.
El principal reo del proceso es Telmo Hurtado, quien como subteniente
encabezó una de las patrullas que incursionó en Accomarca en una
operación antibsuvresiva y dio muerte a los campesinos bajo la sospecha
que colaboraban con el grupo armado Sendero Luminoso.
Hurtado
fue acusado por sus jefes de ser el único responsable y haber actuado
por perturbación temporal, aunque fue ascendido hasta el grado de mayor
y permaneció en el ejército hasta el año 2000.
Ese año renunció
el presidente de mano dura de Alberto Fujimori (1990-2000) y asumió un
gobierno transitorio que dispuso investigar las violaciones de los
derechos humanos de las dos décadas anteriores.
Entonces
Hurtado viajó a Estados Unidos, donde vivió hasta que fue expulsado por
infracciones migratorias en julio de 2011 y fue encarcelado en Lima y
sometido a juicio, en el que comparte el banquillo con otros 30
exmilitares de diverso rango.
En las audiencias, el exoficial
admitió, sin arrepentimiento, haber dado muerte a 31 de las 69 víctimas
y haberlo hecho por órdenes de sus jefes, a quienes encaró en el
proceso.
Hurtado reconoció también que las operaciones contra
los grupos armados eran usuales prácticas como la tortura, el
secuestro, la desaparición de prisioneros y las ejecuciones
extrajudiciales.
pgh/mrs |
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