Columna03 de mayo de 2019
Amy Goodman y Denis Moynihan
El sábado pasado, el último día de la festividad judía de Pésaj, un
supremacista blanco de 19 años de edad llamado John T. Earnest
presuntamente irrumpió en la sinagoga Chabad, situada en la localidad de
Poway, en California, y abrió fuego con su rifle de asalto tipo AR.
Según se informó, mató a Lori Gilbert Kaye, una de las congregantes,
mientras esta intentaba proteger al rabino, Yisroel Goldstein. Los
testigos presenciales declararon que Earnest le disparó dos veces a
Goldstein, quien perdió parte de un dedo, e hirió a otras dos personas
antes de huir. Fue arrestado poco tiempo después, mientras se difundía
un manifiesto plagado de lenguaje antisemita, supuestamente escrito y
publicado en internet por el asesino. En él, el atacante también se
atribuye el crédito por el intento de incendio de una mezquita en la
cercana ciudad de Escondido, realizado un mes atrás. Un mensaje en el
estacionamiento de la mezquita hacía referencia a la masacre en dos
mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, en la que fueron asesinados 50
fieles musulmanes. En su propio manifiesto, el agresor de Nueva Zelanda
describió al presidente Donald Trump como “un símbolo de la identidad
blanca renovada”.
El sábado, la congresista demócrata de Minnesota Ilhan Omar publicó
en Twitter: “Me duele el corazón después del tiroteo letal de hoy en la
Congregación de Chabad en San Diego, en el último día de Pésaj y seis
meses después del tiroteo en la sinagoga de Pittsburg. Como nación,
debemos enfrentar el aterrador aumento del odio y la violencia en torno a
la religión”. La congresista concluyó el tuit con la frase “El amor
triunfa sobre el odio”.
Desde que asumió su banca en enero de este año, Omar, una de las dos
primeras mujeres musulmanas electas para el Congreso y la primera en
usar hijab allí, ha sido un blanco frecuente de Trump. En uno de sus
ataques más recientes, el presidente posteó un video que alternaba
imágenes de Omar y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001
en Nueva York. Omar es atacada por su crítica implacable al apoyo de
Estados Unidos hacia la ocupación israelí de Palestina. Las amenazas de
muerte en su contra han aumentado drásticamente y ha sido denostada por
los medios de comunicación alineados con la derecha. Enfurecidas por los
ataques y la violencia, un grupo de destacadas mujeres
afroestadounidenses se congregó el martes frente al Capitolio de Estados
Unidos, en una acción que llamaron “Mujeres negras en defensa de Ilhan
Omar”.
Desde el escenario, la legendaria activista, académica y escritora
Angela Davis expresó: “Es hora de que salgamos a defender a aquellos que
representan nuestra visión política en la primera línea de la lucha. El
ataque contra la congresista Ilhan Omar, si bien está claramente
dirigido a ella como persona, también está diseñado para disuadirnos a
todas de hablar sobre temas polémicos. Los ataques en su contra que
salen de las publicaciones de Twitter del ocupante [de la Casa Blanca]
–así es, de las publicaciones de Twitter del inquilino– y las numerosas
amenazas de muerte de los nacionalistas blancos y sus partidarios son
una forma de enviarles un mensaje a otras mujeres negras, a todas las
que tienen puntos de vista políticos radicales y progresistas, de que
ellas también podrían ser víctimas de este racismo agresivo y violento:
‘Quédate callada… o sufrirás el destino de Ilhan Omar’”.
Junto a Angela Davis estaba la historiadora Barbara Ransby, asesora
del Movimiento por las Vidas Negras. También hablaron la profesora de
Princeton Keeanga-Yamahtta Taylor y Alicia Garza, cofundadora del
movimiento #BlackLivesMatter. Ayanna Pressley, la primera mujer
afroestadounidense electa como miembro de la Cámara de Representantes
por el estado de Massachusetts, exclamó: “¡Desde R. Kelly hasta Donald
Trump, lo que ya no podemos aceptar es el silenciamiento de las mujeres
negras!”. Rashida Tlaib, la única otra congresista musulmana, también
disertó en el mitin.
Cuando llegó la congresista Ilhan Omar, la multitud se alzó en una
gran ovación. Su discurso de 17 minutos fue una denuncia implacable
contra Trump: “Y en este momento, el ocupante de la Casa Blanca, como le
gusta llamarlo a mi hermana Ayanna, junto a sus aliados, están haciendo
todo lo posible para deslindar su responsabilidad e informar
erróneamente al público de los monstruos que crearon, que están
aterrorizando a las comunidades judía y musulmana. Porque cuando
hablamos de antisemitismo, también debemos hablar de islamofobia. Son
dos caras de la misma moneda de la intolerancia”.
En una entrevista televisiva reciente, Trump dijo de Omar: “Ella
realmente no entiende la vida, de lo que se trata la vida real, es
lamentable, tiene una forma de conducirse que es muy, muy mala para
nuestro país”.
Le guste o no a Trump, su país también es el país de Omar. En su
discurso, la congresista señaló: “No represento a una única voz
marginada, porque en este país ser negro es suficiente para ser
marginado. También soy mujer, es una segunda marginación. Además soy
musulmana. Y también soy refugiada, soy inmigrante, de un país de los
que llaman ‘países de mierda’. La realidad es que ese ‘país de mierda’
crió a una persona muy orgullosa y digna. Nuestras circunstancias no
serán siempre perfectas, pero eso no reduce nuestra humanidad. Y no
procuro defender la mía. Así que cuando este inquilino de la Casa Blanca
decide atacarme, sabemos que ese ataque no es para Ilhan. Ese ataque es
la continuación de los ataques que lanzó contra las mujeres, contra las
personas de color, contra inmigrantes, contra refugiados y,
definitivamente, contra la comunidad musulmana. Y hoy estamos aquí
diciendo de forma colectiva: ‘Tus violentos ataques, tus ideas dementes,
no son bienvenidas aquí’”.
Ilhan Omar era una refugiada de la guerra en Somalia cuando huyó a
Estados Unidos. De pie, con la cúpula del Capitolio a sus espaldas y
ante la multitud que salió a la calle en su defensa, la ahora
congresista Omar afirmó: “Si sobreviví a las milicias, sin duda puedo
sobrevivir a estas personas”.
© 2019 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero
internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y
televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del
libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos
extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique
Cono Sur.
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