Era  un secreto. Un invitado inesperado iba a participar por sorpresa en el  Primer Foro Social del 15-M. El Premio Nobel de Economía, Joseph  Stiglitz, ha acudido “encantado” al Parque del Retiro para llevar a cabo un análisis sobre la situación actual.
Con un megáfono y un traductor improvisado, el Premio Nobel ha  repasado la situación política actual achacando los problemas de la  crisis económica a la escasa regulación de los mercados. “Los mercados  poco regulados han sido un experimento que ha durado tres décadas y  ahora son los Gobiernos los que tienen que responder”.
 Su primera intervención desató los aplausos de los acampados, que  mostraron su aprobación con el código asambleario, levantando las manos  en forma de agradecimiento y girando las muñecas.
Su primera intervención desató los aplausos de los acampados, que  mostraron su aprobación con el código asambleario, levantando las manos  en forma de agradecimiento y girando las muñecas.El autor de ‘El malestar de la globalización’ considera que la pelota  se encuentra en el tejado de los Gobiernos y que son ellos los que  deben responder a una serie de necesidades que actualmente están sin  cubrir. Entre ellas destacan la pobreza o la mala utilización de los  recursos laborales, dos aspectos que para el Premio Nobel de Economía  desembocan en una paradoja: que haya “gente sin techo y a la vez haya  hogares que no están siendo utilizados”.
Joseph Stiglitz se ha mostrado solidario con los centenares de  asistentes que escuchan atentamente sus palabras. “En mi país no estamos  tan mal como en España”, añade. La solidaridad es en su opinión el  pilar en el que debe basarse Europa para solucionar la crisis. En este  sentido considera un gran paso el dado el pasado jueves en Bruselas.
Impresionado con la “energía del movimento”, Stiglitz ha agradecido  al 15 M su esfuerzo. “Me llega al corazón”, declara para terminar por  animar a los allí presentes para “remplazar las malas ideas por buenas  ideas” a través de la organización, el debate público y el liderazgo.
“Va a ser un proceso difícil porque hemos estado inmersos en otras  ideas los últimos treinta años. El movimiento representa una oportunidad  de unir las ciencias económicas con el Estado Social y la solidaridad”,  concluye. Los indignados vuelven a aplaudir, esta vez se saltan el  protocolo y el respetuoso silencio da paso a una estruendosa ovación.
Carlos Limón / Público
 
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