
Especial para Cubadebate
¿Se puede llamar  triunfo de la democracia, la libertad, la razón, a  la ejecución brutal del líder de un país, capturado herido, en un  territorio arrasado por una invasión colonial, bombardeado día por día  desde el 19 de marzo pasado por la Organización del Atlántico Norte  (OTAN) y por  los mercenarios y tropas especiales extranjeras llevados  por esta coalición de la muerte?
¿A esto y al asesinato de más de 70 mil personas, al asedio y  bombardeo  durante más de un mes sobre  una ciudad pequeña como Sirte le  llaman democracia, libertad y razón, el presidente de Estados Unidos  Barack Obama y otros europeos, entre ellos  el “socialista” José Luis   Rodríguez Zapatero de España, sin ningún pudor? Sin olvidar las sonrisas  de Nicolás Sarkozy o de Silvio Berlusconi, que hoy festejan en una  Europa incendiada por la protesta  cuyo futuro es oscuro y trágico, como  toda vuelta atrás en la historia
Obama dijo también que espera “la conformación de un gobierno  interino”. Entonces ¿qué gobierno es el que reconoció junto a sus socios  en la aventura colonial en agosto psado  y el que  instó a reconocer en  la última Asamblea de la ONU?
¿El mismo que estaba conformado por escasos hombres libios, como  mascarón de proa, mientras que la  mayoría eran mercenarios de Al Qaeda y  cuya bandera monárquica quedó flameando en ese recinto, para deshonra  del mundo?.
Todo esto actuado bajo un falso “humanitarismo” para “proteger” los  derechos humanos del pueblo libio, al cual los invasores masacraron sin  piedad alguna, aplicando atroces torturas y asesinatos, incluyendo  racistas, como lo  denunció  la propia Amnesty Internacional.
La calidad moral y humanitaria de los invasores ha sido claramente  expuesta por los escasos seguidores de la verdad, mediante notas,  videos, transmisiones directas  como lo hace Telesur de Venezuela desde  el terreno de los acontecimientos, periodistas verdaderamente libres si  la libertad es sinónimo de verdad y desafío al discurso único maniqueo y  brutal del imperio.
Es posible que a la izquierda “moderna y “superada” no le guste la  palabra “imperio”, aunque no se sabe como le llamen a esto o qué  definición existe que reemplace incluso a lo establecido en los  diccionarios del mundo.
Lo que sucede en Libia es una invasión imperial-colonial, aprobada  por Naciones Unidas, resistida  con todo su derecho (universal por  cierto) por el pueblo libio y su mejor dirigencia.
La inmoralidad quedaba asentada desde que el 23 de agosto pasado el  llamado  Consejo Nacional de Transición (CNT) de Libia -organización no  creada por el pueblo, al que dejaron fuera de toda decisión, sino por  las potencias invasoras- ofreciera pagar  un millón 600 mil dólares y  amnistiar a quien “mate o entregue vivo” al líder libio  Muamar El  Gadafi.
Desde el momento en que el 19 de marzo pasado  Francia y Gran Bretaña  comenzaron a bombardear Libia con la OTAN detrás. adelantado la  intervención  en gran escala a partir del 31 de ese mes, la “mano  extranjera” fue la ejecutora del plan maestro de Estados Unidos con el  objetivo de apoderarse del petróleo, el gas, el oro, el agua, las  reservas de más de 270 mil millones de euros, que ingenuamente Gadafi  creyendo en la “decencia europea” depositó en sus bancos.
Y detrás también está el  proyecto estadunidense de golpear al euro, y  de control de Africa, con la creación del Comando Africom, mediante un  diseño absolutamente recolonizador y una extendida Doctrina Monroe,  destinada a la colonización de América Latina en el siglo XIX (1823) y  rescatada en pleno siglo XXI por el aspirante a candidato a la  presidencia del Partido Republicano Mitt Romney, quien el  pasado 7 de  octubre sostuvo que Dios había creado a Estados Unidos para dominar al  mundo y advirtió que su país “debe conducir al mundo o lo harán otros”.
El pueblo europeo será también otro gran perdedor en esta y otras  guerras. Los gobiernos de Europa sustentaron  el diseño fascista del  control del mundo que reconocen dirigentes como Romney en Estados  Unidos, que es a la postre el país que se quedará con lo mejor en el  reparto criminal de los restos de un país arrasado con el silencio  cómplice del mundo. Hoy mismo por CNN había quienes exigían una  actuación similar a la de Libia contra Cuba, Venezuela y otros países.  El fundamentalista Romney no está solo en el país del Ku klux Klan y del   Tea Party y los terroristas cubano- americanos de Miami que bien  acompañan a los lobos aullantes del sistema.
