
Georgina Saldierna
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Arturo Sarukhán, embajador de México en Estados  Unidos, hizo un llamado urgente a realizar un debate racional y  constructivo sobre una reforma migratoria integral en el vecino país del  norte, donde algunos actores han utilizado a los migrantes como chivos expiatorios
  en prácticamente toda discusión de política interna: desde la reforma  del sistema de salud hasta las elecciones intermedias de noviembre  pasado.
En un mensaje de fin de año, destacó la importancia que tiene para los dos países extender la actual asociación estratégica al ámbito migratorio.
Sarukhán se sumó al llamado de los jóvenes mexicanos en Estados Unidos para lograr que se apruebe la legislación conocida como Dream Act.
La aprobación de esta iniciativa puede constituir un primer paso para lograr una reforma que permita estructurar los flujos migratorios en forma segura y ordenada en América del Norte, subrayó.
Luego de señalar que durante 2010 la embajada mexicana en Washington desplegó una estrategia de defensa de los connacionales frente al embate que sufren y la promulgación de leyes racistas como la SB1070 de Arizona, destacó que todo mexicano que se encuentre en Estados Unidos merece ser tratado con pleno respeto, independientemente de si trabaja, estudia o está acompañando a sus familiares.
La falta de documentos migratorios vigentes o incluso el desconocimiento del inglés, no justifica que nuestros connacionales sean discriminados, vejados, abusados o estigmatizados, subrayó.
Resaltó una verdad de perogrullo, que no por serlo es menos  relevante: la inmensa mayoría de nuestros paisanos en este país está  contribuyendo al bienestar económico y social de la comunidad en la que  se desenvuelven
.
También recordó que 2010 presentó grandes desafíos para el bienestar y  el desarrollo de las comunidades mexicanas en ese país. Por una parte,  aun cuando ciertos indicadores económicos han mejorado en comparación  con 2009, la recuperación del empleo no se está dando al ritmo y con la  amplitud que se esperaba y, por otra, existe un preocupante deterioro  del debate sobre la migración en Estados Unidos, lo que ha generado que  algunos actores haya utilizado a los migrantes como chivos expiatorios
 en prácticamente toda discusión de política interna.
Para 2011 pidió a las comunidades enfrentar juntos los retos que se avecinan: desde evitar la multiplicación de iniciativas locales que se limitan a criminalizar el fenómeno migratorio sin reconocer a cabalidad las causas ni aprovechar las oportunidades que representa la migración, hasta la necesidad de continuar empoderando cívicamente a las organizaciones para que al participar en los procesos políticos que les afectan se aumente el costo real de sostener visiones erróneas que sólo satanizan a los migrantes.
 
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