
naturalque no quede apenas un edificio en pie y mueran en minutos un cuarto de millón de personas? ¿Es natural que no existan hábitos de higiene ni agua potable, causa principal de la aparición y rápida propagación del cólera?
Los medios
, los libros y manuales de historia políticamente correctos
  y el sentido común dominante siempre ocultan las causas sociales de la  pobreza. En el caso de Haití esconden su gran revolución social, pionera  de la independencia latinoamericana y primera verdaderamente popular  triunfante del mundo colonial, donde los esclavos negros arrollaron a  sus amos europeos y molieron a sus ejércitos, incluyendo el enviado por  Napoleón (1804). Fue una estrategia común de las viejas potencias  coloniales y la nueva república esclavista de América del Norte hacer a  los negros pagar muy cara su osadía y por mucho tiempo. No en balde el  patricio Thomas Jefferson advertía que de Haití provenía el mal ejemplo y  que había que confinar la peste en esa isla
. Se lo han cumplido  con creces, lo que sobresale mucho más este año con el discurso servil y  entreguista de la derecha sobre el bicentenario de la independencia  latinoamericana, que ha tratado de entregarnos una caricatura de  nuestros próceres y hecho caso omiso de la revolución haitiana como la  primigenia y fundadora, que tendió su mano generosa a Bolívar para que  pudiera reiniciar la contienda en el continente.
Haití fue aislado, como un siglo y medio más tarde intentarían hacer con Cuba, y luego empobrecido con saña y exprimido, primero por Francia y más tarde por Estados Unidos, que, aunque enfrentó una tenaz resistencia armada, lo ocupó entre 1915 y 1934, para dejar allí instalada una hacienda particular con su guardia pretoriana, el mismo modelo aplicado en otras tierras del Caribe. La tiranía instaurada a partir de entonces tuvo su apogeo con la dinastía duvalierista y tras una nueva intervención yanqui se implantó el libre comercio, que acabó con la tradicional agricultura campesina de subsistencia y expulsó al mar, la muerte o el exilio económico a cientos de miles. De producir casi todo el arroz que consumía pasó a comprarlo en Estados Unidos.
Lo que hace que un terremoto mate mil veces más personas allí  que en Japón o en Italia y que reaparezca en el siglo XXI una enfermedad  perfectamente evitable y curable como el cólera es el saqueo colonial e  imperialista, la dependencia y la consecuente degradación económica y  ambiental. ¿Y alguien ha leído u oído en algún medio dominante sobre la  batalla que libra en Haití contra esa epidemia la Brigada Médica Cubana?  He perdido la cuenta de las decenas de notas informativas y entrevistas  a representantes de no sé cuantas organizaciones humanitarias, dentro y  fuera de Haití, y la colaboración cubana no forma parte del relato.  Este silencio, como el existente sobre la historia de Haití, es  absolutamente deliberado. No es posible que ni un reportero de la prensa  corporativa se haya dado cuenta de la actividad incansable de casi 900  integrantes de la brigada cubana dispersos a lo largo del país en labor  profiláctica o dislocados, desde que estalló la epidemia e  independientemente de su especialidad, en todos los centros de atención a  pacientes de cólera en ese país. No es posible, además, porque a  solicitud del gobierno haitiano en sus hombros descansa la  reconstrucción y fortalecimiento del sistema de salud, labor que  realizan en estrecha cooperación con las autoridades y la sociedad  civil. Una prueba incontrovertible de lo que afirmo es el silencio sobre  las declaraciones de Niguel Fisher, alto funcionario de la Misión de  Estabilización de la ONU en Haití (Minustah), en las que afirmaba en  teleconferencia ante los corresponsales acreditados en la sede  neoyorquina del organismo internacional que la Brigada Médica Cubana  tiene a su cargo la mayoría
 de los centros de atención contra el cólera en Haití. Veinticuatro horas después los pulpos mediáticos no se han enterado.
 
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