Culminó  el proceso de elección presidencial de Colombia, con el resultado  previsto: El presidente Álvaro Uribe Vélez, antes Liberal y ahora  teórico de un nuevo movimiento político de derecha Liberal–Conservador,  abrió paso a la elección como presidente de uno de los más activos y  comprometidos funcionarios de su propio gobierno, Juan Manuel Santos,  quien tomará posesión del cargo de presidente el próximo 7 de agosto, y  quien dejó a su paso una cola de investigaciones por la tremenda  violencia oficial que está destrozando a Colombia, o los crímenes  masivos de jóvenes y otras gentes que protestaban contra el régimen de  fuerza de Uribe Vélez.
Yo creo que estas elecciones podrían abrir un camino hacia la civilización de la política partidista en Colombia, porque, un millón de muertos que ha pagado el pueblo colombiano por la violencia política partidista no será perdonado sin el restablecimiento pleno de la democracia en nuestro país. Yo estoy apuntado a esta corriente del pensamiento colombiano.
Santos tiene que  afrontar como presidente, las investigaciones que la propia Corte  Constitucional de Colombia investiga por los conflictos creados por  invadir el espacio aéreo de Ecuador para atacar a un grupo de las Farc,  por llevar a las conclusiones finales las investigaciones por el  asesinato en las cercanías de Bogotá de una docena de jóvenes  colombianos de diversa inclinación política, que fueron asesinados cerca  a Bogotá y enterrados en territorio cercanos a la frontera con  Venezuela en el norte de Colombia. Al tiempo, hay decenas de  investigaciones puestas en marcha por la Corte Suprema de Justicia y  otros tribunales en un esfuerzo dramático de los organismos judiciales  para poder evitar que la ola de crímenes cometidos a toda lo largo y  ancho de Colombia bajo los dos gobiernos que logró desempeñar el  presidente Uribe Vélez, con una maniobra electorera que autorizó el  derecho de reelección de los presidentes en Colombia, para un período  adicional al que tenía previsto la constitución vigente. Toda esta  porquería legislativa y electoral son el ambiente filosófico, electorero  y tramposo con que se inició el fin del gobierno de Uribe Vélez y el  inicio del gobierno de su sucesor Juan Manuel Santos, a quien hay que  abonar, sin embargo, que se ha atrevido a llamar para su gabinete a  varias personalidades del bipartidismo que estaban al margen de las  prácticas del presidente Uribe Vélez, y que tienen una trayectoria de  vida general y de servicio público, honesta y limpia.
En  mi escrito del 13 de mayo del presente año, en Argenpress.info, expresé  que “el domingo 30 de mayo de este año serían las elecciones  presidenciales, en medio de una tormenta de crímenes, asesinatos y  secuestros que el gobierno del presidente Uribe Vélez no ha sido capaz  de eliminar. De los 32 Departamentos que tiene Colombia solamente voy a  registrar los crímenes que se han cometido en dos de ellos, en Sucre y  Córdoba, situados ambos en la Costa Caribe colombiana, y que son de  población mediana en comparación con el resto de los departamentos en  que se divide Colombia. Los dos son apenas de pequeñas poblaciones, pues  la gran población de Colombia está en los Departamentos mayores como,  Antioquia, Valle del Cauca, Tolima, Santanderes, Cundinamarca, Bolívar,  Magdalena, Cesar, Amazonas, Vichada, Putumayo, Meta, Boyacá, entre  otros”. En ese texto editorial mío, del 13 de mayo, agregué: “ debo  recordar a los lectores de Argenpress, que Colombia lleva más de 40 años  de violencia interna en los que según los estudios del investigador  Jorge Orlando Melo, los asesinatos sobrepasan el millón de personas”.  “Precisamente es bajo el gobierno del presidente Uribe Vélez que se hizo  reelegir durante dos períodos presidenciales de 4 años cada uno, uno de  los períodos más sangrientos de la historia política de Colombia,  sometidos al régimen permanente de Estado de Sitio y acciones de guerra  de las Fuerzas Armadas Colombianas de tierra, aire y mar”. En esa nota  editorial en Argenpress, hice la previsión de que en la elección para  presidencia de la República en este año, no estará Uribe Vélez. Si Juan  Manuel Santos uno de sus ministros más comprometidos en los momentos de  más cruel violencia política estatal, pero quien en su discurso  electoral ha tomado una clara posición electoral de rechazo total a esa  clase de procedimientos electorales. Esto abre a sufragantes  independientes, como yo mismo, a esperar que se cumpla esa palabra del  candidato y se ponga fin a la centenaria violencia, como condición para  comenzar a construir la Colombia del siglo XXI, en las que todos estamos  empeñados.
Yo creo que estas elecciones podrían abrir un camino hacia la civilización de la política partidista en Colombia, porque, un millón de muertos que ha pagado el pueblo colombiano por la violencia política partidista no será perdonado sin el restablecimiento pleno de la democracia en nuestro país. Yo estoy apuntado a esta corriente del pensamiento colombiano.
 

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