Miles de bombardeos han arrasado la infraestructura moderna creada  por  Gadafi en beneficio de su pueblo, al que  sacó de las tinieblas del  colonialismo y cuyo nivel de vida-reconocido por organismos  internacionales- era el más alto de la región.
Ahora las empresas de los aliados de la OTAN se disputan también la  “reconstrucción” del país que destruyeron, lo que será pagado con el  dinero robado y saqueado a los libios.
Durante más de ocho meses los bombardeos mataron a miles de personas,  dejando gravemente heridos y mutilados a otros miles mientras los  mercenarios  violaron a mujeres, torturaron y ejecutaron bajo atroces  sufrimiento a una buena parte de la población negra y africanos que  vivían en ese país. Y todo esto en una población de poco más de seis  millones de habitantes.
¿Qué hará el fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno  Ocampo  ante los crímenes de lesa humanidad cometidos por los invasores  de Libia?
Quizás si accionara como corresponde  remediaría en algo  la  ilegalidad de su actuación anterior al decidir el juzgamiento de Khadafi  y sus hijos cuando la OTAN bombardeaba Libia matando a uno de éstos y  su familia, entre ellos tres niños.
Moreno Ocampo acusó a Khadafi por un  supuesto bombardeo contra  manifestantes en Trípoli que nunca existió, todo a pedido de la ONU para  tratar de crear un justificativo falso a su resolución 1973.
El coro de periodistas e intelectuales que repitió este discurso  falso no sólo provino de la derecha colonial y tradicional aliada del  poder hegemónico sino de algunos sectores de izquierda “socialdemócrata”  -si puede haberla- o centroeuropeístas y de otros tan radicales que su  pureza está más allá del bien y el mal, lo que finalmente sirve a las  peores causas.
El brutal asesinato de Gadafi televisado como un mensaje de terror  demuestra de qué se trata la acción “humanitaria” del poder hegemónico  en Libia.
El relato único para crear un consenso mundial sobre el tema Libia se  desmorona, pero la impunidad que le aseguró  el aterrador silencio de  la comunidad internacional, salvo dignas y honrosas excepciones hará que  ahora sea uno de los “modelos de acción” que se intente imponer sobre  aquellos países del mundo en proceso de liberación o desobedientes a las  órdenes de Washington.
O de Wall Street,como sea que sea la verdadera esencia imperial que  avance en esta expansión sin fronteras en el mundo soñada por el más  delirante fundamentalismo de las últimas décadas, en lo que también se  esconden las decadencias, las crisis morales y económicas, los cantos de  sirenas, que finalmente sólo son cantos   fatuos y sirenas falsas.
En la lista de los “próximos” siguen  varios países  además de sus  actuales intentos contra Siria y el burdo  complot que le atribuyen a  Irán, que hace aguas por todas partes, tanto que hasta fue cuestionado   por congresistas de Estados Unidos,
Por lo pronto la alegría de los mercenarios que esperan repartirse el  botín de la recompensa,que seguramente quedará en manos de sus jefes de  las tropas especiales-tan criminales como ellos- de Estados Unidos,  Francia Gran Bretaña y otros.
La realidad es que la OTAN ha creado un héroe, un mito, una leyenda  que comenzará a andar por los caminos y las cuevas, por el desierto, por  los silencios plagados de murmullos de un pueblo que llora a escondidas  la muerte de su líder y de todos los que han perecido para que los  invasores cumplan su objetivo de no dejar nada en pie, salvo los bienes  por los que llegaron en nombre del “humanitarismo”.
La resistencia heroica obligó a los atacantes a mostrarse ante el  mundo cada vez más como fuerzas invasoras y se hizo evidente el uso de  mercenarios  llevados al lugar con la implicancia que esto tiene para el  pueblo libio.
Gadafi ha pasado a la eternidad, porque su asesinato miserable,  cobarde y cruel, ternina convirtiendo al líder libio  en un modelo de  dignidad para la  resistencia que habrá de continuar sobre escombros y  cenizas, como sucede en Afganistán e Iraq (diez años después en el  primer país y ocho en el segundo) pero esencialmente sobre la memoria  del genocidio de un pueblo que nunca olvidará y que nos reclama   solidaridad.
 
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